Brenda Gandini: “Hoy, mi enfoque profesional ya no está puesto en el ojo externo, sino en la diversión”

La actriz protagoniza la comedia dramática “Desnudos”, que se presentará en el Teatro Morón. Habló sobre el juego escénico que propone la obra y se refirió a la manera en que oscila entre el drama y el humor. Sus sensaciones al salir a escena y su próximo proyecto cinematográfico.

Brenda Gandini- Desnudos

Crédito Foto: Nacho Lunadei

Antes de ingresar al escenario, una actriz no solo se quita su ropa cotidiana y se viste con la de su personaje, sino que, además, se desprende de sus conflictos, pensamientos y sentimientos para apropiarse de aquellos que involucran a quien dará vida en escena. En el caso de Brenda Gandini, cada vez que actúa en la obra Desnudos, también experimenta el despojo que hace su personaje Ana, que se desnuda tanto físicamente, a partir de un juego con sus amigos y pareja, como espiritualmente, al exponer sus ideas y emociones sobre distintas cuestiones de la vida.

Un juego, que aparentaba ser divertido, resulta el disparador del peligro…

Sí, porque no deja de ser un contacto físico con la pareja de tu amiga/o. Es una propuesta que consiste en reconocer a tu pareja con los ojos vendados, donde hay que desarrollar el tacto, que quizás, al ver, hay sentidos que quedan de lado, uno a veces desarrolla más algunos que otros. ¿Sabés el relieve del cuerpo de tu pareja? ¿Cómo va siendo a medida que lo vas tocando? Y las tres parejas de la obra tienen colores distintos: está la de Emilia (Mercedes Scapola) y Martín (Gonzalo Heredia), quienes están recién separados y tienen un fin con este juego, que termina siendo más profundo de lo que intentaban proponer; la de Ana y Federico (Esteban Lamothe), que está muy bien y son esas personas que decís, '¡No puede ser que se lleven tan bien, dale!', y la de Carla (Sabrina Rojas) y Julián (Luciano Cáceres), que siento que ellos no crecen a la par, están en distintas sintonías, pero, a pesar de todo, siguen, y decís, '¡Chicos, no sigan más!'. El juego es el disparador en un grupo al que le suceden otras cosas y, a veces, lo que uno critica de la pareja amiga es el espejo de lo que sucede en la propia.

¿Cómo transitás las escenas en dúo y en sexteto?

Para mi pareja en escena, Luciano Castro (N.El1: el anterior intérprete de Federico) proponía una energía, y Esteban propone otra. Que Luciano se fuera implicó algo, como un duelo, hasta ahí fue una obra, y con la entrada de Esteban empezó a ser otro color, porque cada uno aporta una energía diferente, y siento que, ahora, es otra obra. Volvimos un poquito al guion original para recuperar algunas cosas que por ahí antes habíamos dejado de lado y está bueno, son procesos distintos. Si yo me bajara el día de mañana creo que también se modificaría Desnudos, porque cada uno brinda lo suyo. Sobre el sexteto, suele suceder, a veces no, que uno encuentra amigos en el grupo, y acá ocurre, estamos todos tirando para adelante, no hay un protagonista, nos gusta la obra y lo que se genera con el público. Arriba del escenario nos divertimos, todo el tiempo hay situaciones vivas, no hacemos todo el tiempo lo mismo. Y con el correr de las funciones uno va encontrando el sentido de lo que el autor quiso decir, porque al principio es más lo que a uno le parece, después va descubriendo el significado, escuchando a los compañeros, se va el nerviosismo, y la letra ya no es un problema. Entonces, que nos llevemos bien hace que también pase eso arriba del escenario y que nuestra diversión se traslade a la gente.

Además, en el transcurso de la obra hay una alternancia entre la comedia y el drama…

Sí, y algunas situaciones son tan dramáticas que la incomodidad te genera risa, porque lo viviste, te parece familiar, o te molesta. Desnudos tiene un montón de esos momentos, donde el drama va virando hacia el humor. Recuerdo que nosotros ensayamos sin público y el día del estreno se reían de situaciones que pensábamos '¿De qué se ríen?, esto no es gracioso'. Una obra se forma de espectadores, y cuando es comedia más todavía, uno no sabe qué situaciones son disparadoras de risa. Es tan importante la fusión que se produce con el público que todas las funciones son diferentes para nosotros, se ríen en momentos donde decimos, 'Ayer no se rieron ahí, hoy sí', nos proponen estar atentos a momentos que, por ahí, pueden generar otras cosas.

De gira por el Oeste

Desnudos se presentará el sábado 30 de abril, a las 20.30 y 22.30, en el Teatro Morón, ubicado en Nuestra Señora del Buen Viaje 851, Morón. Asimismo, el viernes 20 de mayo, a las 21, arribará al escenario del Teatro Gran Ituzaingó, situado en Mariano Acosta 55, Ituzaingó.

Partiendo del título de la obra, ¿de qué te despojás cada vez que pisás el escenario o un set de filmación?

Creo que me despojo de mí. Actuar me hace jugar a ser otra persona y a algo que por ahí no haría en mi vida normal. Entonces, siento que necesito despojar, más allá que a veces para las escenas, al hacerse en el día a día, uno accede a los modismos más propios, pero siento que me desnudo de mí. Realmente me gusta mostrarme de otra manera, ahí está la capacidad de poder jugar, de dejarme de lado y decir, 'Ahora soy tal, pertenezco a tal lugar, soy hija de tal, me dedico a tal cosa'. Y con los años aprendí a disfrutar porque, al principio, cuando uno es actor, está muy pendiente de hacer las cosas bien y gustar al resto, y hay algo que me sucede ahora, que mi atención está puesta en otro lado, sé que las cosas importantes pasan por otro lado, no por ser la mejor actriz, sino que el enfoque está en divertirse, en proponer cosas nuevas y hacer algo distinto, por algo elijo esta profesión. Por lo tanto, ya no pasa por el ojo externo, sino por la diversión. Soy una afortunada en muchos sentidos, lo mínimo que puedo hacer es disfrutar de lo que estoy haciendo.  

Pasando del teatro al cine, y también junto a Luciano Cáceres, ¿qué nos podés adelantar de El Nene Revancha?

Terminamos hace poquito de grabar, es la ópera prima de Gonzalo Demaría, un amigo del que admiro profundamente su trabajo. Ahí hago de la pareja del personaje de Luciano, que es un boxeador y queda ciego. Ella es una mujer muy sumisa, que vive para su marido. Hay un documental que cuenta la historia de un boxeador al que hace muchos años, para la pelea, en vez de ponerle talco, le ponían yeso, entonces noqueaba a sus rivales, de hecho, ha llegado a matar. Un poco la inspiración de la película parte de ese caso. Con Luciano ya es nuestra tercera película juntos, antes Las Ineses y Corralón, y Desnudos es la segunda obra que compartimos, ya hicimos Pieza plástica. Lo admiro y tiene una capacidad de hacerte sentir que podés lograr lo que quieras, es el compañero ideal en la actuación.

A lo largo de tu camino artístico, ¿tuviste que adecuarte o enfrentarte a ciertos patrones?

Soy más de enfrentarlos. A veces, por ser de determinada forma, te llaman siempre para un mismo personaje, y por ahí no te dan la oportunidad, entonces eso me pareció un desafío. Yo no quiero ser la chica que muestra un determinado tipo de belleza, me aburre, no pasa por ahí lo que quiero demostrar, y la verdad que me he tenido que enfrentar un montón de veces. Por ejemplo, pedía que por favor me hicieran casting, ya que me llamaban y me decían, 'Este personaje es tuyo', y yo respondía, 'No, por favor, quiero hacer el otro'. No quiero siempre hacer un tipo de personaje, porque sino siento que quedo encasillada, y también te vas acostumbrando a hacer siempre lo mismo y me aburro, realmente no podría. Al principio fue muy difícil romper con esa barrera, como también venir de cierto tipo de programas infantiles y que costara un montón dar el salto para entrar a otros programas que uno también quería.

Debut cinematográfico

La primera participación de Brenda en la pantalla grande fue a través de la película Las Manos, dirigida por Alejandro Doria y con la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM) entre sus productoras. En el filme, que sigue la historia del Padre Mario Pantaleo, un cura “sanador” por imposición de manos, la actriz interpretó a una chica que, tras sufrir un accidente, permanece hospitalizada en la misma sala que el protagonista.

Sobre su llegada al largometraje, contó: “La apuntadora de Floricienta, donde yo trabajaba, era amiga de Alejandro, y me contó que estaban buscando una chica que pareciera extranjera para una película que terminaría con sus ojos. Hice una prueba de cámara, en la que había muchas chicas, y quedé. La escena es muy chiquita, pero, para mí, ¡era enorme! Yo recién empezaba a trabajar, estaba formándome en la academia de Cris Morena y era toda una información que, hoy, lo veo en el tiempo y digo, '¡Los nervios que tenía en ese momento!'. Además, era trabajar con gente de cine, que cuando arranqué, cine, teatro y televisión eran como ámbitos muy diferentes, ahora siento que todo empieza a mezclarse, no hay tanto prejuicio, y uno como actor se tiene que adaptar a los distintos ámbitos, no quiere decir ser bueno en todos, pero está bueno y es una oportunidad laboral, ya que todo va mutando”.

Asimismo, sobre la experiencia de rodaje, recordó: “Tenía mucho nerviosismo, Alejandro me tocaba la cabeza y me decía, '¡Tranquila, vos solo abrí los ojos y pensá que te está dando la vida!', ¡Era un montón de información! (risas) Además, era la acción con la que termina la película, ¡mucha presión! Las Manos es una experiencia hermosa que recuerdo con mucho amor”.

Nueva ficción en camino

Muy pronto, comienzan las grabaciones de El Buen Retiro, una serie sobre un grupo de amigas que deciden pasar sus últimos días juntas. Además de Gandini, el elenco está integrado por artistas como Betiana Blum, Mirta Busnelli, Claudia Lapacó, María Leal, Luciano Castro, Gustavo Garzón, Mey Scapola y Renato Quattordio.