Nutrición infantil: ¿cómo se pueden inculcar buenos hábitos en los más chicos?

“La cotidianidad es lo que hace la nutrición sana o deficiente, por eso en casa deben estar accesibles los alimentos sanos. Si los chicos ven a los adultos comer frutas y verduras, va a favorecer un hábito aprendido en ellos”, destacó la nutricionista Gabriela Figueroa.

Los cambios en el estilo de vida y el acceso a determinados alimentos produjeron grandes modificaciones en los patrones de consumo y alimentación de toda la población pero, especialmente, de las infancias, el sector más vulnerable y al que hay que proteger. La mala nutrición de los niños es una problemática presente a nivel mundial de la que no escapa Argentina y, como consecuencia, los especialistas advierten sobre la continuidad de ciertos hábitos alimenticios deficientes.

En comunicación con Radio Universidad, Gabriela Figueroa, licenciada en Nutrición, integrante del equipo técnico de la Dirección de Salud Perinatal y Niñez del Ministerio de Salud de la Nación y profesora adjunta de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), aseguró que la información revelada por la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada en 2019 es “alarmante”, especialmente la referida a los más chicos.

“Es una responsabilidad social de los adultos cuidar su salud. En nutrición, hablamos del concepto de ‘entornos obesogénicos’, es decir, lugares frecuentados por los niños que benefician el acceso a alimentos que no recomendamos y, a su vez, no garantizar la disponibilidad de los saludables. Esto mismo ocurre en las escuelas ya que solo el 20 por ciento ofrecen frutas y verduras”, explicó.

A la hora de aconsejar a las familias sobre la alimentación en el ámbito familiar, Figueroa recomendó “controlar lo que se pueda controlar”. “La cotidianidad es lo que hace la nutrición sana o deficiente, por eso en casa deben estar accesibles los alimentos sanos. Si los chicos ven a los adultos comer frutas y verduras, va a favorecer un hábito aprendido en ellos”, planteó.

Sin embargo, la especialista consideró “no recomendable” demonizar alimentos ya que “uno nunca sabe cómo va a impactar en las infancias”. “En su lugar, hay que comentarles cuáles son las comidas saludables que los van a hacer crecer y cuáles se tienen que consumir con menor frecuencia. Se trata de una cuestión de educación y vínculos que es muy importante trabajar: hay que facilitar el acceso de los alimentos saludables y permitir ocasionalmente los que no lo son”, destacó.

Acceso a una buena nutrición

Por otra parte, Figueroa celebró el conocimiento adquirido por la población a la hora de elegir productos y la información brindada por el etiquetado frontal que, como resultado, generó un cambio en la demanda. “Saber que un alimento contiene alto sodio o grasas hace que la gente elija otros productos y lugares para comprar. Es así como las empresas se ven obligadas a cambiar sus fórmulas para que sean más saludables. Si bien todavía es difícil conseguir la totalidad de los alimentos sanos, especialmente en zonas urbanas, la conciencia del cambio está”, señaló.