Las ficciones del 2023: cómo se hicieron “Argentina, tierra de amor y venganza 2 (ATAV 2)” y “Buenos chicos”

Uno de sus guionistas, Claudio Lacelli, hizo un balance de los proyectos televisivos emitidos por El Trece. “La gente quiere ver una historia de amor fuerte, con personajes con los que se pueda identificar, y que queden en la memoria”, destacó en diálogo con El1.

Del año 1983 al 2023. De un hospital, una pizzería, un teatro y casas de época, a una fiscalía, un local de tatuajes, una bar-cafetería y lujosas residencias. De médicos, periodistas, artistas y cocineros, a jóvenes en problemas y autoridades de la Justicia. Entre estos períodos temporales, escenarios y personas ficticias siguieron los televidentes las cautivantes historias de Argentina, tierra de amor y venganza 2 (ATAV 2) y Buenos chicos. Ambas tiras diarias nocturnas, escritas por Claudio Lacelli, junto a su equipo autoral, se han emitido de lunes a viernes, en el transcurso de este año, por El Trece.  

ATAV 2 tuvo 124 capítulos, transmitidos desde el 10 de abril hasta el 29 de septiembre. El relato se enmarcó en Buenos Aires, luego del regreso a la democracia, donde los personajes lucharon por el amor, la búsqueda de la verdad, la dignidad, sus derechos y justicia, atravesando un camino con traiciones, desilusiones, venganza, odios, pasiones y amores. El reparto estuvo integrado por actores y actrices como: Virginia Lago, Gloria Carrá, Federico D'elía, Juan Gil Navarro, Malena Solda, Toni Gelabert, Renato Quattordio, Federico Amador, Belén Chavanne, Justina Bustos, Nacho Di Marco, Alan Daicz, Camila Mateos, Jessica Abouchain y Eliam Pico.

“Me encantó todo lo que tuvo que ver con contar una historia de una época en la que yo era adolescente. Me gustó mucho investigar, y para eso contábamos con una historiadora. Cuando se nos ocurría una idea, antes de escribirla, le consultábamos si era posible, si eso era real. Además, hubo muchísimos temas que me interesaron tocar, por ejemplo, el SIDA, los desaparecidos, la dictadura, el teatro de revista, entre otros”, recordó Lacelli en diálogo con El1.

Por otro lado, Buenos chicos, en actual transmisión, arrancó al aire el 11 de septiembre y tendrá 122 episodios. Todo comenzó cuando un grupo de amigos ayudó y vengó a una de las chicas, víctima de un intento de abuso. Luego, los jóvenes cayeron en la trampa de una persona que los obligó a transformarse en una banda delictiva. Así, realizaron acciones comprometedoras y quedaron atrapados en un círculo del que no pueden salir. El elenco está conformado por: Jerónimo Bosia, Ornella D´Elía, Tomás Kirzner, Santiago Achaga, Gina Mastronicola, Rocío Hernández, Lautaro Rodríguez, Agustina Tremari, Carolina Unrein, Fran Vázquez, Gabriela Toscano, Luis Machín, Juan Palomino y Luciano Cáceres, entre otras personalidades.

“La novela me sacó un poco de mi zona de confort, porque el policial y ese mundo de delincuencia juvenil no es el lugar donde más cómodo me siento. Adrián Suar me preguntó qué quería contar, y yo ya había empezado a esbozar, de manera chiquita, en ATAV 2, la historia de las chicas trans. Entonces, le planteé que, para enamorarme del proyecto, quería que una de las protagonistas fuese trans. Inmediatamente me dijeron que sí, y se hizo el casting. Para mí fue un enorme placer narrar esa historia, no desde el morbo ni la oscuridad, sino desde el amor y la luz. Por la repercusión, me doy cuenta de que no me equivoqué”, compartió el autor.

¿Y ahora qué? La construcción de las historias

En la tira diaria ambientada en la década de 1980, Claudio coordinó la escritura junto a Lily Ann Martin, mientras que en la telenovela situada en la actualidad lo hizo con Willy Van Broock. Asimismo, en los dos proyectos, tuvo un grupo de colaboradores autorales. Generalmente, la dinámica consistía en, inicialmente, pasar las líneas principales de las situaciones de los capítulos y, posteriormente, se desarrollaban la estructura, el dialogado y las correcciones. Cabe aclarar que se trabajaban varios episodios de manera simultánea, y siempre se atendía a las modificaciones encargadas por la producción y demás roles líderes dentro de las ficciones.

A diferencia de proyectos de años atrás, en los que había poca distancia temporal entre el rodaje de las escenas y sus emisiones al aire, en ATAV 2 las grabaciones fueron en 2022, por lo que arrancó a transmitirse con las filmaciones ya culminadas, y en Buenos Chicos, aunque los capítulos se iban estrenando en la pantalla chica mientras los actores continuaban trabajando, sí había muchos episodios finalizados previamente a sus debuts en la tv.

Acerca de estas últimas modalidades, el autor planteó: “La única desventaja es que uno no puede modificar algunas situaciones que ve que al aire resultan mejor de lo que se esperaba. Hay historias que uno cree que no van a pegar, o que van a pegar un montón, y se equivoca, entonces, si se tiene la posibilidad de ver la reacción del público, rápidamente hace un cambio. Por otro lado, la enorme ventaja que tiene esta dinámica es que no entrás en grandes incoherencias, ya que, muchas veces, nos pasa a los guionistas que, llevados por el número de rating, pedidos gerenciales, dueños de las productoras, y demás factores, tenemos que cambiar el rumbo de la historia y surge algo incoherente. También hay una cuestión de producción que es mucho más práctica, si hay que hacer una escena súper complicada, o en una locación en particular, y no hay que salir al aire en tres días, se tiene un margen más amplio para hacerlo, tampoco exageradamente; hay que cumplir con los tiempos de entrega que pide el canal”.

Pasan los años, quedan las telenovelas

¿Qué cuestiones siguen, y cuáles se modificaron, en las tiras diarias a lo largo del tiempo? Ante esta pregunta, Claudio explicó: “Más allá de lo que uno cuente, lo que no cambia, es que la gente quiere ver una historia de amor fuerte, intensa, con personajes con los que se pueda identificar y que queden en la memoria, lo cual no es nada fácil de lograr. En cuanto a los cambios, tal vez, cuando yo arranqué, uno empezaba después de un final de capítulo que era fuerte, que hasta podía ser mentiroso, luego se contaba el episodio más o menos haciendo la plancha, y se pensaba en los últimos diez minutos para atrapar al público. No había redes sociales, por ende, la gente miraba eso solo y no se distraía por nada, hoy es distinto, hay que atrapar al espectador desde el minuto dos, que no quiera irse a otra plataforma o canal, sobre todo teniendo en cuenta que más tarde puede ver replicada la telenovela en otros lugares”.

En los últimos años, el fenómeno de las series en las plataformas de streaming, como Netflix y Prime Video, entre tantas otras, presentó una nueva posibilidad en torno a la visualización de los relatos audiovisuales. Es decir, en la mayoría de los casos, ya no hace falta esperar una semana, ni siquiera un día, para conocer el capítulo siguiente, porque una temporada se publica de forma completa, lo que contribuye a que muchos espectadores miren todos los episodios en modo maratón. Dicha modalidad tuvo sus impactos en el consumo y, a su vez, en la escritura de las ficciones diarias en la televisión.

“Si uno ve las telenovelas de hace 40 años, tenían un argumento cortito, que se extendía durante 200 capítulos. Hoy, cuando nos sentamos a escribir, pensamos en historias que duren tres episodios: uno de presentación, otro de desarrollo, y el último de resolución. Y, a su vez, eso tiene que llevar a otro lado, porque el público pide más, sino se aburre. Estoy convencido que eso tiene que ver con la gran cantidad de oferta que hay en las plataformas. Por lo tanto, nos tenemos que adaptar a eso”, confesó una de las mentes creativas de ATAV 2 y Buenos Chicos.

Otra de las modificaciones que transitaron las últimas tiras diarias, a diferencia de las de años atrás, es que no hay una dupla o trío protagónico, sino que se apuesta a la coralidad. Al respecto, el escritor postuló: “Creo que tiene que ver con que los productores ya no se juegan por una pareja que puede no pegar. La coralidad da la posibilidad de jugar un poco más. De todos modos, a mí me gustan ambas opciones, es decir, también me encanta tener una historia central de la dupla, el villano, la villana, y un par de papeles secundarios fuertes. Yo tengo la sensación de que es algo cíclico, y de a poco vamos a volver a la pareja central, a seguir la vida de esos dos roles. Porque, muchas veces, lo que pasa con la coralidad es que uno va haciendo descansar a ciertos personajes, quizás después de que hayan tenido una semana súper fuerte, para pasar a otros, no obstante, si el público está enamorado de uno, y tiene que esperar dos semanas para que renazca su preferido, se aburre”.

Más allá de la pantalla chica

Aunque la principal fuente de consumo de telenovelas sigue siendo la televisión, en un día y horario de emisión determinados, en los últimos tiempos se han ampliado los sitios y modalidades de visualización de este tipo de formato. Tanto ATAV 2 como Buenos Chicos no solo han sido observadas por la audiencia en su transmisión en directo, de lunes a viernes alrededor de las 23.30 por El Trece, sino que, a su vez, han sido miradas en el sitio web o el canal de YouTube de El Trece, en la plataforma de streaming Flow, o incluso en el mismo televisor de manera diferida a través de la opción de rebobinar y/o grabar.

Un punto de rating representa aproximadamente 100 mil personas frente a la pantalla, principalmente en Buenos Aires. A pesar de que las tiras diarias nacionales de este año han promediado alrededor de 5 puntos diarios en la medición tradicional –que sigue siendo la central-, a ese número habría que sumarle todas las ramificaciones, tanto en lo geográfico como en los dispositivos de acceso. Por ejemplo, dichos productos artísticos cuentan con acerca de 350 mil visualizaciones en cada uno de sus episodios publicados en YouTube.

“No podemos seguir pensando que un programa es un éxito o un fracaso por lo que se mira, únicamente, en la tv, ¡hoy los programas se ven en todos lados! Para mí, las tiras diarias son muy importantes porque, más allá de dar laburo a actores, guionistas, directores, productores, y demás áreas, nadie puede contar una historia nuestra como lo podemos hacer nosotros mismos. Es decir, yo puedo ver una novela turca, que desde mi punto de vista puede estar bien o mal hecha, pero no es una historia que me vaya a identificar, como sí lo pueden hacer nuestros personajes caminando por nuestras calles, o hablando de nosotros”, manifestó Lacelli.

Por último, agregó: “No podemos negar que estamos en una crisis, donde hacer una ficción es muy caro. Para un canal es preferible hacer un programa con un conductor y cinco panelistas que una tira donde tiene que armar decorados, exteriores, un elenco de 22 personas, etcétera, y quizás tiene el mismo resultado que ese programa, sin desmerecer. También hay que volver a entrenar al público para que vea nuestra ficción, esto de mirar un episodio y esperar al día siguiente para conocer su resolución. Yo me di cuenta que, agitando un poquito redes sociales, diciendo que en tanta cantidad de capítulos va a pasar algo muy importante, la gente se engancha. Eso mismo tiene que pasar desde la propia televisión”.