La violencia de género, investigada desde el punto de vista de los agresores

Un especialista en Salud y Sociología y una alumna de Trabajo Social realizan entrevistas a varones que ejercieron violencia de género para un estudio desde una “perspectiva socio-sanitaria”.

Un equipo de investigación de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) realiza un estudio denominado “Violencia contra las mujeres desde una perspectiva socio-sanitaria. Relatos de vida de varones agresores en el Municipio de La Matanza”. Se trata de un análisis desde la perspectiva de los hombres agresores, sus características, motivos y acciones.

Martín Hernán Di Marco, sociólogo y docente del Departamento de Ciencias de la Salud de la UNLaM, junto a Magalí Brizuela, estudiante de la Licenciatura en Trabajo Social, también de esta Casa de Altos Estudios, impulsaron este estudio de campo que surgió a partir de que la información académica e institucional sobre este tópico está referida únicamente, en su inmensa mayoría, a las estrategias de ayuda para las mujeres que sufren violencia de género.

“En general, las ciencias sociales, las ciencias de la salud, se van a preguntar por qué, qué ocurre, qué sentido le dan, y ahí surge el proyecto”, explicó Di Marco al aire de Radio Universidad. Según el sociólogo, esto “no tiene que ver solamente con violencia hacia la mujer”, sino con la forma en que los varones están construidos y qué recursos utilizan cuando se deben enfrentar a un problema.

Para el doctor en Ciencias Sociales, se trata de un trabajo que lleva a muchos recorridos, por lo que intentaron ir por “muestras un poco diferentes para ver si había similitudes o diferencias”. Sin embargo, lo más difícil, dijo, fue hacer las entrevistas, pero no por los entrevistados, sino por las instituciones en que se debía trabajar: “Las personas en las instituciones resguardan su propio personal, a las personas que están ahí”.

Con respecto a los varones de manera individual, existe un “hilo que es bastante clásico en violencia”: el agresor niega que es violento y no vincula sus acciones con un aspecto específico de su personalidad. Sin embargo, Di Marco remarcó que es importante no tomar a estas personas por “locos”, “enfermos” o “psicópatas”, porque se trata de “productos de algo” que se da de manera sistemática, con un “patrón general marcado en ciertos lugares” y con “determinadas características”.

Por su parte, Brizuela postuló los tres ejes principales de este proyecto: las explicaciones que daban los varones sobre la violencia, las percepciones que tenían sobre los dispositivos para detener la violencia y sus deseos sobre el futuro. La diferencia de las respuestas se daba por una variable en común: si el hombre había, o no, pasado por un dispositivo de masculinidades de manera avanzada.

“En una de las entrevistas, uno de los varones contó que escondía un papelito atrás de la puerta para ver si la mujer había limpiado o no había limpiado. Pero él lo hacía como desde un punto de que eso no  era violencia, y a través de reflexionar pudo entender un montón de actos que son violentos y que en el inicio no los pensaba así”, contó la estudiante. Según señaló Di Marco, el estudio ya se encuentra en etapa de cierre de trabajo de campo y, en adelante, pasará al análisis de la información recopilada para llegar a una conclusión.

En el Partido hay una línea gratuita por violencia de género que depende de la Secretaría de Secretaría de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidades de La Matanza: 0800-999-7272.