Recuperar la Justicia, una necesidad impostergable

El doctor en filosofía e investigador del Conicet, Rocco Carbone, analizó el comportamiento de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

*Por Rocco Carbone

La semana pasada, entre domingo y lunes, en medios gráficos, fue publicada una solicitada cuyo título general es “Democracia o Mafia”; se trata de una escritura colectiva, esa escritura recibió la adhesión de 15 mil personalidades: agrupaciones de distintos sectores, de la cultura, de los derechos humanos, del mundo sindical, de la ciencia, de la intelectualidad, de los movimientos sociales.

Ese texto se refiere a una necesidad impostergable que es recuperar la Justicia para las grandes mayorías. La solicitada enuncia la necesidad de un juicio político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, un juicio político formulado en ese texto porque esos 15 mil adherentes piensan, de alguna manera, que un juicio político puede dar por tierra con una Justicia corporativa o tendencialmente corporativa, de parte, que responde a los intereses ideológicos de clase de una facción política y no del pueblo argentino.

La emergencia más dramática de un segmento del Poder Judicial se ha manifestado hace relativamente poco, antes de fin de año, con la condena a la vicepresidenta. Una condena dramática que, me parece, debería ser leída como una suerte de prolongación del intento de magnifemicidio del cual la vicepresidenta ha sido víctima el primero de septiembre del 2022.

“Democracia o Mafia” es una consigna del más alto valor humanista, del más alto valor popular y una consigna de esta índole abre profundos interrogantes sobre la democracia, sobre qué tipo de democracia, que tipo de Estado, que tipo de intervención estatal, que tipo de reformulación de los mecanismos de representación son necesarios en Argentina y estos últimos tienen que ver, también, con el Poder Judicial, con la Corte Suprema.

La palabra “Corte” remite menos a un poder democrático que a un poder monárquico, antiguo, de antaño, feudal, que debe ser reconsiderado en Argentina, en clave democrática.

En cuanto a la palabra “mafia”, hay que decir que esa palabra nombra a un poder oscuro, diseminado, difícil de identificar porque empalma cosas, planos, dimensiones que tendemos a pensar como antitéticas, lo legal y lo ilegal y un poder mafioso trabaja en la Argentina para convertir a este país en un estado mafioso, ese poder sigue distintos procedimientos: uno de esos es decisivo, visible, consiste con la formación de estados de opinión, lo que llamamos mediaticidad monopólica y otro procedimiento para la instalación del estado mafioso es ubicar banqueros, comerciantes, empresarios en lugares sensibles del Estado para que este funcione con una lógica antipopular, antidemocrática, con una lógica que produce acciones que vinculan, efectivamente, la ilegalidad con la legalidad.

La solicitada “Democracia o Mafia” es una afirmación. Afirma una cultura de la legalidad, una cultura del vivir libre en común.

*Doctor en filosofía e investigador del Conicet.