A 40 años de la apertura democrática como organización y forma de vida

A cuatro décadas de la asunción de Raúl Alfonsín, una reflexión sobre el proceso que inició aquel 10 de diciembre. El caso de La Matanza, el distrito marcado por la identidad peronista.

Tal vez la expresión “retorno” para referirse a la reinstalación de la democracia quede, cuanto menos, corto. Cumple, efectivamente, con la funcionalidad de apegarse a la Historia y de dar cuenta de lo que fue aquella foto en la que se puede observar a Raúl Alfonsín asumiendo la Presidencia de la Nación el 10 de diciembre de 1983 luego de siete años de asfixia social producto de la dictadura, represión y las consecuencias negativas del cambio de modelo productivo.
En 1976, el desembarco de José Alfredo Martínez de Hoz en el Ministerio de Economía llegó con cambios sustanciales: apertura comercial, altas tasas de interés y libre entrada de capitales.

El movimiento obrero y los sectores más dinámicos de la política fueron víctimas del genocidio y el shock de terror allanó el territorio para edificar un nuevo modelo. La investigadora y presidenta de la Junta de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), Hilda Agostino, recordó que el Distrito, desde la caída de Juan Domingo Perón en 1955, ya se había convertido en “un bastión de la resistencia peronista”.

“Grandes procesos vinculados con el peronismo se dieron en la geografía del Partido”, añadió. La represión de la última dictadura puso el foco en experiencias populares como las que, por ejemplo, tuvieron lugar en Ciudad Evita. Hasta debieron esconderse los trofeos de los Torneos Evita.

Apertura
“El retorno a la democracia en La Matanza se produjo igual que en el resto del Conurbano bonaerense. No hemos observado grandes diferencias. Lo que pasa es que había una sociedad que no había percibido que sus gobernantes eran de facto”, afirmó Agostino, para luego resaltar: “No se hacía una gran distinción entre si eran legales o no las autoridades que gobernaban el Partido”.

Federico Russo. Material proporcionado por la Junta de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).

“Entonces, tampoco hubo obstáculos para volver porque, por supuesto, todo lo que sucedió en la dictadura se sabría luego”, sumó. Por su parte, el presidente del Centro de Estudios Históricos de La Matanza (CEHLAM), Ángel Recine, puso en valor al primer intendente local tras la finalización del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional:
“Federico Russo fue uno de esos trabajadores incansables y le puso el cuerpo porque estuvo siempre presente”.
Tras la dictadura, el peronismo reafirmó hegemonía. Y la efervescencia democrática marcó el ritmo del ecosistema político. “Se formaron unos Concejos Deliberantes en los que se debatía mucho, se discutía por la democracia. Eso fue parte de la apertura. El bastión peronista mantuvo la llama latente”, indicó Recine.

Pendiente
De esos debates que mencionó Recine formó parte el diputado provincial Ricardo Rolleri, quien ingresó al HCD en 1983 y fue reelecto en sucesivas ocasiones hasta el año 2021, cuando fue designado por las urnas para ocupar una banca en la legislatura bonaerense. Antes, incluso, entre 1973 y 1976, había sido presidente del Consejo Escolar por el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). Rolleri encabezó la lista de concejales que también llevaba a Russo como candidato a intendente.

Jura de Federico Russo, acompañado por Monseñor Rodolfo Bufano. Material proporcionado por el Centro de Estudios Históricos de La Matanza.

“En ese entonces, había en el pueblo y en todos los partidos políticos una gran expectativa ante el advenimiento de la democracia. Había una mayor unión, había diferencias, pero estaba el objetivo de recuperar la democracia”, recordó. “La reflexión es que se han conseguido muchos logros hasta aquí y, también, tenemos muchas materias pendientes. Hay que resolver la pobreza en la Argentina”, cerró.

Federico Russo. Material proporcionado por la Junta de Estudios Históricos de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM).

Agostino también puso foco en el rumbo: “Hay que seguir transitando esta democracia y profundizar o discutir qué cosas son importantes para los argentinos y cuáles no”. "Que nosotros disfrutemos de universidades libres y gratuitas es una característica casi única en el mundo”, ejemplificó.

Tal vez sea el concepto de “apertura” el que mejor defina la reinstalación de un sistema que amplió derechos y que marcó un modo de vida opuesto al período anterior y que se extiende hasta nuestros días. Este aniversario llega con nuevos desafíos.