El INTA desarrolla mapas sobre la cantidad de agua que puede retener el suelo

Un equipo de especialistas presentó una nueva herramienta, desarrollada a partir de las cartas de suelo a escala de semidetalle y reconocimiento, con el objetivo de conocer la capacidad de retener agua útil de los suelos, uno de los pilares de la planificación agrícola.

Profesionales con base en el Instituto de Clima y Agua y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA - San Luis) desarrollaron mapas de capacidad de retención de agua útil, hasta uno y dos metros, o menos, donde existen limitaciones a la profundidad de las raíces. Ambos están disponibles en la plataforma GeoINTA.

Según los especialistas, la disponibilidad de agua es el principal factor limitante de la producción de cultivos a escala global. De hecho, la cuantificación de la capacidad de los suelos para almacenar agua útil y monitorear su recarga es fundamental para lograr un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos. En la región Chaco-Pampeana, las diferencias en el almacenaje de agua en los suelos impactan significativamente en la variabilidad de la producción de cultivos agrícolas y forrajeros. 

“Conocer la capacidad de retención de los suelos permite integrar la variabilidad de las lluvias y la evapotranspiración de distintos usos de la tierra para mostrar la recarga que tiene el suelo en cada momento, un elemento esencial para la planificación de cultivos y para estimar la exposición a eventuales sequías”, expresó Jorge Mercau, investigador del INTA San Luis y miembro del equipo del programa nacional de Ecofisiología y Agroecosistemas.

En este mismo sentido, continuó: “Los suelos con baja capacidad de retención de agua requieren un manejo agronómico que priorice ubicar etapas críticas de los cultivos en momentos donde las lluvias, muy frecuentemente, exceden la demanda de las plantas”. En cambio, “en los ambientes con alta capacidad de retención, es posible diseñar estrategias que permitan llegar a esas etapas críticas con un almacén de agua importante, que permita atravesarlas sin limitaciones, aun cuando falle algún evento esperado de lluvia y aprovechar momentos del año con mayor oferta de radiación para subir el techo de rendimientos”, afirmó.

La región de estudio comprendió las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa, Santa Fe, Santiago del Estero y San Luis, que se encuentran en diferentes regiones naturales y concentran la mayor proporción del área sembrada con cultivos agrícolas y forrajeros de la Argentina.

De acuerdo a Lucas Gusmerotti, investigador del Instituto de Clima y Agua, “los mayores valores se observaron en el centro y este de Córdoba, sur de Santa Fe y norte de Buenos Aires con 300 milímetros en hasta dos metros de profundidad”. Por otro lado, detalló: “Los menores valores, 90 milímetros en hasta dos metros, son frecuentes en el sur de San Luis, centro-oeste de La Pampa, noroeste de Córdoba y suroeste de Buenos Aires, dado por la presencia de texturas muy arenosas, con baja retención hídrica y presencia de horizontes líticos o petrocálcicos que reducen la profundidad que pueden explorar los cultivos”.

Los especialistas concluyeron que “los mapas obtenidos permitieron captar y visualizar la variabilidad espacial de la capacidad de retención de agua útil de los suelos en la región Chaco-Pampeana, los cuales resultan de utilidad para diversas aplicaciones agronómicas y ambientales”.