Caso Báez Sosa: todos tienen que estar condenados

El abogado penalista Miguel Racanelli le dio su punto de vista a El1 Digital sobre el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa y argumentó por qué todos los acusados merecen una condena.

Por Miguel Racanelli*

Todos tienen que estar condenados. Para ellos, era una gimnasia agarrarse a piñas a la salida de los boliches. Eran matones que se peleaban, pero nunca mataron a nadie, aunque sí habrán lastimado a mucha gente. Esos malditos tienen que ir presos. Ahora, ¿tienen que ir presos de por vida? ¿El grupo total tuvo la intención de matar? ¿O solo uno de ellos?

Desde el punto de vista jurídico, es un caso complejo. Más allá de lo que digan los medios o el abogado Fernando Burlando, es muy difícil, objetivamente hablando, que se pueda probar la premeditación por alevosía. Se dice que lo dejaron en un estado de indefensión total, que puede pasar en una emboscada en el medio del campo, pero no en medio de una ciudad rodeado de personas, porque cesa el estado de indefensión.

Como padre, como hombre de sociedad, que los manden a la guillotina. Pero, jurídicamente, no alcanza con los hechos. La querella se cae. En los videos se ve a un grupo de desaforados pegándole a un pobre muchacho que no se puede defender, donde el principal golpe lo desmayó. La sentencia justa tendría que ser un "Homicidio simple" con una pena que oscile entre los 22 y los 25 años. Y no a todos, sino, tal vez, a Lucas Pertossi y Máximo Thomsen.

La participación de los demás, ¿fue necesaria o secundaria? Eso se verá. ¿Alcanza para una perpetua? Creo que no. Tampoco, incluso, para los más implicados. Sin embargo, todos van y deben ser condenados, como mínimo y en promedio, con 22 años. Aunque los medios y la opinión pública quieran lo contrario, no alcanzan los requisitos ni para la alevosía ni para la premeditación.

Incluso, los testigos que intentan colaborar con la condena, a veces, le dan una mano a la defensa. Uno de los médicos, que todos piensan que defenestró a los acusados, en realidad los ayudó al explicar que, en la última patada polémica de Thomsen, Fernando podría ya haber estado muerto. Entonces, no es vital, porque el chico ya no estaba vivo, no era persona.

Tomei, el abogado de los imputados, es muy astuto, muy vivo. En algún momento, hará hablar a los rugbiers, porque tienen que hacerlo, y mantenerse callados solo los entregará como unos corderitos. Querrán aclarar los puntos, pedir perdón a la familia y declarar que no lo querían matar a Fernando, pero que estaban con mucha bronca.

Otorgar perpetua para todos por una presión social y mediática solo lograría que, en tres, cuatro o cinco años, Casación apele a la Corte y dé vuelta el caso. Mínimamente, tendrán que enfrentar 20 o 22 años de condena, pero está claro que no pueden vivir en sociedad, pues son personas que lastiman y matan.

*Abogado penalista