Fracking: la posibilidad de Vaca Muerta en una economía afectada por la distorsión de precios

El economista Sebastián Scheimberg analizó la viabilidad de que Argentina importe gas en el actual escenario internacional. Además, opinó sobre el aumento en las tarifas de luz y gas, y de las experiencias de la gestión pública en obras importantes.

Por Sebastián Scheimberg*

El potencial de Vaca Muerta fue posible de desarrollar con nueva tecnología, y el pionero en esto fue Estados Unidos, a principios de este siglo. Pero es cierto que, en algún momento, los españoles trataron de comercializar el reservorio, momento en que el Gobierno argentino decidió expropiarlo. El problema que hay con la importación de gas es que hay una distorsión de precios: Argentina importa una proporción de lo que comercializa y, cuando se vende por debajo del costo, hay una demanda excedente.

Por otra parte, hay exceso de demanda y, necesariamente, se tendrá que importar. Si se crece en una forma sostenida, lo lógico es que se importe. El problema es cuando no se puede financiar la importación con recursos genuinos, es decir, el consumidor va a seguir pagando por debajo del costo y la diferencia la va a poner el Estado. Entonces, vamos a seguir con los problemas de déficit fiscal porque esos son subsidios económicos que afronta el presupuesto nacional.

Cuando se decide subsidiar un bien o un servicio, hay que pensar a quién se va a favorecer. Si se va a importar gasoil de grado 3, que se usa para los vehículos de alta gama, se va a subsidiar a la gente que tiene alto poder adquisitivo, lo que no tiene lógica. El remisero, por ejemplo, tiene la posibilidad de sustituir a gas natural comprimido y, si hay algo que tenemos en abundancia, es gas natural. Es cierto que el problema del financiamiento es serio, en este momento, pero se recupera la inversión en un año, en el caso del remisero. Por eso, hay que ver a quién se subsidia: si a la gente de alto o bajo poder adquisitivo.

Subsidios a la luz y el gas

En lo que hace a las tarifas de luz y gas, el Gobierno subsidia a las empresas para que puedan cubrir los costos. Si no hay aumento tarifario al ritmo del aumento de los costos, el subsidio va a crecer, no a disminuir. Había una pulseada fuerte que se dirimió a favor de (Martín) Guzmán. El ministro de Economía pudo imponer este aumento, pero es insuficiente porque la inflación vuela y un aumento del 20 por ciento es muy moderado.

No obstante, hay que ver qué va a pasar con la segmentación de las tarifas y cuál será la población objetivo. Con la cantidad de datos que hay disponible, se podría implementar, pero veo un temor grande de pifiarla.

Antecedentes de la gestión pública

Argentina tuvo experiencias buenas y malas cuando hubo una gestión pública en obras de gran envergadura. La experiencia buena, por ejemplo, fue cuando se instaló la planta de regasificación en Bahía Blanca y en Escobar. En 2004 se tomó la decisión y, en un año, la planta se construyó y se pudo pasar la emergencia que había por el faltante de gas.

Pero, también, hubo una experiencia negativa con el gasoducto del GENEA, que tenía que proveer de gas a la zona del Litoral, en las provincias de Formosa y Chaco, lleva diez años construyéndose y no se terminó. Esto tiene que ver con la voluntad y el poder político.

*Economista y docente de la UNLaM