Unidad Penal N° 43 de González Catán: una retribución a la sociedad para volver a empezar

Los internos realizan tareas de ayuda social, cuidado del medio ambiente, donaciones y capacitaciones. Cuentan con un centro de estudiantes y reciben certificaciones de nivel universitario.

Detrás de un encierro que guarda historias personales de todo tipo, existe un grupo de acompañamiento colectivo que se traduce como ayuda a la comunidad. En la Unidad Penal N° 43 de González Catán, los internos comparten las mismas ganas de salir adelante a través de actividades como el estudio, el trabajo, las donaciones y mucha conciencia social.

Completar el secundario se convirtió en una tarea básica y esperable de cada uno de los confinados, ya que se concretó la construcción de un centro de estudiantes propio para quienes buscan aprender un poco más. Gracias a este, los detenidos tienen la posibilidad de recibir títulos y certificaciones avaladas por convenio con distintas universidades de la provincia de Buenos Aires.

Sin embargo, esta cárcel, hace diez años, era un lugar diferente al que fue en sus inicios. César, detenido hace más de 17 años en el penal, los mismos que lleva en funcionamiento el centro penitenciario, compartió a El1 todos los cambios, o logros, que consiguieron los internos con el pasar del tiempo.

Los estudios y el trabajo no fueron las únicas conquistas. Por medio de acuerdos con las autoridades, los detenidos llevan adelante un programa de donación a escuelas, comedores y hogares. A través del aprendizaje “mirando videítos en YouTube”, construyen desde bancos, mesas y ventanas, hasta pistas de autos Scalextric y juegos infantiles, destinados a las diferentes instituciones.

“También tenemos gente que nos instruye. Los chicos se capacitaron y aprendieron sobre carpintería metálica. Las autoridades y algunos compañeros ya liberados que trabajan en cooperativas nos consiguieron los materiales y las máquinas. Así se capacitó a 40 compañeros”, comentó el interno sobre la construcción de ventanas tras el pedido de una escuela, uno de tantos proyectos.

Dentro del penal, los reclusos están “todo el tiempo haciendo cosas”. En el lugar cuentan con capacitaciones en panadería, herrería, mecánica de motos, carpintería, peluquería, entre otras. Además, conciencian a sus compañeros sobre el reciclaje, cuentan con huertas, realizan tareas de promoción ambiental y colocaron tachos de basura de diferentes colores en cada pabellón para la separación de residuos.

Unidad Penal 43 de González Catán: la importancia del trabajo en equipo

“Hicimos un cambio, primeramente, en nuestras vidas. Venimos de una cárcel muy distinta a la que es hoy. Entre nosotros nos acompañamos, nos empujamos a laburar y estudiar. Tenemos todo armado estructuralmente. Yo me encargo de muchas cosas y paso por todos lados porque soy un hincha, pero somos un equipo”, finalizó el interno.