Las mujeres de Mayo no usaban miriñaque: costumbres y vestimentas de la Revolución

La Sociedad Victoriana Augusta Argentina explica el rol de la mujer en la historia desde 1790 hasta 1919. Verónica Cicchi, relacionista pública de la entidad, señala que traen “un pedacito de historia viviente al presente”.

“Los voy a decepcionar, pero en los tiempos de la Revolución de Mayo las mujeres no usaban miriñaque”, advierte con una sonrisa en el comienzo de la charla con Radio Universidad Verónica Cicchi, encargada de las relaciones públicas de la Sociedad Victoriana Augusta Argentina. Es un grupo de personas que recrean la “vida civil” en la etapa que va desde 1790 hasta 1919 en el Río de La Plata.

“Buscamos contar el rol de la mujer en la vida cotidiana mientras se desarrollaban las grandes batallas”, destaca Verónica, pues apunta que la historia “siempre se contó desde el lado masculino”. Por medio de representaciones los antepasados vuelven por un rato al siglo XXI.

La ropa como expresión política

Verónica aclara que el famoso miriñaque se empezó a usar a partir de la década de 1850. En los tiempos del nacimiento de la Primera Junta, las mujeres vestían al uso de la “moda imperio”. “Tiene que ver con la revolución francesa.

"La ropa era sencilla, liviana, y la falda empezaba debajo del busto, y caía suelta, holgada, hasta los tobillos”, explica Verónica con detalles precisos. Y agrega: “Se usaba una especie de push up para levantar el busto femenino que era lo único que se mostraba”.

Así se confirma que la forma de vestir es también una manera de expresión política. Por eso las mujeres de entonces se vestían sin tanta pompa para manifestarse “en contra del boato de la corte de María Antonieta". Mientras tanto, en nuestra tierra las damas se ponían esos atuendos como “una toma de posición” a favor de las causas independentistas.  

Las mujeres de la Revolución de Mayo usaban vestidos sencillos, de corte imperio y faldas holgadas, "en contra del boato de la corte de María Antonieta".

La entrevistada menciona que esas prendas, sin espamentos, se pueden ver en las películas basadas en novelas de Jane Austen como "Sensatez y sentimientos".

Después, con la vuelta del absolutismo, la mujer volvió a vestir con faldas amplias y corsé. La especialista defiende a esta prenda de la mala prensa. “El corsé aparece como un elemento de tortura y es todo lo contrario ya que le da forma al cuerpo”, asegura.

Para acompañar esos vestidos de amplios escotes, las damas se cubrían con algo parecido a las pashminas. El look colonial se completaba con zapatitos parecidos a las zapatillas de baile. Hay algunos cuadros que dan fe de ello.

A través de las recreaciones de la vestimenta de época, la Sociedad Victoriana Augusta Argentina quiere mostrar “la participación femenina en la vida diaria mientras se desarrollaban las grandes batallas”. Es así que en el mes de marzo realizaron la segunda charla del año en el @cabildonacional sobre las mujeres que, desde sus lugares, formaron parte del proceso independentista que conformó al país.

"Se trata de rescatar y revalorizar sus acciones, porque la historiografía oficial las relegó a un papel muy secundario.
Vivanderas, mujeres que tomaron las armas, esclavas que lucharon por su propia libertad y la del suelo, hacendadas, y hasta señoras de familias encumbradas. De todos los colores: pardas, mestizas y criollas. Todas fueron importantes.
Juana Azurduy, María Remedios del Valle, Macacha Güemes, Remedios de Escalada, Mariquita Sánchez de Thompson, y las mujeres anónimas...", explicaron.

"Tratamos de rescatar y revalorizar sus acciones, porque la historiografía oficial relegó a la mujer a un papel muy secundario".

Verónica Cicchi

La entrevistada afirma que se habla del protagonismo de los hombres en los combates, pero se deja de lado el papel de las mujeres. En las recreaciones de las batallas, las mujeres participaron como las enfermeras y encargadas de asistir a la tropa. Por otro lado, se hacen bailes, reuniones y tertulias en residencias históricas de la ciudad de Buenos Aires.

La vestimenta masculina en la Revolución

Confirmado: En aquel 25 de mayo de 1810 llovía y había paraguas. De eso da cuenta un registro de la Aduana que anotó la entrada de paraguas, aunque no servían mucho para evitar la mojadura. Los caballeros usaban levitas, capas y sombreros. Los hombres de los sectores más humildes se ponían el poncho, una prenda que cruzaba las clases sociales. “Lo que cambiaba era la calidad de la tela”, completa Verónica. 

Para integrar esta sociedad los participantes deben confeccionarse la ropa y utilizar telas que tengan escaso componente sintético como era en 1810. La rigurosidad del trabajo está en los detalles, también. El objetivo es “traer un pedacito de historia viviente”, afirma la mujer.

Fotos: Gentileza Sociedad Victoriana Augusta Argentina