Cómo se gestó, desde La Matanza y Morón, el primer paro de la docencia bonaerense a la dictadura

Este jueves 1 de junio se cumplieron 40 años de la huelga masiva que encabezaron los docentes de esos dos distritos y que culminó con una multitudinaria concentración en la Plaza Sarmiento de Ramos Mejía. La historia de esa gesta, hito clave para el nacimiento del sindicato SUTEBA en 1986, contada por una de sus protagonistas.

Este jueves 1 de junio se cumplieron 40 años del primer paro que docentes bonaerenses, liderados por la Unión de Educadores de La Matanza junto a la Unión de Educadores de Morón, llevaron a cabo contra la dictadura militar. En un país que se encontraba transitando un difícil camino para regresar a la democracia, aquel 1 de junio de 1983 -casi cinco meses antes de las elecciones del 30 de octubre- los docentes no sólo plantearon sus reclamos salariales y de condiciones laborales, sino también, comenzaron a sentar las bases sindicales que llevarían, tres años más tarde, a la fundación del Sindicato Unificado de Trabajadores de Educación de Buenos Aires (SUTEBA), el 31 de agosto de 1986.

Ya 20 años después, en una publicación del SUTEBA se recogía el testimonio de una de las dos secretarias generales de entonces, Cecilia Martínez, quien destacaba: “El diario La Nación señaló el ‘peligro’ de esta movida. En su editorial decía ‘qué hacen padres y chicos en una marcha de docentes, qué hacen docentes pidiendo por comedores escolares’”. “El 1 de junio es una de las fechas más entrañables para nosotros porque, además, fue tiempo de revancha para quienes vivimos la dictadura desde la condición de trabajadores. El haberse parado frente a ellos. Y no fuimos los únicos, otros compañeros dieron otras batallas. Nuestro sindicato viene desde ahí, tiene ese ADN, ese es su origen, el de pararse frente a los genocidas que hicieron la masacre más grande que vivió el país”, enfatizaba Martínez.

El1 Digital conversó con la docente y actual senadora bonaerense del Frente de Todos María Reigada, referente provincial y matancera del Movimiento Mayo y vocal titular del SUTEBA. En aquel momento, Reigada llevaba a cabo su labor docente en la Escuela Nº 64 de Rafael Castillo, y al ver las fotos de aquel paro y movilización, expresó a este medio que no puede evitar emocionarse. “La bandera de Escuela N°64 de Rafael Castillo la pintamos en el mismísimo patio de la escuela, entre varias maestras. Reconozco mi letra y la de mis compañeras en ella y me emociono…hace 40 años, este hito fundacional para nuestro SUTEBA, también ayudó a recuperar la democracia”, comenzó.

“A fines de febrero, principio de marzo de 1983 hicimos la primera asamblea en Ramos Mejía, en el viejo cine de Ramos, sobre Avenida Belgrano. Empezamos a ver cuáles eran las cosas que la docencia sentía con más fuerza como reivindicaciones. Surgieron petitorios, recuerdo a compañeras como Mary Sánchez, Susana Moledo, viajando a La Plata. En ese entonces los recursos de la Unión de Educadores de La Matanza eran casi nulos. Cobrábamos la cuota sindical en el patio de la escuela, en los recreos…recuerdo que la consigna más fuerte que teníamos era la equiparación salarial con la Ciudad de Buenos Aires. Cruzabas la General Paz y se cobraba bastante más”, recordó.

A este reclamo se sumaban las condiciones laborales. “Nosotros, con la extensión de nuestro Distrito, teníamos ‘escuelas rancho’, escuelas con jornadas acotadas, muchas con tres o cuatro turnos. Recuerdo que la Escuela N° 55 de Rafael Castillo tenías cinco turnos, porque no alcanzaban la cantidad de escuelas para la cantidad de pibes que había. No había WhatsApp, ni celulares, casi no había teléfonos en las casas de nuestras afiliadas. Así que había que recorrer, a patita, cada una de las escuelas, dar la discusión acerca de la necesidad de dar un paro a un gobierno que todavía era dictadura”, señaló.

El paro

Pese a las dificultades, lograron llevar adelante un paro que contó con una adhesión “total”. “Pegábamos cartelitos en la calle, con plasticola o cintas adhesivas. Charlábamos en los colectivos. Hicimos asambleas en colectivos, entregábamos volantes, pedíamos firma de petitorios. Así fuimos dando la posibilidad de elección de delegados para después construir este paro. Hubo dos o tres asambleas previas, para ponerle la fecha del 1º de junio”, rememoró.

“Primero nos encontramos en San Justo, donde todas las escuelas dijeron presente. Y después nos fuimos a Ramos Mejía, que fue el lugar de concentración, donde venían en tren compañeras y compañeros de Morón. Cruzamos por el puente que pasa por arriba de la estación (hasta la Plaza Sarmiento). Mary Sánchez era la secretaria general de la Unión de Educadores de La Matanza y Cecilia Martínez la secretaria general de la Unión de Educadores de Morón. Ellas hablaron a las maestras, a los maestros que estábamos en la plaza, esperando que se realizara el acto, con presencia de la CGT. El secretario general (matancero) Sluga estaba asombradísimo”, destacó.

Hacia el nacimiento de un sindicato

El paro fue un paso clave en la conformación de una unidad que desembocaría en la creación de un nuevo sindicato. “Ese día, armamos unidad con un paro que repercutió en los medios nacionales, como (si fuera) un paro en toda la Provincia de Buenos Aires. Fue así que otros distritos se fueron acercando a hablar con nosotros, con Mary sobre todo, y se gestaron las distintas uniones de educadores que nos dieron la posibilidad de ir construyendo el SUTEBA. Tres años después, tuvimos la creación del SUTEBA”, destacó la actual senadora bonaerense.

“Lo importante fue esa unidad que fuimos construyendo de a poquito. Esto fue parte de las acciones que los trabajadores fuimos haciendo para ir derribando a la dictadura. Ese día no tuvimos situaciones represivas y nos cuidábamos muchísimo de no hacer algo que fuera tomado como una provocación. El 16 de diciembre del año anterior la dictadura había asesinado a (el obrero metalúrgico) Dalmiro Flores en la Plaza de Mayo. Estábamos recuperando la democracia. Pero todavía estábamos en dictadura… recuerdo a Mary Sánchez y Cecilia Martínez paradas arriba de una mesa que habíamos llevado a la plaza (Sarmiento), porque no teníamos ni siquiera para poder pagar un escenario”, rememoró Reigada.

De aquella época, Reigada marcó que llegó hasta hoy un cambio conceptual para la docencia bonaerense: el reconocerse como parte del movimiento de trabajadores. “Siempre nos pensamos insertos en el movimiento obrero. Había expresiones sindicales de la docencia que estaban aisladas del movimiento obrero y fue parte de lo que produjo en un momento la expulsión de 22 distritos, que son los que conformaron las distintas uniones de educadores del Conurbano, que después fueron generando el Frente Gremial que desembocó en el SUTEBA. Había sindicatos que siempre estaban tratando de ayudarnos, el sindicato de Municipales, la UOM, el sindicado del Calzado, papeleros. Distintos sindicatos que conformaban en ese momento la CGT y nos daban cabida constantemente. Y con ellos fuimos aprendiendo a hacer sindicalismo”, concluyó.