El público reflexionó y se emocionó con el diálogo “Comer, pensar, amar”

De la mano de Darío Sztajnszrajber y Soledad Barruti, se llevó a cabo “un encuentro performático hacia los confines de lo humano” en el auditorio de esta Casa de Altos Estudios.

Con el fin de realizar una deconstrucción sobre diferentes ejes fundamentales para el ser humano contemporáneo, la periodista Soledad Barruti y el filósofo Darío Sztajnszrajber fusionaron sus conocimientos para crear una reflexiva charla en Comer, pensar, amar. Así, el pasado viernes, el público del Teatro Universidad disfrutó de diferentes relatos, anécdotas, cuentos y música en un diálogo performático.

Las personas relatan, escuchan, leen, escriben para evocar, para conocer, para entender y encontrarse consigo mismas. Los cuentos enraízan a una comunidad, son contextuales, bordes y voces que acuden cuando todo está oscuro alrededor, se destacó durante este encuentro, en que la dupla invitó a revisar, a pensar y a encontrar otras formas de vinculación con la vida a través de la comida. Ese fue el disparador perfecto para reformular patrones heredados sobre la concepción de las cosas y la construcción de los cuerpos.

Así, Barruti expresó que como periodista tiene una búsqueda dentro de la realidad, dentro del plano de lo que acontece. “Cuando pensamos la realidad con la perspectiva que la pueda alinear en una historia y relato, la realidad termina correspondiéndose más con lo que es: un acuerdo colectivo alrededor de una serie de cosas que nos contamos, vamos construyendo, normalizando, y muchas veces actuamos sin pensar. Nos educan en esos relatos que pueden ponerles diferentes nombres, pero que hacen a cómo organizamos nuestra vida, nuestro deseo, cómo nos configuramos, nos permitimos pensarnos y vincularnos con la realidad”, sostuvo.

También, la autora del libro Malcomidos realizó un pequeño “funeral” de los supermercados: mencionó que en dichos espacios no hay alimentos, sino productos de los cuales no se sabe exactamente su origen. “Nos dio comer sin tener idea de los que estamos ingiriendo y un montón de preguntas existenciales”, indicó.

Por su parte, Sztajnszrajber relató diferentes anécdotas sobre su infancia que invitaban a la reflexión sobre los tres ejes de los cuales se centraba dicho encuentro. “Al supermercado no vamos a buscar comida, vamos a buscar combustible que alimenta al cuerpo-máquina y está pensado el combustible de ese modo, donde no hay una conexión con el comer, sino con un combustible funcional al cuerpo, cuyo único objetivo es la maximización de su fuerza de trabajo en una sociedad que busca enajenar esos cuerpos para los intereses de los poderosos. Antes de ser un cuerpo, somos carne”, remarcó.