Nicolás Dominikow, un artista que reafirma su vocación proyecto a proyecto

El realizador oriundo de Ramos Mejía fortalece su talento en el ámbito audiovisual. Sus diferentes roles en cortometrajes y largometrajes, y sus inicios artísticos en el Distrito. Su trabajo en la serie “El Marginal” y su incursión en la actuación.

Nicolás Dominikow Ramos Mejía

En el imaginario colectivo circula una frase que señala que a la suerte hay que ayudarla, y Nicolás Dominikow lo sabe. Es que, a lo largo de los años, el realizador audiovisual oriundo de Ramos Mejía impulsó su curiosidad y su vocación con diferentes instancias de formación y labor que lo acercaron a sus intereses artísticos y profesionales y, a su vez, le permitieron afrontar enriquecedores proyectos, como cortometrajes universitarios, mediometrajes documentales, campañas publicitarias y las últimas temporadas de la serie El Marginal.  

Hoy, Dominikow tiene 29 años, pero si se traslada a su niñez puede reconocer ciertas preferencias vinculadas a su oficio actual. Por ejemplo, ya a sus cinco años le apasionaba la cámara hogareña de su padre, que es médico pero siempre le interesó dicho instrumento, de hecho, despertó las ganas de su hijo. Y, cuando Nicolás tenía doce, su profesora de música del Colegio Don Bosco le propuso una actividad que también resultó fundacional.

“Había que hacer un programa de radio. En ese momento mi papá había comprado un programa de edición rudimentario para unos videos familiares, y yo buscaba cualquier excusa para usarlo. Entonces, le propuse a la profesora hacer un programa de televisión, aceptó, armamos un grupo y creamos una especie de magazine/noticiero. Había un disfrute que me marcó mucho en su momento, terminamos de grabar y esa misma noche me senté en la computadora, agarré el programa, empecé a probar y salió, ¡es muy gracioso y tierno ver el video hoy! Desde ahí fui buscando cualquier proyecto que implicara agarrar la cámara y grabar”, recordó.

Con el correr del tiempo, Nicolás le brindó un soporte teórico a sus experiencias prácticas y autodidactas, por lo que, además de juntarse a filmar con amigos y primos, hizo cursos. Al terminar la secundaria, decidió cómo continuar su camino. “Es un momento que suele llevar dudas, hice un test vocacional y, si bien ya tenía medio claro qué hacer, fui para confirmar, y me dio un 90 por ciento el ámbito audiovisual, así que no hubo que pensar mucho. Sí empecé a preguntar, ya que es un mundo medio incierto, quizás desde la mirada clásica de lo que es una carrera profesional, pero mis padres me apoyaron mucho y les estoy muy agradecido”, destacó.

Aunque inicialmente se inscribió en la carrera de “Dirección Cinematográfica” en la Universidad del Cine, el primer año consistía en una fusión entre las diferentes áreas, por lo que también probó herramientas de “Montaje”, “Producción”, “Guion” y “Fotografía”, y se dio cuenta que lo que más le interesaba era lo vinculado a este último rubro, así que se pasó a la carrera de “Dirección de Fotografía y Cámara Cinematográfica”.

“Para mí era muy importante la parte práctica, entonces invertí un montón de tiempo en rodajes, hice como 30 cortos en la Universidad. Fui pasando por diferentes áreas, teniendo experiencia y, hoy, la mayor cantidad de gente con la que trabajo en equipo son compañeros de ahí, algunos de mi camada, otros de más adelante o de más atrás. Ahí nos fuimos conociendo y viendo con quienes fluíamos artísticamente”, señaló.

Al terminar la Universidad, arrancó a trabajar con agencias de eventos y publicidad, lo que le implicó pasar por las diversas etapas de una obra audiovisual, desde el origen de una idea y su producción hasta la filmación y edición. Asimismo, participó en el equipo de realización de videoclips de bandas como Casandra, de mediometrajes documentales como Techno/Under Club y FCE (Festival Cervezas Extremas) Juguetes Perdidos, y de largometrajes como Clementina.

Detrás de Puente Viejo

Uno de los deseos de Nicolás era trabajar en Underground, la productora liderada por Sebastián Ortega, y lo cumplió a través de El Marginal. Sin embargo, tiempo antes había hecho fotos en un evento interno de la empresa artística, al que había llegado por medio de Pablo Fernández, un productor que conoció en el ámbito universitario y con el que compartió proyectos.

“Ya iniciado el rodaje de El Marginal 4, se abrió un puesto en el área de producción, que era en la que menos experiencia tenía en rodajes de ficción, sí conocía bien en lo que era publicidad y agencias. Fui igual, tuve un primer día de entrenamiento y a la jornada siguiente arranqué, ¡fue todo muy vertiginoso! Era muy impresionante la locación, una manzana, la cuarta temporada se grabó en una ex fábrica en la que crearon una cárcel, levantaron paredes y demás. No estabas en un set, sino en la cárcel de Puente Viejo”, resaltó Dominikow.

En el proyecto, su rol fue la coordinación de actores desde que ellos llegaban a la locación hasta que se metían en el set a determinado horario, pasando por distintas instancias de preparación. Si bien el matancero ingresó en el último tramo de la cuarta temporada -ya disponible en Netflix-, luego participó de la quinta- aun sin fecha de estreno confirmada. Las jornadas solían ser de doce horas diarias y se desarrollaron durante el 2021. “Estar ahí fue doblemente gratificante para mí, era un momento en el que quizás no se estaba filmando tanto, así que tuve la suerte de estar rodando en pandemia y encima en un proyecto de ficción”, valoró.

A modo de balance, sobre sus sensaciones en las etapas del proyecto, compartió: “Al principio tenía mucha emoción, expectativa, era algo que venía esperando, y por lo que venía trabajando, hacía mucho tiempo. Las personas de producción sabían que era mi primera experiencia y me ayudaron un montón a entender la dinámica. La primera semana fue de mucho aprendizaje y después me largué más tranquilo, cumpliendo el rol al cien por ciento. Confirmé que esto es lo que me gusta. Además, al ver las escenas, en set o desde los monitores, me llevé un montón de información para, a futuro, contar con herramientas en otras áreas”.  

Del otro lado de la cámara

En 2019, Nicolás se animó a una nueva experiencia: la actuación. Y se concretó por medio de un seminario de cuatro clases en la escuela a cargo del actor, dramaturgo y director ramense Gastón Cocchiarale, quien además es su amigo y también cursó en el Colegio Don Bosco. De hecho, cuando eran adolescentes produjeron proyectos teatrales en conjunto, Gastón desarrollaba las puestas escénicas y Nicolás filmaba sus publicidades.

Sobre su vínculo actual con la actuación, Dominikow planteó: “Al principio era para salir un poco del detrás de cámara, poner el cuerpo y entender el trabajo del actor desde otro lado, cuáles son los procesos, las herramientas necesarias, las indicaciones para interpretar una escena, la comunicación desde la dirección. Sin embargo, terminó convirtiéndose en algo que me gusta mucho”.

En el marco de la escuela dirigida por Cocchiarale, el realizador audiovisual se subió al escenario por primera vez para integrar una serie de obras cortas en el Teatro Border, de Palermo. “Este año seguiré formándome y si llega a surgir algún proyecto como actor quizás lo esté tomando. Hay algo de la actuación que me hizo entrar en contacto con lugares míos que no sabía que existían, y me hizo crecer en aspectos de la vida, de las relaciones humanas, de las emociones, cuestiones que quizás no fui a buscar en un principio y de repente las encontré”, reflexionó.