Tras superar la barrera de los 10.000 casos, la extensión de la pandemia hace mella en la Provincia

Con la aceleración del ritmo de los contagios en territorio bonaerense, Kicillof empieza a evaluar una "revisión" de la cuarentena, mientras sus funcionarios de Salud advierten, cada vez con más fuerza, que asoma la posibilidad de un colapso del sistema sanitario. Del otro lado de la General Paz, la Ciudad está más cerca de aumentar la flexibilización que de volver en sus pasos.

El coronavirus avanza a paso firme en la provincia de Buenos Aires (PBA), donde, durante los últimos siete días, los casos crecieron a un ritmo del 5,4 por ciento diario y se duplicaron en 12,9 días. Son cifras algo por encima de los valores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), que asciende a un ritmo del 4,3 por ciento y dobló los contagios en 14,9 días; y a una distancia astronómica de los registros del resto del territorio nacional, que aumentó en torno al 1,9 por ciento y multiplicó los infectados por dos en 41,5 jornadas. La velocidad de contagio en el territorio bonaerense es la más elevada del país.

Los funcionarios del Gobierno de Axel Kicillof no lo ocultan: el propio Gobernador planteó el miércoles que se tendía a una "revisión" de la cuarentena para encontrar el porqué de la aceleración del contagio; su ministro de Salud, Daniel Gollán, había advertido el martes, en La Matanza, que, si este ritmo se sostenía, "a fines de julio o principios de agosto" el sistema sanitario "podría colapsar". Las alarmas continuaron sonando este jueves: el viceministro Nicolás Kreplak fue elocuente y consideró que llegó el momento de "ponerse serios" y "tomar medidas para que dejen de aumentar los casos".

La preocupación tiene asidero: con el récord informado en la noche del miércoles, de 621 positivos en un día, lo que implicó una suba del 6,5 por ciento respecto al martes que va a empujar todavía más arriba el promedio semanal en los próximos días, los casos provinciales superaron la barrera de los 10.000 y se ubicaron en 10.729, y son el 39,3 por ciento del total de los confirmados en el país. Y el número sigue in crescendo a una media que se ubicó, en los últimos siete días, en 448,1 nuevos positivos diarios, al mismo nivel del promedio porteño de 452,7, pero abismalmente por encima del resto del país, que sumó a un ritmo de 59 infectados por jornada.

Los números de la Provincia y de la Ciudad son claros. La pandemia aun sigue avanzando en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), a diferencia de en otros puntos del país, donde parece empezar a ceder. Sin embargo, ¿por qué parece Kicillof mucho más preocupado que su par porteño, Horacio Rodríguez Larreta? El Gobernador bonaerense repitió que es necesario cuidar el aislamiento en el AMBA y su ministro de Salud fue aun más allá cuando, a principios de junio, mientras se discutía una prolongación más del aislamiento, advirtió que, si se levantaba la cuarentena, en quince días se iban a registrar “las imágenes de Nueva York, con cadáveres apilándose en cámaras frigoríficas”. El jefe de Gobierno de la Ciudad, en cambio, avanzó en las flexibilizaciones e, incluso, permitió las salidas para correr en las gélidas noches del otoño porteño.

Distintos territorios, distintas preocupaciones

Más allá de las especulaciones y presiones políticas que puedan deducirse producto de la posición anti-cuarentena que han expresado públicamente dirigentes de alto calibre político, como la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, y otros referentes de Juntos por el Cambio, coalición que integra Rodríguez Larreta, hay indicadores que pueden sugerir que la situación en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense es ligeramente distinta. Durante la última semana de mayo, el promedio de nuevos casos diarios en Capital era de 386,6 y creció, durante los primeros diez días de junio, un 17,1 por ciento. En la Provincia, era de 261,7 y trepó un 71,2 por ciento. “Hay muchos casos por día, pero a una velocidad de crecimiento relativamente contenida”, analizó, el martes, el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós.

Los funcionarios sanitarios de la Provincia no piensan lo mismo. Este jueves, Enio García, jefe de asesores de la cartera de Salud bonaerense, destacó la velocidad que adquirió el contagio y precisó que “el 20 por ciento de los casos requieren internación”. “Si no intervenimos en el escenario actual, sin fortalecer el aislamiento, en 30 o 40 días podríamos estar cerca de la saturación del sistema de salud”, advirtió, haciéndose eco de la "revisión" que había planteado Kicillof. “Hace un mes, teníamos un 30 por ciento de las camas de terapia ocupadas; hoy, estamos en 43”, se plegó, a su vez, Juan Riera, director de Hospitales, aunque aclaró que “no todas están siendo utilizadas por pacientes afectados por la pandemia”, sino que se suman a las requeridas por otras afecciones. Pero la advertencia es la misma: hay que frenar el ritmo de contagio para que haya camas para todos.

El énfasis de la administración bonaerense por reforzar el sistema para prepararse "para lo que se viene" fue una marca clara de sus acciones de gobierno del miércoles: a la mañana, Kicillof anunció un "rescate financiero" para 190 clínicas privadas bonaerenses que estaban "en jaque", según su propia definición, muchas con peligro de cierre, "en momentos en que más se necesita reforzar la atención". Con ese financiamiento vía IOMA, el Estado podrá disponer de sus 1.500 plazas para administrarlas cuando la situación se complique. Horas más tarde, les anunció a los 135 intendentes que les aportaría 2.000 pesos diarios para sostener cada cama de aislamiento que fueron instalando en clubes, centros culturales y otras instituciones.

Por eso, en momentos en que la pandemia empieza a recrudecer en la Provincia, vuelven a resurgir las tensiones que habían marcado la relación con el Gobierno porteño en momentos en que las estrategias de una y otra gestión se bifurcaron, exactamente, un mes atrás. El 11 de mayo, al inicio de la cuarta fase del aislamiento, el Gobierno de la CABA dispuso la reapertura comercial barrial. 17 días después, el 28 de ese mes, se dio el, hasta ahora, momento más crítico de velocidad de contagios en territorio porteño. La tasa de duplicación se ubicaba en 9,3 días, en tanto que, el promedio de las primeras tres semanas después de la reapertura, fue de 10,3. Este jueves, ese indicador marcaba 14,9, mientras que el promedio de los últimos siete días fue de 13,8, una multiplicación un 34 por ciento más lenta que durante mayo. A eso aludió Quirós el martes.

Para la PBA, el proceso fue exactamente inverso. El Gobierno de Kicillof, que mantuvo una política más estricta, permitió algunas actividades industriales con rigurosos protocolos, lo que hizo que esa decisión no tuviera un gran impacto en la circulación del virus. Entre el 11 y el 31 de mayo, el promedio de duplicación bonaerense se ubicó en 17,1 días. Este jueves, era de 12,9, con un promedio semanal de 12,7, un 25,7 por ciento más rápido. ¿Qué significan estas cifras? Una interpretación posible es que la curva bonaerense está en franco ascenso y a un ritmo más veloz que hace algunas semanas, algo que se evidenció entre fines de mayo y lo que va de junio. Esto es lo que desvela al Gobernador y a su equipo, desde donde se vuelve a advertir que la mayor circulación que la Ciudad habilitó esta semana, con el comienzo de la sexta fase, en contraposición a la estrategia bonaerense, implica un riesgo cuyo alcance toca a todo el AMBA.

Los testeos, otra clave a analizar

¿Este contrapunto es suficiente para decir que la Ciudad controló la pandemia, que ahora afecta, principalmente, al Conurbano? No pareciera ser así. Crecer más lento no significa decrecer. Además, hay otro indicador al que muchos expertos piden prestarle atención. Uno de ellos es Rodrigo Quiroga, bioinformático, docente en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba e investigador del CONICET. En su cuenta de Twitter personal, suele publicar análisis respecto de la evolución de la pandemia. El miércoles, remarcó que “parece haber un problema con la detección de casos, sobre todo en la CABA, por la alta positividad diaria de tests”. Quiroga es parte del equipo de expertos que asesora a Kicillof, desde donde toman con seriedad sus advertencias por el eventual colapso del sistema sanitario.

La secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, informó este jueves en el habitual reporte matutino del Ministerio de Salud de la Nación que la positividad del miércoles había sido de 43,1 por ciento en la Ciudad y de 29,8 en la Provincia. Sin embargo, la cartera sanitaria porteña comunicó que fue de 32,1 por ciento, nueve puntos menos que lo que afirmó la autoridad nacional. “La OMS recomienda una positividad del diez por ciento; en Córdoba y Santa Fe, está alrededor del dos por ciento. La cantidad de casos que se están detectando no es demasiado indicativa de la cantidad de casos real que hay”, dijo Quiroga en una entrevista radial.

A diferencia de la política, que remarcaba las deficiencias de testeos durante marzo y abril, cuando la positividad descendió por debajo del nueve por ciento, ahora son varios los científicos que apuntan a una baja cantidad de testeos. Otro habitué de la red social del pajarito, el físico y ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Jorge Aliaga, publicó las cifras del martes y advirtió que, con “41,7 por ciento de positividad en la CABA, 25,1 por ciento en la PBA y 7,5 por ciento en el resto del país", se evidencia que "hay muchos más casos que los detectados en el AMBA”. “41 por ciento de positividad en los tests que se hacen en CABA sólo puede significar una cosa: se está testeando muy por debajo de lo necesario y el virus circula mucho”, tuiteó, en coincidencia, otro investigador del CONICET y divulgador científico, Nicolás Olszevicki.

Por último, ¿es posible comparar la realidad porteña con la bonaerense, sobre todo la del Conurbano? El Presidente de la Nación, Alberto Fernández, advirtió el miércoles que ambas jurisdicciones “tienen una pareja cantidad de casos, pero la Provincia tiene el triple de habitantes”. Es un dato que no se puede obviar.

La CABA tiene 407,5 casos cada 100.000 habitantes, 6,8 veces más que los 59,6 de la provincia de Buenos Aires y 5,3 veces más que los 76,9 del Conurbano bonaerense, donde hay 8.664 casos confirmados, según la información que releva El1 Digital. La mortalidad en la Ciudad es de 94 fallecidos cada 100.000 habitantes contra los 18,1 de toda la Provincia y los 25,1 del Gran Buenos Aires, pero en el territorio bonaerense el coronavirus mata más, y su letalidad es de tres por ciento y llega al 3,3 en el Conurbano, contra el 2,3 por ciento del suelo porteño. Condiciones sociales, habitacionales y sanitarias poco comparables. Quizás, en el combo de todos esos factores, radique la explicación de por qué las preocupaciones porteñas y bonaerenses parecen ser tan distintas como las características de sus territorios. Cada cual atiende su juego.