Gloria Carrá: “Las personas somos un compendio de emociones, situaciones y vivencias”

La actriz integra el elenco de la segunda temporada de “Argentina, Tierra de amor y venganza” (ATAV 2). Habló sobre la construcción física y psicológica de su personaje y sobre el valor de la ficción nacional en la pantalla chica. Su banda Coronados de Gloria y su legado artístico.

Gloria Carrá ATAV 2

Hay ocasiones en las que el televisor funciona como una máquina del tiempo audiovisual. Cuando los televidentes se sientan frente a él y ven una ficción de época se trasladan, al menos por un rato, al período histórico abordado en pantalla. Y esta travesía la experimentan múltiples personas cada noche, cuando sintonizan El Trece y miran la segunda temporada de Argentina, tierra de amor y venganza (ATAV 2). Por medio de la tira diaria, se transportan a comienzos de la década de 1980, luego del regreso a la democracia en el país. Y, allí, se encuentran con singulares personajes, como Sara Woodward, que es interpretada por Gloria Carrá.

Se trata de una mujer astuta y ambiciosa que proviene de una familia adinerada de origen inglés. Está casada con Rafael Machado (Federico D’Elía), y es madre de Luján (Belén Chavanne), Segundo (Renato Quattordio) y Alejo -quien falleció en la Guerra de Malvinas-. Desde la muerte de su hijo preferido, bebe para olvidar y sufre de jaquecas que combate con pastillas.

- Si bien viviste la época abordada en la ficción, en ese momento eras una niña. ¿Qué tuviste en cuenta para trasladarte física y mentalmente a ese tiempo?

- Para armar el personaje me ayudó muchísimo la ropa y el arte del lugar, ¡estaba todo súper bien pensado! Cuando llegué a Polka no podía creer cómo estaba ambientado, las casas parecían de verdad, después fue soltar la imaginación y jugar. Además, me sirvió ir a las pruebas de vestuario, ver lo que se usaba, recordar las telas y los vestidos que tenía mi mamá. Luego, para no peinarme todos los días, usé mi pelo en la parte de adelante y una especie de aplique detrás, lo cual estuvo buenísimo, porque se ve súper natural. Y miré mucho material audiovisual de los '80, que nos mandaban y que yo busqué. Investigué cómo eran las señoras de clase alta de ese momento, cómo se comportaban, cómo se mostraban y cómo se paraban para una foto.

- A nivel personal, Sara transita entre la dureza y la fragilidad: ¿cómo la compusiste?

- Fui descubriendo que había sufrido mucho y tenía heridas a flor de piel. En el fondo era una persona sensible en algunas cuestiones, que estaba muy endurecida por la vida que llevaba, por el matrimonio, por la muerte de su hijo, y por la clase social que la condicionaba. Siento que las personas somos un compendio de emociones, situaciones y vivencias, entonces, no me gusta hacer un personaje de una sola manera, le pongo muchos condimentos. A su vez, me interesaban las contradicciones de Sara, me divertía que era un poco mentirosa, eso de que a algunas personas les decía una cosa, y a otras otra, hasta en cosas sutiles, como cuando afirmaba 'siempre fui muy feliz casada con Rafael' y, al mismo tiempo, expresaba 'nunca fui feliz'. También tenía algo de ingenuidad, escuchaba muchas cosas del marido y las repetía. Y era media despistada, creo que por el alcohol y las pastillas tenía un poco frito el cerebro, ¡pobre Sara!

- Como mujer, vive las presiones sociales de la época y, a su vez, las transmite a su hija y a su nuera...

- Me parece espectacular realzar eso, porque era una manera de vivir. Las revistas de un poquito más atrás, aproximadamente en los '60, decían qué tenías que hacer para recibir a tu marido, sacarle el saco, ponerle la bata y las pantuflas, alcanzarle el diario. En ese momento estaba muchísimo más marcado, es el lugar de donde todas las mujeres venimos, de esos mandatos que, por suerte, ahora podemos revisarlos y caducaron. Aunque mucha gente sigue pensando así. Muchos me hablan de Sara y me plantean: 'la odiamos y la amamos', 'nos genera una contradicción', 'es tan diferente a vos, ¿cómo la compusiste?'. Considero que, al ser tan diferente, me da la distancia para poder mirarla y componerla, porque si yo estuviera pegada a lo que ella dice y hace sería mucho más lineal todo, no entendería demasiado. Yo no pienso así para nada, por lo tanto, eso hace que pueda divertirme haciéndola, y la dibuje más aún.

- Sara tiene ciertas actitudes nocivas frente a los demás, pero dista de las clásicas “villanas” de telenovela, al igual que ocurre con otros personajes “malvados” de ATAV 2. ¿Considerás que hay una resignificación del rol?

- Es la elección de cada uno. Sara cree que con su manera de obrar hace bien a sus hijos, siente que ella tiene razón y que ellos se van a equivocar mucho, que Segundo va a sufrir si es gay y que si Luján no está con su marido la va a pasar mal. También ve que Rafael hace cosas y piensa, 'mejor no me entero, acá estoy tranquila, no estoy haciendo nada malo, cosa de él'. Hay algo de eso, del 'no te metas', entonces, no es que ella sea la mala que agarra el arma y mata a la gente, pero sí hay algo de esa complicidad que también la hace un monstruo. Así es mucho más rico poder actuar, sino es aburrido. Y toda la beta de humor se la fui encontrando, hicimos buena dupla con Marina Castillo, incluso se nos fueron ocurriendo muchas cosas para Sara y Doris, había mucho jugo para sacar a cómo ella trata a la empleada. Los autores vieron eso, nos empezaron a seguir el juego y a escribir.

- La tira diaria se emite en el marco de los 40 años de democracia ininterrumpida, ¿qué valor considerás que tiene el abordaje de esta historia en una telenovela del prime time televisivo?

- Para mí, está buenísimo, porque no tenemos que olvidar. Hay gente que no lo vivió por suerte, pero está bueno que sepa más o menos cómo fue. Mi hija Amelia tiene trece años y está super interesada en el tema, no porque vea la novela, pero el 24 de marzo fuimos a Plaza de Mayo y ella estaba ahí preguntando y asesorándose. Me parece que los chicos se involucran mucho más. Y que la novela esté en el prime time es importante para eso también, para no olvidar, para recordar, o para decir '¡qué loco que esto pasó, y no tiene que volver a pasar!'. ¡Es tan importante que haya ficción! Y hay tan poca, no sé muy bien qué pasa, nunca tuve la mirada de productora, pero qué pasa que no hay trabajo, que no hay más canales haciendo ficción…

- En ATAV 2, cada personaje batalla por algo, sea el amor, la verdad, la dignidad, la justicia... ¿cuáles son tus luchas en la profesión?

- Lo primero que me aparece ahora es el paso del tiempo en las actrices. Esta exigencia muy grande que hay en las mujeres en general, pero que en nuestra profesión se vuelve más visible, esto de que siempre tenés que verte joven, sino hay un descarte, o pasas a hacer personajes que no tienen importancia. Yo veo muchas series extranjeras sobre mujeres grandes protagonistas, que son súper interesantes, por ejemplo, tratan qué les pasa a las madres cuando sus hijos crecen, y acá eso está pasado por alto. Recuerdo que en Estados Unidos hubo toda una cosa con Sarah Jessica Parker cuando empezó a filmar Sex and the city - La película, que decían '¡Qué grande que está, qué vieja!' Bueno, tiene más de 55 años, ¿quieren que siga teniendo la cara de porcelana de los 30? ¡No va a pasar! Además, hay una contradicción muy grande: '¡Se hizo de todo!' o '¡Qué vieja que está!' Es algo que no te permite estar relajada y envejecer en paz, hay mucha exigencia por la estética y la juventud. Y eso no pasa con los hombres, ellos a los 60 tienen al lado a una actriz de 30 o 40, para que se vean más jóvenes. Creo que es un problema de la sociedad, no queremos ver la vejez, entonces escondemos, pero todos vamos ahí, por suerte, ¡sino es que te moriste!

- Entre la actriz y la música, ¿dónde unís y dónde diferenciás estas facetas que conviven dentro tuyo?

- Las conecto porque tengo el escenario. Hay algo de salir a escena con cierta tranquilidad, que la tengo porque lo hago desde toda la vida, la actriz me ayuda a eso. Pero, después, las diferencio muchísimo, me siento muy distinta. Disfruto ser actriz y, para mí, actuar es jugar, sin embargo, la música me lleva a un lugar de mucho más disfrute, me pasa algo más libre, soy yo la que tiene eso para expresar, no digo nada que me dijeron, no soy un personaje. Coronados de Gloria arrancó desde mis canciones y, a partir de ahí, fui armando la banda. ¡Ya vamos a cumplir 10 años! Acabamos de tocar en Rosario y de estrenar el tema El frío de la ciudad.

- ¿Qué balance hacés de este décimo aniversario del grupo con el que vas recorriendo escenarios?

- Todavía no lo hicimos tanto porque es muy difícil mover por el país una banda de cinco personas, y más, porque por ahí hay algún asistente. En la medida que podemos, vamos girando, me encantaría recorrer y que la música llegue. Está toda la parte económica que es la más compleja de armar. La verdad es que nos llevamos muy bien, nos queremos mucho, es muy lindo lo que se genera estando juntos. Hay una luz que me hace gozar de eso y, a la vez, mirarlo desde afuera y decir '¡Che, esto está buenísimo!'.

Legado artístico

Gloria tiene dos hijas: Ángela Torres (24 años) y Amelia Cáceres (13 años). Ambas han emprendido sus caminos artísticos, experimentando distintas disciplinas. Ángela, como actriz, se ha destacado en filmes como Los padecientes y Más respeto que soy tu madre, en series como Solamente vos, Simona y Días de gallos, y en obras de teatro como Criatura emocional y Peter pan y, como cantante, ha lanzado temas como AWCH, Aló y La vida rosa. Mientras que Amelia ya tuvo una participación cinematográfica en la película El desarmadero

“¡Estoy orgullosa de las dos! Más allá del talento, son buenas personas, y me gusta por donde van sus pensamientos, son humildes. Ángela desde muy chiquita me pedía actuar y yo decía '¿será que es por acá?, por ahí es otra cosa', y no, claramente era eso. Hace poco hice un cameo en su videoclip Kitty, fue divertido, me encantó que me haya llamado para compartirlo con ella, le agradezco, ¡la admiro mucho! Y en Amelia me doy cuenta la pasión que le pone a bailar y a sus clases de teatro, lo que más le gusta es comedia musical. Me pone contenta ver que desde tan chiquita tiene una vocación, aunque a los 18 quiera ser abogada o arquitecta, que ahora tenga esa pulsión y esas ganas me parece buenísimo”, resaltó Carrá.

El origen de su apellido artístico

En los primeros años de la década de 1980, Gloria interpretó a Mercedes "Meche" Ferreyra, una de las niñas protagonistas de la exitosa serie de televisión infantil Señorita Maestra. A raíz de su enorme fama, la pequeña actriz, cuyo verdadero apellido era Currá, recibía múltiples llamados telefónicos, ya que no había muchas personas que se llamaran igual, por lo tanto, cambió Currá por Carrá. “Además, estaba bueno tener un apellido artístico, antes se usaba un montón. Darío Vittori me había dicho para modificarle una letra y salió Carrá, no pensé en Rafaella, aunque yo era re fan de ella, después me di cuenta. Y, hace poco, cuando cambié la foto de perfil de mi Instagram, también se alteró el apellido, se puso Currá, y no pude modificarlo, así que será que tengo que volver a ser Currá”, concluyó entre risas.