Natalia Palavecino, la chica que pasó de las canchitas del barrio a jugar en la Primera

La defensora creció jugando al fútbol junto a sus primos y amigos del barrio cerca del Morumbí, el estadio en el que hoy se destaca en el conjunto conducido por Eduardo Cáceres y Carlos Balboa. También juega al futsal en la UNLaM.

Fotos: Echeverry Gustavo Foto

De la edición impresa.

A fines de los ‘90s, el fútbol femenino no tenía el auge que vive por estos días y las chicas que querían jugar tenían que hacerlo en las calles o canchitas de barrio, siempre y cuando los varones las dejaran. Natalia Palavecino, vecina del barrio María Elena, de Laferrere, y que soñaba de pequeña con jugar en el “Morumbí”, lo puede corroborar.

“Siempre me gustó jugar a la pelota. Cuando venían mis primos, jugábamos siempre. Cuando arranqué, no había fútbol femenino, tendría siete, ocho años, y jugaba con los chicos del barrio en la canchita, donde se hacían lindos torneos. Era la única chica. Después, empecé en el club, una sociedad de fomento, y había algunas chicas, que fueron las que me dijeron que había una liga municipal con equipos femeninos”, cuenta Chaco, quien, a los 19 años, después de pasar por el baby fútbol, se plantó en la cancha de 11.

Pasó por los planteles de Deportivo Paraguayo, Almagro, Lugano y Morón, pero la pandemia le imposibilitó seguir entrenándose y recién pudo volver hace un año. “Jugaba al futsal en Estudiantil Porteño y quería volver a cancha de 11. Y un vecino me comentó que, en Lafe, estaban probando chicas para el equipo de Primera, así que fui todos los martes hasta que quedé”, dice la marcadora central izquierda del Verde, pieza fundamental del conjunto que pelea en el torneo de la Primera C de AFA.

“Es una experiencia muy linda jugar en Lafe porque somos muy unidas con las chicas. La mayoría de las que integramos el plantel somos del barrio y hay un sentido de pertenencia increíble. De hecho, eso es lo que más se destaca en los partidos. Quizás no tenemos una jugadora habilidosa o que sobresalga del resto, pero tenemos mucho amor por los colores y dejamos todo”, destaca Naty.

Y agrega: “Estamos muy contentas con el equipo, con los técnicos; Mechón Cáceres y Carlitos Balboa, que son dos eminencias, saben un montón de fútbol y siempre nos apoyan para encontrar el mejor camino. La idea es ascender. Nuestro primer objetivo fue clasificarnos a la zona de ascenso y lo logramos; ahora, estamos dando todo para subir a la Primera B el año que viene”.

También defiende los colores de la UNLaM

“A la Universidad, entré en 2013, cuando se formó el equipo de fútbol 11 y, cuando nos dijeron que iban a armar el futsal, estábamos súper contentas con las chicas porque quedó casi el mismo plantel”, describe la estudiante del Profesorado de Educación Física, próxima a recibirse.

“La Universidad es mi segunda casa. Es un orgullo pertenecer y le debo gran parte de lo que soy hoy, así que siempre estaré agradecida. Me quedan tres materias y, este año, me recibo. Mi idea es trabajar en el deporte, que es lo que me gusta, pero hoy todavía pienso en jugar algunos años más”, plantea la también jugadora del equipo de Primera de futsal femenino.