Por qué son buenos los conflictos entre los jóvenes y la política

El Lic. en Psicología Giancarlo Quadrizzi trazó un análisis sobre la situación de la toma en las escuelas porteñas; cuál es la posición que se debe tomar como sociedad ante estos casos.

Por Giancarlo Quadrizzi*

Parte de la vida estudiantil implica un aprendizaje político, para el cual hay distintos instrumentos legales, como la Ley del Centro de Estudiantes. Pero, más allá de eso, están los acuerdos institucionales de convivencia que plantean otro espacio de participación de los jóvenes en el ámbito académico. Esto tiene que ver con la participación juvenil y estudiantil en los conflictos sociales y la política.

Hoy estamos en democracia, nos ha costado mucho conseguirla y parte de vivir en democracia es que todos participemos en ella. ¿Quiénes más que los estudiantes para participar en problemas de estudiantes? Cuando queremos resolver un problema de los jóvenes sin dejar que ellos participen, entonces estaremos resolviendo conflictos relacionados con nuestra propia agenda.

Cuando ponemos el foco en el conflicto, y lo más vistoso es una toma, estamos errando el análisis, porque para llegar a esa instancia hubo una serie larga de procesos de participación que no fueron aprovechados, que no fueron llevados a resolución, al planteo de los problemas por las personas afectadas por ese problema. En estos casos, se suele decir que los jóvenes están haciendo política o que el tema se politizó, pero ¿cómo no va a estar politizada la participación de los estudiantes en su vida estudiantil? También se politiza, en cierto sentido, cuando se usa el poder político de otras personas para limitar, cuando se concentra el poder.

Lo importante es entender que el conflicto es importante y necesario: si no aprendemos a gestionar el conflicto y reconocerlo como un índice que nos indica que hay algo que está mal y tenemos que trabajar en eso, entonces lo reprimimos, y el resultado será que surja por otro lado. “El conflicto es como el agua: mucho nos inunda y nos ahoga, pero poco nos seca y nos debilita, y finalmente nos mata”, dice un maestro de la resolución de conflictos.

Por esto, es importante que todas las voces, las que estén a favor o en contra, puedan participar y plantear alternativas desde sus propias voces; esa es la clave de la participación, que sea con voz. ¿Qué estamos haciendo para que los jóvenes que no están de acuerdo con un reclamo sean partícipes y se les dé su voz? Nos falta a los profesionales, a las sociedades científicas que nos preocupamos por la vida de los adolescentes, definir con claridad que también hacen falta habilidades políticas para definir la realidad, para participar y para transformar.

Tenemos marcos legales para promover la participación de los jóvenes. Si no los usamos adecuadamente, vamos a llegar a momentos en que nos inundamos del conflicto, donde se nos prende fuego porque no le prestamos atención antes. Hay que aprender a hablar de política en un marco donde se respete al que piense distinto, tratando de comprenderlo a través del diálogo para llegar a ciertos acuerdos y, así, sostener nuestra realidad.

*Psicólogo