Un equipo del CONICET diseñó una nueva enzima optimizada para la industria del aceite

La aplicación de esta proteína en un proceso clave del refinamiento tendría un favorable impacto económico y medioambiental.

Especialistas del CONICET en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR) y el Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos de Rosario (IPROBYQ, CONICET-UNR) lograron diseñar y sintetizar una enzima fosfolipasa C termoestable, es decir, una enzima que podría brindar a nivel industrial la posibilidad de realizar el proceso de “desgomado”-necesario para el refinamiento de aceites vegetales comestibles- de manera más eficiente y económica.

El uso de este desarrollo puede aumentar el rendimiento de la planta de refinamiento hasta un 2,5 por ciento, destacaron. Los resultados, publicados recientemente en la revista Biochemistry, demuestran que la nueva enzima puede resistir temperaturas de hasta 80 grados Celsius, manteniendo su actividad por más tiempo y superando a sus análogas hasta ahora disponibles.

La investigación representa un caso de vinculación tecnológica exitoso entre el CONICET y el sector productivo articulado a través de la empresa Keclon. Según expresa Rodolfo Rasia, director del laboratorio de Biofísica del reconocimiento molecular en el IBR e investigador del CONICET: “Este trabajo tiene un montón de ciencia básica detrás. Hace diez años que estudiamos este tipo de enzimas, me fascina mi trabajo y es muy gratificante cuando ese entusiasmo puede canalizarse en algo que además resulte útil”.

Por su parte, en IPROBYQ “casi todas las líneas de investigación tienen un fin social o industrial”, afirma Diego Val, quien realizó sus estudios de doctorado con este trabajo en IPROBYQ con una beca del CONICET, y reconoce: “Es usual que existan estas colaboraciones con profesionales que vienen de la ciencia básica porque para intentar dar soluciones a estas problemáticas es necesaria la visión de científicos y tecnólogos”.

Rodolfo Rasia, Luisina Di Nardo y Diego Val, integrantes del equipo de investigación que realizó el trabajo. Foto: Elizabeth Karayekov y Comunicación IBR.

¿Cómo funciona este proceso?

“El aceite se obtiene a partir del prensado y extracción de las semillas” indica Rasia, y explica: “De la mezcla obtenida se separa una fase compuesta principalmente por triglicéridos -la molécula grasa más abundante en los organismos vivos- pero también contiene otro tipo de moléculas llamadas fosfolípidos -una molécula grasa que forma parte de las membranas celulares- que es importante remover para obtener el aceite refinado. El proceso para eliminarlas se conoce como desgomado”.

La forma más común de realizar este proceso consiste en mezclar el aceite con agua y someter la mezcla a ochenta grados durante treinta minutos. De la emulsión que se genera luego se separan dos fases, una acuosa que arrastra a los fosfolípidos y una fase superior menos densa que es el aceite desgomado.

“El 90 por ciento de la industria argentina realiza el proceso de desgomado solamente con agua, sin enzimas”, afirma Val, y aclara que la adición de fosfolipasa al proceso puede aumentar el rendimiento de la planta de refinamiento hasta un 2,5 por ciento.