Carlos Martinic, ganador de Bake Off Argentina: “La parte desafiante de la competencia era uno mismo”

El docente oriundo de Tierra del Fuego se consagró en el popular reality de pastelería emitido por Telefe. Habló sobre las diferentes pruebas superadas en el certamen y los aprendizajes adquiridos. Sus sensaciones en la final y su proyección post “Bake Off”.

Carlos Bake Off

Crédito Fotos: Prensa Telefe

“¡Vengo a Bake Off para superarme a mí mismo!”. Con esas palabras se presentó Carlos Martinic en el primer capítulo de la competencia más dulce de la televisión argentina y, tras haber superado diversas pruebas, no solo cumplió con su meta personal, sino que, además, esta semana se consagró como el campeón del exitoso reality emitido por Telefe. Desde la primera torta, en la que plasmó una placa con la dirección de la casa de su abuela, hasta la última, en la que montó tres pisos inspirados en su vida, el participante docente y oriundo de Tierra del Fuego puso en juego su constancia, creatividad, habilidad y técnica y logró deleitar al prestigioso jurado con exquisitas preparaciones.

¿Qué sentiste cuando te dijeron que eras el ganador de Bake Off Argentina: El Gran Pastelero?

En realidad, ya participar y estar en la final era un premio. Soy muy amateur y no consideraba que tuviera las aptitudes para ir avanzando en la competencia hasta las últimas instancias, por lo que mis expectativas ya estaban cumplidas. Y en el momento de la final, cuando estábamos con Facundo (N. El1. Tarditti, subcampeón del reality) para ver quién resultaba ganador y me nombraron, ¡fue una emoción muy grande!, no por haber ganado el premio en sí, sino por haber alcanzado lo máximo que podía dar, por haber demostrado y aprendido un montón de cosas, así que fue una satisfacción muy grande. Al mismo tiempo se me abrió un universo de oportunidades, pensaba '¿Qué significa esto en mi vida personal?'. Es una pregunta que todavía estoy intentando responder, estoy aterrizando, todavía falta canalizar un poco. De hecho, ahora estoy lejos de mi familia, y al no haber tenido el tiempo para festejar y abrazarme con ellos es como que me falta eso para terminar de caer.

¿Cuáles fueron tus motivaciones para inscribirte en el certamen?

Suelo mirar realities, y cuando vi la publicidad de Bake Off completé el formulario por impulso, incluso en la última parte pedía un video haciendo una receta y de casualidad yo tenía uno del año pasado donde a los chicos de la escuela les enseñaba a hacer pastelitos, por lo que copié el link y lo pegué ahí. Después de esa instancia hicieron una preselección y tuvimos un casting por Zoom, en el que había que hacer decoración y un cuestionario gastronómico, luego hubo un casting presencial en Buenos Aires, precisamente en una escuela de cocina en Ramos Mejía, en el que había que llevar algo preparado y nos daban una receta técnica para resolver, además de hacer un test, hasta que finalmente me convocaron al programa. Recuerdo que cuando me llamaron por teléfono yo estaba trabajando en la escuela y no podía reaccionar, porque tenía gente al lado y tenía que ser secreto, así que cuando llegué a mi casa fue una emoción muy grande.

Pasaste por todo tipo de pruebas y obtuviste tanto devoluciones positivas como negativas, ¿cómo surfeaste la ola?

Creo que fui yendo hacia la cresta de la ola. Empecé muy abajo y bastante mal, la primera semana varias preparaciones no me salieron bien y en el primer desafío de eliminación pensé que me iba. Pero me di cuenta que estaba en competencia, me puse las pilas, y arranqué a crecer y a preocuparme un poco más por jugármela. El tiempo no era un gran enemigo para mí, por ejemplo, en los desafíos técnicos, de los que yo era fanático, sabía que habían sido probados por alguien y que se podían hacer en el tiempo que nos decían, entonces estaba convencido de que, si lo hacía bien y seguía la receta, ¡me salía o me salía! El tema de la parte creativa es cuando uno se emociona demasiado, quiere hacer mil cosas y no es consciente de cuánto le va a llevar todo eso que se imaginó. Por lo tanto, la parte desafiante de la competencia era uno mismo, a veces uno se trasformaba en su propio enemigo, ya que tenía expectativas mucho más altas de lo que era capaz de dar, o viceversa, así que ese equilibrio era el gran enemigo.

Si tuvieras que elegir tres desafíos del reality que te hayan quedado grabados en la retina, ¿cuáles seleccionás?

El primero que nombro con los ojos cerrados es el lemon pie de vanguardia, cuando pude presentar eso me di cuenta las cosas de las que era capaz, ya que todavía no era consciente. El segundo fue cuando gané por primera vez los cinco minutos de tiempo extra, que hice una torta de hojaldre y llevé una crema pastelera a la que, en vez de vainilla, le puse té de ñire, quise implementarlo en pastelería y salió bien, al jurado le gustó y, a su vez, a partir de ese día empecé a contar historias del lugar de donde vengo y a desenvolverme más. Para el tercer momento, estoy entre dos: por un lado, cuando nos pidieron un postre de vanguardia y utilicé ruibarbo y calafate, que son frutos típicos de la Patagonia, y cuando lo probó Pamela Villar, con lágrimas en los ojos, me dijo, '¡Tus sabores me emocionan!', eso me marcó, y por otro lado, el desafío técnico en la semifinal, que hicimos tres tortas de excelencia de la pastelería mundial en dos horas y media, cuando terminé me sobró tiempo y me dijeron que estaban perfectas, ahí dije '¡Soy capaz!'.

¿Qué aspectos de la docencia y la vida en general aplicaste en el certamen?

Mucho de la improvisación. Aparte de ser docente estudié teatro y soy animador en grupos juveniles. Así que tuvo que ver improvisar, dar respuestas rápidas, encontrar una salida en los momentos de complicación y no quedarme trabado ante la dificultad, creo que eso es algo propio de mi vida cotidiana y me sirvió mucho dentro del programa. Veía que muchos de mis compañeros, ante algo que les salía mal, se frustraban, o no encontraban una solución, y en mi caso, si salía mal, iba a otra cosa, intentaba buscar respuestas todo el tiempo, que es propio de mi ser docente, de estar con personas a cargo, y también de mi vida cotidiana, ser resiliente frente a las dificultades.

¿Cuáles son los principales aprendizajes que te llevás de la competencia?

De pastelería un montón de técnicas que jamás había escuchado, por ejemplo, bizcochuelos sabía hacer uno solo, ahora se hacer de manteca, de aceite, de queso, por nombrar algunos. Y para la vida en general, junto con los demás participantes del reality demostramos que hay una manera sana de competir, estuvo bueno que no nos peleemos, porque uno siendo compañero igual puede competir, también buscando lo mejor de los demás. Asimismo, no es solo competir con el otro, sino también con uno mismo, es encontrar lo mejor de uno, aprendiendo cada día, creo que eso fue lo que intentamos hacer todos en Bake Off y dio resultado, a la gente le gustó y se reflejó en el rating. En mi caso, descubrí mi esencia de pastelero que no conocía, ya que ya hacía postres, pero nunca tan elaborados, y después era una persona muy tímida, así que fue soltarme en un medio televisivo y encontrar la veta de la actuación en las entrevistas, había cosas que ya estaban dentro de mí, pero las redescubrí y las puse en valor.

¿Qué proyectás para tu camino post Bake Off?

Siempre pienso cómo aprovechar el impulso y capitalizar la experiencia. Lo primero que se me viene es emprender algo, justamente estaba viendo unos cursos de pastelería en Buenos Aires, así que ya mandé solicitud para que me envíen información, porque está bueno perfeccionarse en el tema y dar lo mejor de uno mismo. En lo personal, el estudio es una herramienta necesaria para poder encontrar lo mejor de mí y brindárselo a los demás. Hoy, estoy viendo donde me lleva el viento, escuchando las ofertas que van surgiendo, por suerte no es que tengo que decidir entre cosas malas, sino que todo lo que va llegando a mis oídos y me ofrecen es bueno, así que es hora de sentarme y pensar por donde quiero seguir.

Éxito en la tv

La tercera edición de Bake Off Argentina: El Gran Pastelero, producida por WarnerMedia Latin America, conducida por Paula Chaves y con un jurado compuesto por Damián Betular, Dolli Irigoyen y Pamela Villar, finalizó esta semana después de 41 emisiones que cautivaron al público.