Los “libros vivientes” de la Unidad Penitenciaria N° 43: potencian la lectoescritura para la resocialización

“Las personas somos libros vivientes”, dice María Elis, coordinadora de la Asociación Civil Argentina Narrada. Con esa frase, intenta explicar que cada uno puede aportar algo, lo que sea, independientemente de sus múltiples o escasas lecturas. Los reclusos del Pabellón Literario 1A de la Unidad N° 43 del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), de González Catán, trabajan todos los lunes, desde las 9.30 hasta las 12.45, en un espacio que potencia la escritura, el reconocimiento de formatos textuales, la lectura y, sobre todo, la creatividad para convertirse en ‘libros vivientes’, cada vez, con más hojas.

Clarisa Abaunza, directora de la biblioteca popular de Virrey del Pino, trabaja con “los muchachos”, como ella los llama, en un “espacio de construcción colectiva”, según le contó a El1 Digital. “En la medida en que vamos avanzando, se corrige para seguir mejorando. En todo este tiempo han modificado muchísimo su método de escritura”, aseguró.

Abaunza explicó que la iniciativa surgió a partir del SPB y que se trata de una “experiencia sumamente interesante” en la que trabajan, en su mayoría, docentes ya jubilados, como es su caso: fue maestra de primaria y profesora de nivel superior, pero se vio interesada “por sobremanera” en formar parte de este proyecto.

“Les dejamos libros para leer, les hacemos recomendaciones literarias y trabajamos con la biografía de los autores que estamos viendo. De hecho, ellos ya están formando su propia biblioteca y uno de los muchachos oficia de bibliotecario”, compartió la docente.

Incluso, por disposición del SPB, ya se realizó un encuentro entre los dos pabellones literarios que funcionan en la Unidad 43, que son el 10 y el 1ª, donde hubo una muestra de todo lo que se ha hecho hasta el momento, lecturas de diferentes textos y exposiciones, entre otras cosas. “Lo que buscamos con esta iniciativa es que ellos puedan decir”, expresó Abaunza.