“La situación se ha ido deteriorando por la crisis sanitaria”, asegura el secretario de Economía local

En una entrevista con El1 Digital, Marcelo Giampaoli desmenuza el estado de las finanzas municipales, con el impacto negativo que acarrea desde la profundización de la crisis en 2019 y ante los nuevos desafíos que supone la pandemia de coronavirus.

La crisis sanitaria desatada por la pandemia de coronavirus ha puesto a las finanzas de los municipios bonaerenses en una situación compleja. El combo de parálisis económica y caída en las recaudaciones propias, sumado al impacto de la inflación en el monto de los fondos que la Provincia coparticipa, no presenta un panorama alentador y es una preocupación que surge de manera recurrente en las reuniones periódicas que el Gobernador bonaerense, Axel Kicillof, mantiene con los intendentes bonaerenses.

En momentos en que el Ejecutivo de La Matanza debe rendir cuentas sobre cómo ejecutó el gasto del año pasado ante el legislativo local, el secretario de Economía y Hacienda local, Marcelo Giampaoli, dialogó con El1 Digital sobre cómo afronta el Municipio este contexto inédito de pandemia, luego de un 2019 en que la crisis de inflación y devaluación ya había golpeado las arcas municipales.

Esta semana, tuvo el primer encuentro informativo con los concejales por la Rendición de cuentas del año pasado, ¿cómo se ejecutó el gasto en La Matanza durante 2019?
Lo que tenemos que tener en cuenta es que la rendición es una foto de la situación contable y financiera del Municipio al 31 de diciembre de 2019, luego de un año en que se había agravado la crisis y había crecido mucho la demanda alimentaria. El presupuesto aprobado a fines de 2018 fue de 12.559 millones pesos, con una reserva de 3.000 millones de pesos destinada a sostener contingencias, como la transferencia de los subsidios del transporte y a la energía eléctrica desde la Provincia hacia los municipios que, luego, no se afectó a ese fin y quedó en el resultado final. El presupuesto ejecutado, finalmente, fue de 19.919 millones de pesos.
La verdad es que, en el encuentro de esta semana, hubo muy buena predisposición de los bloques, inclusive de la oposición, para analizar las cuentas. El Municipio ha cumplido con los plazos legales de la rendición, como lo establece la Ley Orgánica, a pesar de que la presentación ante el organismo externo de control, que es el Tribunal de Cuentas bonaerense, estaba prorrogada por efecto de la crisis. Así que esperamos que se apruebe el 28 de mayo en el Concejo.

¿Cómo se distribuyó el gasto en 2019 y cómo impactó la crisis en ese sentido?
Nosotros dividimos el gasto en tres grandes sectores: administración municipal, que son los gastos de mantenimiento propios de la gestión; inversión urbana, que incluye obras públicas e infraestructura; e inversión social, que incluye todo lo que es desarrollo. El 13,8 por ciento del gasto se destinó al mantenimiento de la administración, la inversión urbana se llevó el 48,8 por ciento y el 37,4 por ciento restante fue a inversión social, en un año en que se registró un aumento muy importante de la demanda alimentaria.
Recordemos que la Provincia, y sobre todo Nación, se ausentaron por completo de la grave situación alimentaria en el Distrito y el Municipio incrementó notoriamente las partidas destinadas a esta finalidad. Desarrollo Social y Salud representaron más del 25 por ciento del presupuesto total, especialmente, si tenemos en cuenta el caso del hospital René Favaloro, de Rafael Castillo, para el que, en 2015, se había hecho un acuerdo tripartito entre los tres niveles del Estado. Pero, con el cambio de gobierno en Nación y Provincia, desde 2016, ese aporte se retiró y el Municipio lo sostuvo con sus fondos, al menos, para mantener un servicio de guardias y consultorios externos.

¿Y qué pasó con los fondos de coparticipación?La verdad es que La Matanza perdió mucho. A lo largo de los cuatro años de gestión de Cambiemos, se notó un deterioro de las transferencias. Nuestro Distrito estuvo dentro de los 35 municipios bonaerenses que no recibió un solo peso de Adelantos del Tesoro de la Nación y, en lo que es transferencias de Provincia, el Municipio perdió un 8,5 por ciento del total. Ahí no está solo la coparticipación provincial, sino también todos los otros fondos que se transfieren de la Provincia al Municipio, como la descentralización del impuesto sobre los Ingresos Brutos y patentes, entre otros. A lo largo de esos cuatro años, perdimos 1.480 millones de pesos porque no se mantuvieron los coeficientes de participación del año 2015.

¿Cómo impactó esa situación en las cuentas municipales?
-El problema es que se revirtió la disposición de recursos en el Municipio. En 2018, era mayor la cantidad de recursos provinciales con respecto a los municipales sobre el total del presupuesto: 57 por ciento eran fondos que llegaban desde el Gobierno bonaerense y el 43 por ciento restante, propios. En 2019, producto de esta falta de transferencias de los Estados nacional y provincial, el Municipio pasó a una relación inversa: el 51,5 por ciento del gasto surgió de fondos propios y el 48,5 por ciento, de los provinciales. Tuvimos que aprender a manejarnos con nuestros propios recursos.

La crisis desatada por la pandemia no ayuda a mejorar la situación, ¿cuánto bajó la recaudación y cuál es la situación actual?
La situación se ha ido deteriorando en este contexto de crisis sanitaria y, en nuestro caso, se suma la crisis alimentaria. En lo que va de este año, la coparticipación, respecto a 2019, creció apenas un 35 por ciento. Si analizamos que venimos de una inflación acumulada de 55 por ciento desde el año pasado, sin contar la de este año, tenemos una pérdida de 20 puntos aproximadamente. Nuestra tasa de servicios generales apenas creció un 19 por ciento respecto al año pasado, lo cual implica otra pérdida real en términos de inflación. La tasa que se acerca un poco más es seguridad e higiene que, hasta el mes de abril, creció un 43 por ciento, lo que igualmente implica una pérdida real respecto al año pasado.

¿Y cuál es la previsión a corto plazo en ese aspecto?
La verdad es que la capacidad de pago de los contribuyentes se ve muy reducida. Hay muchas actividades que están cerradas y no pueden desarrollarse y el contribuyente medio de la tasa de inmuebles tiene una situación económica muy difícil para hacer frente a los pagos. En la medida en que se puedan ir reiniciando las actividades, eso va a tener un repunte económico que, esperamos, haga crecer la recaudación de las tasas. Hoy por hoy, ese es nuestro principal recurso. Frente a la caída de la coparticipación provincial y de las transferencias de Provincia, tenemos que volcarnos a sostener nuestra propia recaudación.

Un tema que siempre despierta críticas opositoras tiene que ver con el plazo fijo que el Municipio tiene en el Banco Provincia, ¿cuál es la respuesta desde el Ejecutivo?
Que menos mal que pudimos hacer ese fondo de reserva porque, ya en el cierre de las cuentas del año pasado, se produjo un déficit operativo, es decir que fueron mayores los gastos que los recursos. Si miramos el total de recursos, tenemos una pérdida neta de 275 millones de pesos y, así, empezamos a consumir ese ahorro que nos llevó muchísimos años conseguir. Sumado a lo que pasó desde enero hasta ahora, cuando nos bajaron los recursos y nos aumentaron los gastos, menos mal que tenemos esa reserva para poder apelar a ella en situaciones de crisis como la actual.

Muchos intendentes han tenido que recurrir a la Provincia porque, en este contexto de pandemia y caída de las recaudaciones, no pueden pagar los salarios de sus empleados. ¿Eso sucede en La Matanza?Por ahora, podemos sostenernos con nuestros recursos y con las reservas que el Municipio acumuló. No hemos pedido ayuda financiera a la Provincia, porque se descontaría de la misma coparticipación. Lo que nos pueden prestar hoy, lo tendríamos que devolver antes de diciembre, así que no es de mucha ayuda. Pudimos pagar abril y, seguramente, vamos a poder pagar mayo sin sobresaltos.
La Provincia, además, nos ha dado tres anticipos en lo que va del año, en concepto de aportes no reintegrables, es decir, que no tienen devolución, como paliativos ante la crisis sanitaria. El municipio ya ha recibido esas transferencias y, en alguna medida, se atenúan los gastos que hemos ido haciendo, por ejemplo, para instalar las 4.500 camas de aislamiento que estamos preparando ante la pandemia en clubes y otros lugares municipales, con camas, provisiones, viandas y hasta Internet para el caso de que tengan que recibir personas infectadas.