Caída de salarios, derrumbe de la producción y una economía en terapia intensiva

La secretaria de Producción de La Matanza y exministra de Industria de la Nación, Débora Giorgi, analiza el presente económico. Cuáles son los índices más preocupantes y por qué "el superávit fiscal no es sustentable".

Por Débora Giorgi*

Vivimos una erosión sin precedentes del poder adquisitivo de los salarios, tanto formales como informales, y de las jubilaciones. Además, no hubo acuerdo por un nuevo Salario Mínimo, Vital y Móvil, que se fijó unilateralmente, cuando ya se registró un 35 por ciento de baja real de los salarios. Llama la atención la vertiginosidad y la profundidad del deterioro, que se refleja tanto en la baja de las ventas de los comercios como en la caída producción de nuestras PyMEs industriales.

En este contexto, lo que se evidencia es un empobrecimiento no solo de las clases más vulnerables, sino también de la clase media. Es un combo explosivo que incluye una caída del 35 por ciento de los salarios, del 43 por ciento de las jubilaciones, la interrupción de la obra pública y aumentos por desregulación, que resultan desbocados en el transporte, la energía y las prepagas.

A nivel nacional, se registran números tan malos y preocupantes que se debe buscar trece años atrás para encontrar un índice de uso de capacidad instalada tan bajo como el que se registra ahora. Además, el índice de la construcción es el peor desde 1993, a excepción de la época de la pandemia de COVID-19, cuando tuvimos el aislamiento social. Claramente, es una dinámica muy preocupante.

La vertiginosidad del deterioro de los salarios y las jubilaciones obedece a que el Gobierno nacional impone, a contramano del mundo, un modelo específicamente antiindustrial. En ese sentido, hay que tener en cuenta los precios relativos de una cadena de valor que produce con insumos importados y paga un Impuesto PAIS altísimo, frente a otro que puede importar directamente el bien final y, quizás, tributa mucho menos que el que elaboró utilizando un insumo importado.

El Gobierno hace mucho énfasis en lograr superávit fiscal. Pero hay un sinfín de medidas que consiguen un superávit fiscal que lo hacen no sustentable. Se puede ser devoto del superávit fiscal, pero, si se van dejando “esqueletos” dentro del placard, no es sustentable. Mucho más si esas deudas y recortes draconianos generan recesión, que, a su vez, reduce los ingresos fiscales y exige cada vez más ajuste.

Del mismo modo, ya hubo otros momentos de la historia en los que se creyó que la apertura económica y comercial era un correctivo o una medida para sosegar los aumentos de precios. Pero nunca vi que esta idea sea exitosa, sí generadora de despidos masivos.

*Secretaria de Producción de La Matanza y exministra de Industria de la Nación