Metió un gol, festejó el triunfo de Liniers y rindió un examen en la secretaría del club

El central Santiago Formichelli fue el autor de uno de los tantos de la Topadora ante Juventud Unida, celebró con sus compañeros y, rápidamente, fue a dar un parcial, virtual, de la carrera de Martillero público en la UNLaM.

Foto: Prensa Liniers

Miércoles 13 de octubre, 16.48, estadio “Juan Antonio Arias de Villegas”. El árbitro del encuentro pita el final del partido y decreta el cuarto triunfo consecutivo de Liniers en el Torneo Clausura de la Primera D. Santiago Formichelli, el 6 del equipo y autor del primer tanto en la goleada ante Juventud Unida, por 3 a 0, festeja con sus compañeros, se cambia rápidamente en el vestuario y corre hacia la secretaría del club.

El joven de 23 años estudia Martillero Público en la Universidad Nacional de La Matanza y, justo ese día, tenía un parcial. “Fui temprano al club, con Marcelo (Gómez, presidente de la institución) conectamos la computadora y dejamos todo armado para rendir. Cuando terminó el partido, me cambié y fui a dar el examen… Creo que me fue bien, je”, le cuenta el central a El1 Digital.

Santiago, vecino de Parque Avellaneda, en CABA, cursa 2° año en la UNLaM y solo se dedica a estudiar y a aportar su granito de arena para que la Topadora llegue a la Primera C. “Por la mañana entrenamos y a la tarde, si no tenemos partido, estudio. La carrera la llevo a mi ritmo, sin volverme loco, hago las materias que puedo. Pero me encanta la Universidad. Es muy linda la estructura que tiene y tenía muchos conocidos que me daban buenas referencias, así que estoy muy contento”, comenta quien juega desde los cinco años al fútbol, hizo las inferiores en Huracán, jugó en la Cuarta y en la Reserva de Colegiales y viajó, en el 2019, a Italia.

“Cuando tenía que firmar el contrato con Colegiales, no lo firmé y tomé la decisión de irme a jugar allá, a un club que está en lo que sería la D de Argentina (ASD Cotronei 1994). Me salió la oportunidad y no lo pensé demasiado, porque es algo que no se da todos los días y no lo desaproveché. Fue una experiencia única, no solo en lo deportivo sino de la vida; aprender otro idioma, arreglárselas uno solo. Pero cuando empezó la pandemia, me quedé varado; estuve dos meses sin hacer nada, encerrado. Por suerte, el club me daba casa y comida, así que, cuando pude volver, me vine”, relata.

En diciembre de 2020 se incorporó a Liniers, seducido por las metas del conjunto matancero. “Es un club importante de la categoría, que había ganado el Torneo Apertura y tenía la posibilidad de jugar en la Copa Argentina, de jugar la final por el ascenso… Lamentablemente no se dio esa final, perdimos en el último minuto, pero pudimos hacer un lindo partido contra San Lorenzo en la Copa. Ahora, estamos en busca de una nueva final”, dice.

Y agrega: “Cuando llega un entrenador, uno renueva las expectativas. La idea de juego es similar a lo que veníamos haciendo, pero César (Monasterio) bajó un aire de tranquilidad y eso el grupo lo tomó muy bien. Desde que él agarró, ganamos cuatro partidos. Obviamente que tenemos grandes expectativas, pero todavía no se logró nada y tenemos que seguir enfocados en nuestros objetivos”.