Un triunfazo para recuperar la calma y reanimar la confianza

Con gol de Jonathan Zacaría, el Mirasol le ganó 1 a 0 a un durísimo San Martín de Tucumán y se reacomodó en los primeros lugares de la tabla. La victoria, además, le dio aire al entrenador Alejandro Orfila, que había quedado en el ojo de la tormenta luego de la derrota ante Nueva Chicago en la fecha pasada.

Foto: Prensa Almirante Brown

Almirante Brown sabía que en el partido de este sábado ante San Martín de Tucumán había más que tres puntos en juego. El durísimo golpe sufrido ante Nueva Chicago, la semana pasada, lo obligaba a revertir de manera urgente la imagen desangelada que había mostrado en Mataderos para que sus hinchas, en el Fragata Sarmiento, no estallaran en gritos de desaprobación. Y el conjunto aurinegro lo hizo: apretando los dientes y peleando cada pelota como si fuera la última, venció 1 a 0 al Santo tucumano y consiguió la paz que estaba buscando, justo en su momento más crítico en el torneo.

El 0-3 ante el Torito, además, había dejado en el ojo de la tormenta al técnico Alejandro Orfila: una nueva derrota podía eyectarlo de su cargo. Pero su equipo le respondió en el campo de juego, ante un rival de enorme de jerarquía. Y el destino quiso que el triunfo (y su continuidad) llegara gracias a un gol de Jonathan Zacaría, un futbolista al que el DT casi no le había dado rodaje en todo el campeonato, luego de una escalada de Jonhy por la izquierda (el Chano sorprendió ubicándolo como lateral izquierdo desde el arranque) que terminó con un fuerte zurdazo, que se desvió ligeramente en Nicolás Bazzana antes de ingresar junto al palo izquierdo del arco defendido por José Sand.

Johny Zacaría le dio la victoria al Mirasol.

Ese tanto de Zacaría, a los seis minutos del segundo tiempo, terminó siendo un justo premio al arranque furioso que protagonizó Almirante en el complemento, en el que avasalló a los dirigidos por Pablo Frontini, presionando en todos los sectores del campo y recuperando rápidamente la pelota.

Antes de ese gol, el dominio había estado repartido, pero con San Martín dejando la sensación de que podía lograr el desequilibrio en cualquier momento. Y después del 1 a 0, como era de esperar, al Mirasol le tocó luchar y sufrir para defender esa ventaja ante un equipo que salió con todo a buscar el empate, algo que pudo haber ocurrido en el descuento, con una definición de Iván Molinas que salió a centímetros del palo derecho del arco de Ramiro Martínez.

El pitazo final de Lucas Comesaña desencadenó el festejo contenido en Casanova. Porque pudo dar vuelta la página luego de la fea derrota ante Chicago. Porque la victoria lo reacomodó en los primeros puestos de la tabla. Y porque generó que la tormenta que parecía desatarse sobre Isidro Casanova, al menos por ahora, pasara de largo.