El Centro de Veteranos de La Matanza expone cartas y telegramas enviados y recibidos por los soldados de Malvinas

“Los soldados no podíamos ir al correo, entonces un suboficial amigo nos prestaba su tira, íbamos al centro y mandábamos los mensajes”, recordó Daniel Staffolarini, excombatiente matancero.

Entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, tiempo en el que se desarrolló la guerra de Malvinas, soldados, suboficiales y oficiales argentinos se comunicaron con familiares y seres queridos a través de miles de cartas. Muchas de ellas se encuentran resguardadas en museos, incluidas las que envió y recibió el veterano de Malvinas Daniel Staffolarini, que están expuestas en el Centro de Veteranos de Guerra de La Matanza, con sede en Ramos Mejía.

“Cuando había tiempo, las cartas que enviábamos eran largas y, cuando no, recurríamos a un telegrama”, recordó Staffolarini en diálogo con El1 Digital. Para enviar los mensajes y asegurarles a sus familiares que se encontraban bien, los soldados debían ir hasta el pueblo, a cinco kilómetros de distancia del frente. Pero, además, contaban con ayuda para llegar al correo.

“Los soldados no podíamos estar allí, entonces un suboficial amigo nos prestaba su tira, íbamos al correo y mandábamos los mensajes. Lo hicimos siempre que se pudo, hasta que todo se empezó a complicar en junio. Tengo todas las cartas, incluso las que le escribí a mi novia, ahora esposa, con quien estoy por cumplir 40 años de casado”, rememoró. Sin embargo, Staffolarini destacó las misivas que recibió por parte de un profesor de la escuela secundaria.

“Antes de Malvinas, estaba cursando mi último año de colegio industrial. Mis compañeros me enviaban cartas, algunas de ellas expuestas aquí en el museo, donde me aseguraban que me estaban esperando, porque yo fui el único de mi escuela en ir a la guerra. Pero lo llamativo es que también me escribió unas palabras un profesor con quien cursaba tres materias y, al regresar a casa una vez finalizado el conflicto y retomar los estudios, fueron las únicas que me llevé a diciembre”, indicó.

Si bien el retorno de Staffolarini a las aulas estuvo marcado por el recibimiento de sus compañeros y de ese profesor, de apellido Martín e ingeniero, el veterano estudió y preparó las tres materias para rendirlas en la mesa de examen. “Me presento el primer día y, cuando voy a empezar a hablar, el profesor me da la mano y me dice ‘Gracias por todo’. No me tomó examen, me hizo estudiar y me aprobó, lo mismo ocurrió con las otras dos materias”, evocó.

Labor continua

Actualmente, Staffolarini se desempeña como coordinador del Museo en el Centro de Veteranos de Guerra local, un sitio abierto a la comunidad que recibe a chicos, grandes y todos aquellos que tengan interés en la historia de Malvinas. “Nos visitan tanto escuelas de La Matanza como de la Ciudad de Buenos Aires. Para nosotros, este es uno de los museos más lindos y completos de la Provincia, reconocido por el Concejo Deliberante como De Interés Municipal”, celebró.

Asimismo, destacó que el Centro es el resultado del “esfuerzo propio de los veteranos”. “Mis compañeros, cada uno de nosotros, antes de Malvinas, tuvo una vida donde pudo haber sido vidriero, albañil, pintor. Todo eso se juntó de grande y esa mano de obra sirvió para construir este museo. Para mí, ser coordinador es un orgullo”, cerró.