Jugadores Anónimos: “El adicto es quien no puede decir que no a aquello a lo que es adicto”

Integrantes de la organización en Ramos Mejía alarmaron en Radio Universidad sobre las consecuencias de las apuestas compulsivas.

En una época en la que las apuestas y los casinos online están ganando terreno, sobre todo, en la vida de jóvenes y adolescentes, entidades que tratan problemas con el juego y la ludopatía advirtieron sobre las consecuencias a las que puede llevar un juego compulsivo que puede acabar en una adicción.

Jugadores Anónimos sede Ramos Mejía es una hermandad de hombres y mujeres que comparten mutuamente su experiencia, fuerza y esperanza para resolver su problema y ayudar a otros, según describieron en Radio Universidad Alfredo y Cirilo, integrantes de la organización. El único requisito es “tener el deseo de dejar de jugar”, pero no solamente decirlo, sino “sentirlo”.

“La mayoría de nosotros no hemos querido reconocer que nuestra adicción al juego era un problema real”, destacaron al señalar que en Jugadores Anónimos una de las enseñanzas es que, si uno pretende cambiar, tiene que hacer hincapié en tres palabras esenciales: honestidad, receptividad y voluntad, los “tres pilares fundamentales para la recuperación”.

A sus trece años, Alfredo visitaba un club donde jugaba a las cartas con personas más grandes. Un día, encontró una cadena de oro en un alhajero de su madre, la vendió y, así, se inició en el mundo de las apuestas. “Ya de más grande, me casé, tuve dos hijas y mi compulsión seguía aumentando. Recuerdo que le decía a mi mujer que iba a ir con los burros, ella me aconsejaba que llevara poca plata y yo le mostraba lo que llevaba en la billetera, pero en la media llevaba mucho más”, compartió el jugador anónimo en recuperación.

Incluso, relató: “Puse como aval el departamento y la casa de mis viejos. Con una cuenta corriente, iba a un prestamista, le pedía un préstamo, firmaba un cheque sin importarme si lo podía cubrir o no, mientras tanto tenía dinero. Por el año ’92, me cierran la cuenta del banco y me llega una carta de aviso que expresaba que iban a ejecutar la casa de mis padres”.

Hoy, lleva 26 años, cinco meses y tres días sin apostar. “Primero tuve que recuperar a Alfredo. Una vez que hice eso, recuperé el cariño de mis hijas”, contó. De igual modo, Cirilo, su compañero, tuvo una etapa de juegos similar, en la cual llegó a quitarle parte de una herencia a su esposa, siempre negando todo. “Nadie te va a prejuzgar, todo lo contrario: te van a entender, porque somos todos pares”, resaltaron.

El grupo tiene un programa de recuperación personal denominado “programa de los doce pasos” en el cual lo primero que se debe hacer al entrar es “admitir que el juego me venció”, describieron los jugadores en rehabilitación y detallaron: “Si yo no lo admito, no voy a recuperarme nunca”.

Jugadores Anónimos ya visitó alrededor de 25 colegios secundarios para hablarles a los más jóvenes sobre la problemática y las consecuencias a las que puede llevar el juego compulsivo. Si bien el juego hoy es diferente a otras épocas, “el adicto a cualquier cosa es aquel que no puede decir que no a aquello a lo que es adicto”.

La organización funciona en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Ramos Mejía los martes y viernes de 20 a 22 horas. La línea 11-4412-6745 brinda atención las 24 horas y es posible contactarse, además, a través de www.jugadoresanonimosargentina.org.