Sentencia por el crimen de Fernando Báez Sosa: reflexiones sobre la construcción de masculinidades

La Secretaría de Mujeres, Políticas de género y Diversidades publicó un texto que cuestiona las prácticas construidas sobre las masculinidades y cómo estas afectan a la sociedad.

Ante las sentencias de cadena perpetua y quince años de cárcel para los rugbiers responsables por la muerte de Fernando Báez Sosa, la secretaría de Mujeres, Políticas de género y Diversidades compartió un texto de opinión basado en “reflexiones sobre la construcción de masculinidades” y relacionado al origen de las prácticas violentas de los varones y sus consecuencias.

La nota escrita por la Dra. Noor Jiménez Abraham y el Lic. Gustavo Escobar desde la Dirección de Políticas de Actualización de Conocimientos de la Secretaría de Mujeres, explica cómo la construcción de la masculinidad está enmarcada por “ritos y costumbres donde prima la violencia” que se aprehenden desde pequeños con frases como “¿cuántas novias tenés?” o “los que se pelean se aman”.

Incluso, dicen, se refleja en partidos de fútbol donde un padre le grita a su hijo “matalo, pisalo, reventalo”, en relación a un compañero del equipo contrario. “¿Qué pasa con los ritos de iniciación donde hay que probar que se puede aguantar absolutamente todo?”, cuestionan y resuelven: “ser varón dentro de este marco es representar a alguien a quien no se le permite tramitar sus miedos y desilusiones sin violencia.”

Esta masculinidad normativa está atravesada por “la necesidad de pertenecer”, sin cuestionamientos sobre actitudes por un miedo que termina naturalizando el uso de la violencia, sin importar el deporte, clase social, etnia o edad: ser agresivo “es la norma para ser varón”.

De este modo, “algunas masculinidades que no son heteronormativas también tienen comportamientos patriarcales”, incluyendo tanto a hombres como mujeres y diversidades de sexo genéricas. “Quien decida desmarcarse de la regla, también será violentado”, exponen Jiménez Abraham y Escobar.

Según ellos, la solución reside en hacerse “responsables como sociedad”: “si nos corremos de nuestro lugar y nos dedicamos a juzgar no formaremos parte de la solución que nos exigen los tiempos actuales en los que es necesario dar respuestas posibles a una sociedad que debe erradicar sus niveles de violencia”.