Inflación, restricción externa y el maleficio de las problemáticas circulares

El economista Sebastián Scheimberg mencionó algunos de los problemas estructurales del país. Cómo ve la gestión de Sergio Massa y cuáles son las primeras "luces rojas" que hay que apagar.

Por Sebastián Scheimberg*

Creo que Argentina no está pudiendo resolver problemas estructurales. Unos días atrás, había dicho que la medida del dólar soja era una especie de parche que, de alguna manera, oxigenó las reservas del Banco Central, pero siempre a mucho costo porque no hay muchos negocios que funcionen bien comprando caro y vendiendo barato. La inflación tiene que ver con esto.

Vuelven a aparecer estos problemas en forma recurrente y no se está consolidando el Gobierno políticamente, no puede resolver cuestiones que tienen que ver con la puja distributiva. Tenemos conflictos por el lado que más aprieta el zapato de Argentina, que es la restricción externa. Se multiplican los conflictos gremiales y, cuando se resuelve un problema, aparece otro. No hay un programa económico que pueda abordar la problemática del país en forma estructural.

Al no resolver el problema de la inflación, padecemos las consecuencias de un refugio en el dólar, que es la moneda fuerte, y poca disponibilidad de divisas oficiales, por lo que distintos sectores tienen que recurrir al mercado informal y esto genera presiones en el tipo de cambio. Argentina sigue teniendo luces rojas por todos lados. Hay un desgaste muy fuerte y creo que la aspiración más optimista del Gobierno es que Massa llegue al final del mandato, parche tras parche.

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En lo que hace al conflicto del sector del neumático, creo que el anuncio de (Sergio) Massa de abrir las importaciones si no había una solución es correcto porque hay una puja muy fuerte con un gremio que se ponía muy duro en un contexto económico en el que, si comparamos la posición de los trabajadores de esta industria con el resto de la población económicamente activa, es un sector privilegiado. Creo que es una cuestión muy ideologizada y Massa está tratando de dar una amenaza al sector de los trabajadores porque la presión era interrumpir la producción, lo que generaría algo muy fuerte.

Creo que una economía más abierta genera mayor competencia y, a mayor competencia, los consumidores se benefician. Las industrias tienen que trabajar más fuerte la productividad, y un país integrado comercialmente al mundo siempre es más positivo que un país cerrado al mundo.

*Economista y docente de la UNLaM