Día de la Enfermedad Celíaca: cómo alimentar a un niño con esta condición

Aunque puede creerse que un infante celíaco es una complicación, los especialistas aprovecharon el Día de la Enfermedad Celíaca para concienciar en el mundo de la pediatría.

Dia de la enfermedad celiaca
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El Día de la Enfermedad Celíaca se conmemoró el pasado 5 de mayo con motivo de visibilizar y dar apoyo a quienes padecen esta condición. La importancia en el cuidado de la alimentación no solo es para los más grandes: según los especialistas, detectar una celiaquía temprana “criará a un adulto saludable”.

“No le tengamos miedo a la palabra harina”, alentó la pediatra Sabrina Critzmann en Radio Universidad. Y explicó que “la harina es la molienda de una semilla” y, por lo tanto, puede provenir de un cereal, fruto seco, legumbre o fécula de papa.

Ahora, ¿cómo se logra una dieta libre de harina de maíz en los infantes? Critzmann lo redujo a una simple reflexión: “Si los niños están expuestos familiarmente a lo que comemos los adultos, no es complejo alimentarlos bien”.

Día de la Enfermedad Celíaca: cómo tratarla en los más chicos

La celiaquía funciona de igual manera en los adultos que en los niños. Se trata de una enfermedad con síntomas variables que pueden provocar aumento de peso, falla en el crecimiento, diarrea, irritabilidad, aftas, boqueras y afecciones en la piel. Esta condición sistémica se caracteriza por la intervención de todo el cuerpo, que genera anticuerpos ante el gluten, como el trigo y la avena.

El intestino es el órgano más comprometido en estos casos, ya que su función es absorber los nutrientes. Al no tener la capacidad de hacerlo, se va “atrofiando” por la carencia de nutrientes, los huesos se debilitan y los síntomas más característicos comienzan a aparecer.

“Así como es importante ofrecerles buenos alimentos a las infancias, también tenemos que asegurarnos de que se puedan absorber bien para criar un adulto saludable. Sin embargo, en la cultura argentina, haya o no disponibilidad de alimentos, está muy naturalizado que comamos trigo, por lo menos, cinco veces al día”, señaló la especialista.

A pesar de esto, recordó que este país también produce “un montón de cereales y legumbres” que pueden ser consumidos en forma de harina. La quinoa, el trigo sarraceno y el mijo son algunos de ellos, que no suelen estar implementados en las comidas diarias.

“Es importante que esto sea consumido por los bebés, pero también por los adultos. El único tratamiento para un celíaco es excluir el gluten toda su vida, y las trazas de gluten en otros producto. Tal vez, debemos pensarlo por el lado de no restar, sino sumar”, agregó la especialista.

De este modo, reafirmó la idea de aprovechar harinas como las de arroz, arveja, garbanzo, almendra o girasol, y alertó sobre la contaminación cruzada en cualquiera de los tipos de celiaquía. “No se trata de cantidad, sino de que el mínimo trazo de gluten a alguien celíaco le puede hacer daño. Los utensilios deben ser específicamente destinados a la persona y cualquier tipo de comida se debe realizar en un espacio aparte para no desarrollar reacciones”, finalizó.