Germán Rivero, gol, lesión y desahogo: “Se me pudo abrir el arco”

En su octavo partido en el club, el delantero concretó su bautismo de gol en Mar del Plata, luego de fallar un penal y anotar en el rebote. Todo eso, con una lesión a cuestas que lo obligó a salir de la cancha.

El cambio ya estaba decidido. Minutos antes de la media hora de juego, Germán Rivero, con una distensión en el gemelo derecho, se preparaba para dejarle su lugar a Wilson Chimeli. Pero había que esperar que el paraguayo terminara de hacer el precalentamiento. No se podía dejar al equipo con diez jugadores en la cerrada noche marplatense.

Para el Tanque venía siendo otro partido de amargura. Su octava presentación en Almirante terminaba, una vez más, con el arco en cero. Otra semana de acumular bronca y de seguir añorando a ese festejo que no llega. De repente, una corrida electrizante de José Escurra le devolvió el alma al cuerpo y anestesió la molestia que casi no le permitía pisar: penal para Almirante Brown. La chance inmejorable para terminar con esa racha maldita se había hecho presente en el estadio Mundialista. Era un guiño del destino para Rivero. Justamente, en esa cancha, disfrutó de una primavera goleadora en Alvarado, hace algunas temporadas.

Si el período de ineficacia fue un parto para el oriundo de Garín, el gol que lo sacó de perdedor también lo fue. Como en una película de suspenso, con pasajes dramáticos. Agarró la pelota, con el gemelo agarrotado y pateó cruzado, hacia la derecha del arquero. El uno de Alvarado (Juan Lungarzo) adivinó la intención y rechazó el remate, pero el balón empezó a alejarse de sus manos. Allí arremetió el Tanque, con un pique lleno de adrenalina para definir de zurda.

“En ese momento, no me dolió tanto. Después, en el viaje y cuando bajé del micro, me empezó a doler más. Cuando da el rebote, vi que el arquero no reaccionó rápido y llegué a pegarle a la pelota”, contó el ex Ferro Carril Oeste y Gimnasia de Mendoza, entre otros equipos.

Encima, pese a tener el grito atragantado desde el inicio del campeonato, su simpatía por el cuadro marplatense no le permitió festejarlo con la algarabía que se merecía. “Fue un club que me mostró mucho respeto y cariño. Entonces, uno tiene que agradecer y ser respetuoso con ellos. Igualmente, estoy muy contento por haber hecho mi primer gol acá. Se me pudo abrir el arco y sirvió para estar arriba”, destacó.

Rivero cambió el aire en Mar del Plata. Si bien la lesión muscular, probablemente, lo aleje de las canchas por un par de semanas, el regreso será sin esa mochila pesada. “Cuando no convertís, tratas de no pensar, pero se hace difícil. Y cuando salís por un cambio, pensás ‘uh, otro partido que no me tocó convertir’. Igualmente, si sacás un punto o un buen resultado, podés laburar mucho mejor”, concluyó.