Matías Cadaveira: “Todos tuvimos, tenemos o tendremos rasgos de ansiedad y de depresión”

El psicólogo y comunicador en Salud Mental de Castelar conduce la serie “En mi mente: el camino de las adolescencias”, en Canal Encuentro. “La pandemia evidenció muchos problemas de salud mental que durante la vida enmascaramos”, señaló en diálogo con El1.

La adolescencia es una etapa de la vida tan maravillosa como desconcertante y en la que sus protagonistas atraviesan distintas adversidades, satisfacciones y transformaciones, así como también se plantean diversas preguntas e intentan encontrar diferentes respuestas. Asimismo, aparecen ciertos conflictos que trascienden los estratos sociales: bullying, depresión, ansiedad, crisis de identidad y conductas de riesgo, impulsividad y adicciones con y sin sustancias.

Esas son algunas de las problemáticas que afrontan muchas personas a esa edad y que el psicólogo Matías Cadaveira aborda en la serie documental En mi mente: el camino de las adolescencias. Desde esta semana, cada martes a las 19, en Canal Encuentro, el comunicador en Salud Mental conduce el ciclo que se adentra en el crucial período y presenta posibles recursos para encarar sus singulares desafíos. (Repite jueves a las 10, viernes a las 11 y sábados a las 10).

- La serie se estrena en la pospandemia de COVID-19... ¿de qué manera repercutió este suceso atípico en la salud mental de las adolescencias?

- La pandemia evidenció muchos de los problemas de salud mental que, por lo general, durante la vida enmascaramos o camuflamos. Pienso en comportamientos habituales como son sonarnos los dedos, enroscarnos el pelo, morder una birome, mover la pierna sin parar, o tomar mate y comer compulsivamente. Si corremos el telón, hablan de ansiedad, y a diario buscamos regularlo, no siempre efectivamente. La pandemia dejó al desnudo las dificultades de salud mental que muchos niños y adolescentes empezaron a tramitar. Muchas veces la educación de antes, que lamentablemente sigue conviviendo en paralelo a una crianza más respetuosa, hablaba de los adultos que validaban más sus propias frustraciones y sufrimientos. '¡Sufrimiento es lo que yo tuve que vivir en la infancia!', me decía mi papá. Si bien esos discursos más patriarcales hoy no están tan en boga, vemos que, en la práctica, tiene que pasar algo muy grave para que se den cuenta sobre un problema de salud mental en chicos y jóvenes. Hay adolescentes que desde la pandemia no pudieron volver al colegio, o lo están haciendo a cuentagotas, o repitieron después de alguna permanencia. Muchos camuflan o enmascaran trastornos de la conducta alimentaria, situaciones de bullying, de ansiedad o de depresión, entonces no son tan notorias estas dificultades. La comunicación de los adultos con ellos es muy importante.

- El proyecto consta de seis capítulos: ¿qué criterios se tuvieron en cuenta para la selección de las problemáticas abordadas?

- ¡Hubo mucho trabajo en equipo! Soy el conductor y también colaboré con los guionistas, el director y el canal. Hubo muchísimo ida y vuelta para elegir los tópicos y pensamos en las neuro divergencias, si incluíamos, o no, algún diagnóstico en particular. A medida que fuimos construyendo, nos dimos cuenta de que ansiedad y bullying tenían que estar sí o sí, por todas las situaciones que venían ocurriendo, incluso, lamentablemente, con desenlaces como el suicidio. También buscamos romper esquemas que podían llegar a ser 'A=B', por ejemplo, 'si está deprimido se puede suicidar', o 'si está sufriendo bullying se puede suicidar'. También consideramos la impulsividad, no entendiendo a los adolescentes como impulsivos, sino cómo en este ciclo tumultuoso de la vida pueden estar en presencia de conductas de este tipo, sin catalogar ni juzgar y, entre ellas, tuvimos en cuenta las adicciones con y sin sustancias, por lo que abordamos los videojuegos, los vaporizadores, la marihuana y las apuestas online.

- Asimismo, se emite en un canal educativo, ¿qué consideraron para el tratamiento audiovisual?

- A mí me gusta comunicar en redes de forma libre, genuina y fluida, pero esta producción que armamos para la serie era hasta cinematográfica. Entonces, en cuanto al discurso, implicaba llegar de una manera liviana y cercana a los adolescentes, pero, también, desde un lugar serio, de un conductor menos actor. Es una serie muy sensorial y, a su vez, bastante emotiva, hay adolescentes que hablan en primera persona. También hay actores, especialistas en los distintos temas, muchas animaciones y recursos que se van intercalando y hacen que durante esos 13 minutos uno esté atento. La idea es llegar a las 40 mil escuelas secundarias de todo el país y que en materias como 'Salud y adolescencia' y 'Psicología', o tutorías, se trabaje y se genere debate.

- En el último tiempo, referentes de las adolescencias han hablado públicamente sobre salud mental, ¿a qué atribuís la mayor presencia de estos temas en la agenda de los medios?

- En principio, lo celebro mucho, y lo articulo con lo que decía del camuflaje. Eran temas que nos mostraban más sensibles, pero no como algo bueno, sino como debilidad, y el mensaje era no hablar de salud mental. Creo que al haber figuras con tanta llegada que se refieren a esto viene a romper un poco con el paradigma de 'de salud mental no se habla'. Convengamos que, a nivel social, cultural, y mundial, hay mucho estigma sobre el tema, por ejemplo, con cuestiones como el miedo a estar loco, o a volverse loco. Hay que perder ese temor y entender que rasgos de ansiedad y de depresión tuvimos, tenemos, o tendremos, todas las personas, independientemente de que eso sea, o no, diagnóstico para un trastorno.

- En el imaginario popular circulan confusiones en torno a algunos conceptos...

- Un trastorno es cuando nos interfiere e impide la participación en nuestra vida diaria. Quizás soy un poco obsesivo y me gusta la simetría y el orden, y se refleja en los colores o algunos adornos de la casa, pero eso no me quita, por ejemplo, tiempo, sino que es parte de mi estilo, de mi personalidad. Entonces, una cosa es tener una personalidad un poco más perfeccionista y otra cosa es tener un TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo), el cual no te permite ir a la escuela, estudiar, o tener una relación sexoafectiva sana. Considero que es la puerta maestra para decir 'Ok' y que el día de mañana no sea un problema mayor. Es hablar a tiempo, buscar recursos y una persona de confianza con la que se pueda establecer una red de apoyo. Por otro lado, tenemos que empezar a darnos cuenta de que minimizar, o utilizar desde el humor algunas cuestiones que al otro le implican sufrimiento, en algún punto, también es minimizar su sufrimiento. La validación emocional viene por ahí, es lo principal que tenemos que considerar cuando nos interrelacionamos, hay que tomarse la salud mental en serio.

- ¿Qué circunstancias te motivaron a estudiar Psicología?

- Cinco años de bullying. Y justo hay un capítulo de la serie sobre eso, al que le quiero dar, particularmente, mucha importancia, hasta ver la posibilidad de estrenarlo o verlo junto a mis seguidores. Me parece que hoy en día las escuelas no están pudiendo con las situaciones de hostigamiento que viven a diario los jóvenes. Muchas optan por negarlo y otras, por suerte, piden ayuda y empiezan a trabajar en serio. Veo que un montón de adolescentes a partir de situaciones de conflictividad social y violencia enquistadas terminan 'presos' de no saber qué hacer, de no pedir ayuda a los adultos por creer que si un directivo se entera va a hacer más lío. Hay mucha minimización y falta de validación, es como un beso, un abrazo y ya está. A mis 14 años dije '¡No quiero vivir más esto!'. Arranqué teatro, terapia individual, también grupal y, después, decidí estudiar Psicología, para entenderme mejor. Cuando uno es víctima de una situación de bullying durante tanto tiempo llega a dudar de sí mismo, y tal vez piensa que es él quien tiene el problema. Quise ayudar a esa gente a correrse de ciertos lugares que nos han hecho creer y que literalmente detonan nuestra autoestima. Estudié y me gradué en la UBA.

- Luego, te especializaste en la salud mental en la infancia y la adolescencia...

- Me enfoco en los Derechos Humanos, en los derechos de los niños y adolescentes. Mi máxima especialización desde hace 20 años es en autismo, en acompañar a personas autistas y a sus familias. No solamente desde un lugar de fortalecer a cada ser humano que tiene autismo, sino, también, a sus entornos, entendiendo que una mejor salud mental y una mejor calidad de vida impacta, sobre todo, en la modificación de los ambientes. Hay que hacerlos amigables para una mejor convivencia, no esperando que cambien las personas, sino seguimos responsabilizando y pensando que por algo les hacen bullying, o que les falta voluntad. Este tipo de comentarios se suelen escuchar, por ejemplo, en familiares de personas con depresión.

En el Oeste: crianza y reencuentro

Matías nació en la Ciudad de Buenos Aires, aunque, cuando tenía cinco años, su familia se mudó a Ituzaingó. De hecho, hizo la escuela primaria y secundaria en la localidad de Castelar. A sus 23, se trasladó nuevamente a la Capital Federal para optimizar sus tiempos de viaje, estudio y trabajo. Residió varios años en el barrio de San Telmo y, tiempo atrás, regresó a Castelar y se instaló allí.

En las redes sociales: reconocimiento y visibilización

La cuenta de Instagram de Cadaveira (@maticadaveira) fue declarada de Interés por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. En dicho espacio comparte su labor y campañas de concienciación, además de didácticas columnas y entrevistas en medios de comunicación como la radio, la televisión y los canales de streaming.

Considerando que uno de los principales espacios de participación de las adolescencias son las redes sociales, el psicólogo aprovecha dicha vía para informar. “Ellos cuentan de su ansiedad al celular, del miedo a perderse algo y la necesidad impulsiva de scrollear. Encima no es scrolleo de gatitos, sino de la vida de otros. Entonces, al lado de la mía, siento que no me gusta mi cuerpo, que tal vez me es imposible llegar a ese ideal. Y eso tampoco es la realidad, es lo que alguien quiere mostrar. Considero fundamental el impacto de las redes en la vida personal y en los esquemas cognitivos que un adolescente va construyendo para su vida diaria. Si está todo el tiempo interferido por imágenes de cuerpos esbeltos, o de éxito, eso lo va a influenciar. Psico educar en lugares como TikTok es llegar de forma accesible y rápida, aunque sea efímero el tiempo, porque a veces es un reel de un minuto, que no siempre tiene el mismo alcance”, explicó.

En el cine: las funciones distendidas

El comunicador en Salud Mental destacó la realización de proyecciones cinematográficas con esta modalidad -como ha ocurrido en la sala del Teatro Universidad- y de algunas puestas escénicas con la misma dinámica, considerándolas necesarias. No obstante, a futuro, tiene un deseo colectivo. “Quiero que las personas neuro divergentes puedan ir a todas las funciones. Si entendemos que el mundo es un bombardeo constante de estímulos, y que cada persona tiene un perfil sensorial, podemos pensar al organismo como un embudo al que ingresa continuamente información, y muchas personas con y sin autismo tal vez no tienen la capacidad de filtrarla tan consciente, por lo tanto, sale una conducta en función de lo que ingresó, pudiendo ser algo adaptativo o desadaptativo”, describió.

Y, por último, agregó: “No hace falta tener autismo para tener una conducta de desregulación emocional frente a una invasión de estímulos, nos puede ocurrir en cualquier momento y lugar, a todas las personas. No obstante, hay personas neurodivergentes, autistas o con ansiedad, que esto lo sufren más a diario y lo enmascaran, algo que es muy poco sano. En esta sociedad, lamentablemente, a veces, hasta es necesario, porque quizás no te encontrás con un ámbito amigable o empático”.