Investigan los impactos y alcances de la sequía a nivel regional

El Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica trabaja de forma articulada para proporcionar datos científicos y reportes periódicos a gobiernos y comunidades, entre otros actores sociales.

Con miras a dar respuestas a un fenómeno tan complejo y amenazante que ya está afectando a diversos grupos socioeconómicos, el Sistema de Información sobre Sequías para el sur de Sudamérica (SISSA) provee herramientas e información sobre estos eventos naturales y sus impactos a gobiernos, instituciones no gubernamentales y privadas y otros actores sociales.

Integrado por los seis países miembros del Centro regional del Clima para el Sur de América del Sur (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay), el SISSA tiene su base en distintos pilares. “Uno de ellos es generar herramientas para el monitoreo de las sequías; el segundo incluye evaluar riesgos e impactos para determinados sectores, mientras que el último incluye apuntalar la preparación y la planificación que estos sectores puedan realizar, en pos de anticiparse a las sequías o mitigar sus efectos”, plantea Carolina Vera, integrante de la unidad de coordinación del SISSA e investigadora del CONICET.

Si bien el sistema busca proporcionar información relacionada con sequías para toda la población, tiene tres sectores socioeconómicos prioritarios: la agricultura y ganadería, las actividades vinculadas a la hidroenergía y el transporte fluvial. “Se busca una interacción y un diálogo constante, a partir de lo que llamamos proyectos demostrativos que, a futuro, se pueden implementar con otros sectores” desarrolla Vera, doctora en Ciencias Meteorológicas. En Argentina, por ejemplo, hay una fuerte interacción con sectores agrícolas en Córdoba y, en relación a la navegación fluvial, con la zona de la cuenca río Paraná, que incluye tanto al territorio argentino como paraguayo.

El SISSA está integrado por los seis países miembros del Centro regional del Clima para el Sur de América del Sur: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. Fuente imagen: Prensa SMN.

Este último punto, indica la investigadora, resulta un ejemplo de cuánto puede afectar la sequía a distintos sectores: la bajante del río puso en jaque a barcazas que transportan productos de gran impacto en la economía, ya que las embarcaciones debían reducir su carga o, directamente, no podían pasar. “En ese caso, se está implementando un proyecto que incluyó a todas las agencias y organismos que estuvieran vinculadas con el agua, ya sea puertos, prefectura o empresas privadas del transporte”, ejemplifica la científica.

En todo este trabajo de articulación, el conocimiento científico se vuelve una pata indispensable. “A lo largo de estos seis países, el SISSA cuenta con centros operativos, los servicios meteorológicos nacionales, que proveen una enorme cantidad de información. Es mucho el conocimiento que aporta el sector científico. Por ejemplo, se utiliza la información satelital para monitorear las sequías, ya que no se cuenta con un pluviómetro en cada kilómetro para contar con las condiciones de humedad”, plantea Vera.

Con la necesidad de una mirada tan integral, los sistemas articulados de trabajo incluyen investigadores de distintas disciplinas naturales -de la Meteorología, la Biología y ciencias agrícolas-, pero, también, de las ciencias sociales y económicas, para entender cómo se percibe el riesgo, cómo se toman las decisiones y cómo se evalúan las pérdidas. Claro que el saber científico no aparece como la única voz válida. “Son tantos los actores sociales que participan y que se ven afectados, que el escenario de trabajo implica una verdadera construcción de conocimiento colectivo, desde técnicos y organismos hasta los usuarios. La gestión del riesgo y la búsqueda de posibles soluciones es totalmente integrada”, agrega la investigadora.