Analizan los residuos de un comedor para reducir el desperdicio de alimentos

Un estudio de caso realizado por la FAUBA en el astillero Río Santiago, provincia de Buenos Aires, permitió conocer los tipos de residuos sólidos que allí se generan, con la idea de recomendar estrategias para gestionarlos de manera sostenible.

La pérdida y el desperdicio de alimentos es un problema global con graves consecuencias sociales y ambientales. Solo en América Latina, cada año se pierden 127 millones de toneladas de alimentos, ya sea en la cadena de producción o luego del consumo.

Para solucionar esta problemática se deben generar manejos sostenibles de los residuos, orientados a desperdiciar menos alimentos y a recuperar materiales para darles nuevos usos. En este sentido, un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) analizó los residuos de una institución a fin de establecer posibles estrategias de manejo en el marco de la economía circular.

El estudio se llevó a cabo en el astillero Río Santiago, el más grande de Argentina y uno de los más importantes de América Latina. Marta Zubillaga, docente de la cátedra de Fertilidad y Fertilizantes (FAUBA), comentó que el comedor de la institución genera alrededor de 800 kilogramos por día de residuos, de los cuales 600 constituyen pérdida y desperdicio de alimentos. “Contar con esta información nos permitió proponer alternativas para un manejo sustentable de los residuos cuyo destino final hoy es el relleno sanitario”, comentó.

Los resultados: nada se tira, todo se transforma

Para elaborar estrategias de manejo de residuos húmedos se necesita conocer su composición química. Por eso, luego de hacer la clasificación se tomaron muestras para analizar en el laboratorio. El análisis determinó que los residuos tenían un pH ligeramente ácido y un contenido elevado de humedad, carbono, fibras y proteínas.

Según Zubillaga, las características químicas mencionadas permiten que los residuos húmedos se usen en distintos procesos de transformación biológica. “Por ejemplo, con estos residuos se puede hacer compostaje. Otra alternativa es la digestión anaeróbica -en este caso, sin oxígeno-, que da como producto biogás. Y finalmente, por su alto contenido de fibras y proteínas, estos residuos también se pueden usar para producir piensos para la alimentación animal”.

Marta sostuvo que la fracción seca requiere un tratamiento específico. Los residuos secos deben separarse según el material y reciclarse siguiendo el principio de las 3R: reducir, reciclar y reutilizar. Por otro lado, con la fracción mixta se debe hacer separación en origen. Esto implica diferenciar los residuos en húmedos y secos, y separar los distintos materiales. “Esto se puede lograr mediante capacitaciones, campañas de sensibilización y uso de botes diferenciados para disponer cada tipo de residuo”, ecplicó en diálogo con SLT-FAUBA.

Zubillaga concluyó diciendo que “Argentina no es ajena a este escenario y el país cuenta con algunas políticas públicas dirigidas a cumplir con este objetivo; entre ellas, en 2018 se reglamentó el Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos (Ley Nacional 27454). Es importante cumplir estas normativas teniendo en cuenta que la meta establecida en los ODS para el 2030 es reducir la pérdida y los desperdicios de alimentos a la mitad”.