María Gainza, escribir pintando

“El nervio óptico” es la novela en que la autora argentina vincula hechos de su vida con cuadros o pintores. La experiencia es fascinante porque el lector se sumerge en el mundo del arte de los lienzos y las témperas sin darse cuenta.

María Gainza (Buenos Aires, 1975) es especialista en arte, novelista y viene de una familia de la aristocracia porteña. Sin embargo, ella se siente fuera de esa clase. Su padre siguió la herencia familiar y fue director del diario “La Prensa”. Y ella empezó a publicar artículos sobre arte en los diarios, aunque no se considera una “crítica” especializada.

En la novela “El nervio óptico”, Gainza habla de su infancia, de sus paseos con el perro y el descubrimiento del Museo de Bellas Artes, que se transformó en un espacio lúdico y de conocimiento. Como ir a la plaza.  

Gainza figura en las reseñas de los autores más reconocidos que publican los diarios internacionales. “El nervio óptico”, publicado en 2014, lleva varias reediciones y fue traducido a más de una decena de idiomas. Ante tanto reconocimiento, la autora cree que es un “malentendido” que pronto pasará, según le expresó a Daniel Gigena en una nota en La Nación

Sin embargo, los lectores opinan lo contrario y la siguen con devoción. Pruebas al canto, el siguiente libro, “Luz negra”, de 2018, también fue recibido con gran repercusión.

Gainza escribe simple y claro, aunque lleva al lector a profundidades espirituales complejas, como la muerte de su esposo o el incendio de la casa familiar. Esos episodios tienen su correspondencia con la obra y vida de un artista.

La mano sutil de María hace que el texto se vea como un friso de matices, colores y formas que hacen menos dolorosas esas instancias límite. En Gainza no hay subrayados ni sobreactuaciones. Tampoco faltan situaciones cotidianas que convocan a una sonrisa tipo Mona Lisa.

La novela es disfrutable tanto para conocedores del arte como para neófitos. Esa es la virtud de la autora: escribe para todos y abre mundos que, quizás, dejen de ser desconocidos a partir de esta novela. La trillada frase de que el lector sale diferente después de haber leído un libro determinado se cumple a rajatabla con María Gainza. Una pinturita.