Un ejemplar de la “Dinastía Zárate” que sueña con ponerse la camiseta aurinegra

Sobrino de Mauro y Rolando, Luca tiene 22 años, es volante ofensivo y se encuentra a prueba en el plantel del Mirasol. “Sería un desafío hermoso para mí y para mi carrera”, proyecta.

Se sabe que del árbol genealógico de la familia Zárate no salen hojas, sino pelotas de fútbol. Es una auténtica fábrica de futbolistas de primer nivel que se mantiene vigente con la fuerza y el talento innato de la descendencia. Uno de los ejemplares que recogió el guante del legado fue Luca Zárate, hijo de Ariel y sobrino de Sergio, Rolando y Mauro, todos jugadores de primerísima línea, quienes fueron grabando a fuego su apellido en el fútbol argentino y europeo.

Este volante ofensivo de 22 años, con pasado en Vélez Sársfield, Villa Dálmine, Flandria y UD Los Barrios (España), sueña como alguna vez soñaron sus mayores. Por estos días, se entrena en Almirante Brown, con el horizonte pintado de amarillo y negro. “Tengo muchas ganas. Es un club muy lindo y sería un desafío hermoso para mí y para mi carrera. Parece que va todo encaminado y ojalá que siga así”, se entusiasmó Luca, en diálogo con Radio Universidad“Llegué a prueba -continuó- y me preguntaron si quería quedarme para mantenerme en ritmo y ver qué salía en este mercado. Estoy muy cómodo, tanto el cuerpo técnico como la gente del club me han tratado muy bien. En junio se verá mi futuro”.

El hijo del Chino (ex Morón y All Boys, entre otros equipos) se considera un enganche clásico, aunque sabe que esa función es una especie en extinción. “Por eso, últimamente lo hice como volante interno. Ahora, Fabián (Nardozza) me puso en todos los puestos, ja. De lateral derecho, de volante, de punta... Pero, bueno, el hecho de estar a prueba es así”, explicó.

El joven mediocampista también se tomó un tiempo para repasar su carrera: “Arranqué a los siete años en Vélez y estuve hasta los 19. Debuté en Reserva y me entrené con Primera. Me tocó irme en busca de continuidad porque había muchos jugadores. Estuve seis meses en Villa Dálmine y después pasé a Flandria, en la B Metropolitana. Ahí rescindí y me fui al ascenso de España, en el club Los Barrios de Cádiz, pero allá no cumplieron con lo que me habían prometido y tomé la decisión de volver al país. Más allá de que estaba jugando como titular, no la estaba pasando bien con el tema extrafutbolístico”.

Como no podía ser de otra manera, la influencia paterna es fundamental para Luca. Acompañamiento, charlas y recomendaciones forman parte de un ámbito familiar en donde solo se respira fútbol. “Mi viejo me ayuda en todo sentido. Soy un afortunado en tener un padre futbolista, porque me da consejos que, por ahí, otros chicos no tienen esa posibilidad. Él está trabajando en Vélez y cuando llegamos de los entrenamientos nos contamos todo lo que hicimos”, contó.

La nueva generación de los Zárate se va abriendo camino. Tobías, hijo de Rolando, está en Deportivo Morón; un hermano de Luca juega en la Octava de Vélez Sársfield y hasta hace poco, Lautaro, otro primo de Luca, militó en Deportivo Merlo. “Más allá de lo que se conoció públicamente (NdeR: la pelea mediática entre Rolando y Mauro, cuando este último fichó en Boca Juniors), somos una familia muy unida. Por ejemplo, Tobías es como mi hermano. Nacemos con una pelota al lado. No es algo obligatorio, no nos sentimos presionados, es el camino que tomamos porque nos gusta”, resumió.