Los Pires sueñan goles en familia

Matías, Lucas, Gastón y Omar llevan la misma sangre y la misma costumbre goleadora en las Inferiores de Almirante Brown. Reunidos por el El1 Digital, estas dos parejas de hermanos-primos se proyectan compartiendo una cancha en el futuro y, en lo posible, con la camiseta amarilla y negra. “A todos nos gusta el gol”, coinciden.

Acá hay un sueño en común, pero cuadriplicado. Los pibitos Pires hacen un “cabecita” en una de las canchas auxiliares, mientras se imaginan un futuro venturoso, festejando goles o recibiendo ovaciones. Juntos a la par, o mejor dicho, de a pares, se proyectan saliendo a la cancha los cuatro, en familia, como en la mesa del domingo.

Antes que andar conociendo sus virtudes, conviene desovillar el entramado familiar. Lucas (18 años) y Omar (14) son hermanos, como lo son Matías (19) y Gastón (15). Son primos, entre sí, claro, porque sus padres son hermanos, que, a su vez, se casaron con una pareja de mellizas. Pura sangre futbolera, entonces, se criaron en el barro de la villa Santos Vega, de Lomas del Mirador, junto a algún que otro familiar que la movía lindo pero que quedó en el camino. “¿Sueñan con jugar los cuatro en Primera?”, les pregunta el cronista, obvio, como para romper el hielo. “Sí… O que, aunque sea, llegue uno”, pide Matías, el más grande del cuarteto.

ADN de gol
Desde el vientre materno, nomás, ya fueron creciendo como delanteros. “A todos nos gusta jugar arriba, nos gusta el gol”, resumen los Pires más grandes, Matías y Lucas, quienes, por edad, están ahí cerquita de pegar el salto a Primera. “Son encaradores y tienen mucha potencia”, los describe Damián Duarte Balbuena, uno de los técnicos que los modeló en las Inferiores. Los más pequeños, en tanto, recién están dando sus primeros pasos en la competencia oficial y ya se fueron rozando este año con los equipos de la Primera División.

“Nuestras familias siempre nos apoyaron para que juguemos al fútbol. Nos gustaría llegar a la Primera para agradecerles todo lo que nos dieron”, subraya Lucas, quien, por estos días, duerme en la concentración de la Ciudad Deportiva. Mientras, los purretes Omar y Gastón, escuchan con atención y respeto, y asienten silenciosos ante cada palabra de los mayores.

Dicen que el fútbol es una pasión y que se lleva en la sangre. Pero también se dice que es una larga carrera rumbo a un sueño. En eso andan los Pires, hermanados por el gol, en la búsqueda de la foto que los inmortalice posando en un Fragata Sarmiento de bote a bote, con la amarilla y negra tatuada en la piel. Será el cuadrito que decorará alguna pared del comedor, mientras se disfruta la inigualable calidez de la familia en una mesa de domingo.