El amor, el odio y los vínculos

El psicólogo Daniel Dauria reflexiona sobre el amor y el odio, las relaciones de pareja y los conflictos.

Por Lic. Daniel Dauria

La frase “Si amas, sufres; si no amas, enfermas” es una de las más populares de Sigmund Freud, quien decía que "el amor es un estado de enajenación". Entregarse al amor es transitar un estado fronterizo entre las más profundos sentimientos, sin perspectivas ni medidas. ¿Cuántos divorcios conflictivos y viscerales surgen del respetuoso amor?

La semana pasada, una noticia dramática impactó a la opinión pública. Una pareja discute de regreso a su casa, ambos se bajan de un vehículo en plena Autopista 25 de Mayo, en la Ciudad de Buenos Aires, y mueren atropellados por una combi que circulaba sin posibilidad de anticipar que alguien se cruzaría en su camino. En tanto, la inquina entre la cantante Shakira y el exfutbolista Piqué, de reciente viralización en los medios, es un claro ejemplo de dos cuestiones: demuestra que donde hubo fuego a veces solo quedan acusaciones y que siguen unidos a través del odio.

Si queremos vínculos sanos con los demás, primero debemos tener uno sano con nosotros mismos; así amortiguamos el riesgo de conflictos. ¿Cómo podemos odiar a quien decimos amar? El amor y el odio siempre estuvieron tomados de la mano; son la cara de la misma moneda, a veces cae una y a veces, la otra. Todas las parejas deben lidiar con esos sentimientos y encontrar la manera de articularlos.

Es fácil afirmar que muchas de estas situaciones de odio se desencadenan producto de celos, inseguridad, problemas de autoestima o infidelidad. Pero el odio aparece como la cara oculta del amor. Representa a aquello que se cede en la pareja: la pérdida de la individualidad. Cuando se ama, se depende del otro, se resigna autonomía. Esta dependencia es la razón que dificulta terminar con este tipo de relaciones.

Más que de amor - odio, serían mejor llamadas "relaciones de dependencia - odio". Sumado a esto, suele atribuirse la infelicidad al otro, de forma que el sentimiento de odio aumenta: "Ya no sos la persona de antes, ya no me hacés feliz". El tándem amor - odio no es exclusivo de las parejas, sino que está presente en todas las relaciones humanas; a más intensidad afectiva, más posibilidad de que los polos contrarios se manifiesten. Por ejemplo, se dará con más fuerza entre padres e hijos que entre compañeros de trabajo.

No aceptar la opinión del otro o querer tener siempre la razón son algunos de los ejemplos más comunes de falta de respeto. Con esto, hacemos daño hacia la otra persona, llevando a sentimientos de rencor y desconfianza que deterioran cualquier relación. ¿Como superar de manera saludable el desamor? El primer paso es afrontar la ruptura y rendirse, entendiendo que hay cuestiones no se pueden cambiar ni dependen de una sola persona.

Para eso, hay que poner foco tanto en el ego como en la autoestima, ya que seguir luchando y batallando contra una situación que se escapa de control solo hará que aumente la obsesión y disminuya la autoestima de las partes debido al rechazo continuado.

La situación temina conviertiéndose en un círculo negativo que constantemente se retroalimenta y sin posibilidad de salir. Este círculo es nocivo ya que, aunque parezca que alguna de las partes gane, el único resultado es la pérdida. No hay forma de resolverlo más que alejándose, renunciando al odio y recuperando la individualidad perdida.

Mario Vargas Llosa, uno de los novelistas y ensayistas contemporáneos más importantes, compartió su mirada sobre el amor: “Nunca digas que amas a alguien si nunca has visto su ira, sus malos hábitos, sus creencias absurdas y sus contradicciones. Todos pueden amar una puesta de sol y la alegría, solo algunos son capaces de amar el caos y la decadencia”. Para amar, no se necesita pensar; para odiar, sí. Aunque ambas sean emociones extremas, el odio necesita ejercitar el juicio a la hora de calcular los daños.

Psicólogo y Psicoanalista. MN 37695