“Cuentos para leer los sábados”, una antología de la “Revista Multicolor” del diario “Crítica”

Fue una publicación semanal que apareció en 1933 con la dirección de Ulyses Petit de Murat y Jorge Luis Borges, como suplemento del diario más popular de aquel tiempo. Gilbert Chesterton, Rudyard Kipling, Charles Dickens, Norah Lange y H.G. Wells pasaron por sus páginas con ilustraciones geniales.

Una breve explicación para el lector nativo digita: en 1933 no había redes sociales y, para informarse, la gente recibía los diarios de papel en sus casas o los compraba en los kioscos callejeros. Por aquellos años de la primera mitad del siglo pasado, los diarios y la radio eran los medios de comunicación por excelencia, junto al cine. Los diarios se publicaban a la mañana, a la tarde y a la noche.

En ese tiempo, el diario "Crítica", de Natalio Botana, era el más popular, con ediciones que aparecían a toda hora del día, con récords de ventas. Era el vespertino que había dado vuelta como una media el solemne estilo que manejaban otros colegas.

Entonces, su lenguaje directo, sus notas sobre deportes, policiales y espectáculos, sin dejar de lado la política, incorporaron cientos de miles de lectores. Botana, el amo y señor de la prensa hasta su muerte en 1941, tenía una percepción para olfatear el gusto de las masas y para llevarlas a dónde él considerara. Contaba con una formación de autores clásicos de la literatura y era sensible a las nuevas tendencias culturales que asomaban en la ciudad y el mundo. Culto y popular: la fórmula perfecta.

Reproducción de la edición número 1 con ilustración del muralista mejicano David Alfaro Siqueiros.

Por ese motivo, un día soñó con una revista que reuniese textos de escritores de todas partes para que, con ilustraciones atractivas, llegaran a sus lectores todas las semanas. Convocó al escritor y jurado del programa “Domingos para la juventud” Ulyses Petit de Murat y este sumó a su amigo, Jorge Luis Borges, para que lo ayudara en la empresa. A su disposición tenían a los mejores ilustradores del momento y el compromiso de “El jefe” para trabajar confiados. Petit de Murat señaló al programa "A fondo", de Televisión Española (TVE), que la revista era "un club de amigos donde había muchos integrantes del grupo cultural Martín Fierro".

La Revista Multicolor de los Sábados fue un suceso y significó la publicación de autores extranjeros y locales. Allí, Borges empezó a forjar la literatura que luego lo consagraría en la década de 1940. Los cuchilleros y las alegorías fantásticas asomaron por esas páginas desde el número 1. También publicaron cuentos de escritores ignotos o desconocidos para el gran público. Por esas páginas pasaron Gilbert Chesterton, Rudyard Kipling, Charles Dickens, Norah Lange y H.G. Wells, entre otros. 

Jorge Luis Borges empezó a publicar "Historia Universal de la Infamia" en la revista del diario "Crítica".

Algunos de esos relatos fueron recopilados por el escritor Álvaro Abós bajo el título “Cuentos para leer los sábados” (Editorial Alfaguara, 2015). El título tiene que ver con el día de aparición de la revista, el sábado. La legislación laboral había establecido cortar esa jornada laboral al mediodía y de allí salió la definición de "sábado inglés", un tiempo que se destinaba al ocio.

Los diarios y la cultura

Para la historiadora Sylvia Saítta, la revista fue “un cruce entre la alta cultura y la cultura popular”, según dice en la presentación del archivo digitalizado de todos los números (ver AHIRA). Para ampliar el origen del medio, la especialista cuenta que “las 61 entregas de la Revista Multicolor de los Sábados salieron entre el 12 de agosto de 1933 y el 6 de octubre de 1934. Tuvieron como antecedente un suplemento con el mismo nombre -probablemente dirigido por Raúl González Tuñón- que se había publicado entre marzo de 1931 y febrero de 1932, en el que predominaron textos de Álvaro Yunque, Roberto Mariani, Enrique, Raúl González Tuñón y Alfonsina Storni”.

Según Abós, Botana quiso competirles a los diarios “La Nación” y “La Prensa” con un producto que captara ese público pero que retuviera al lector de siempre del diario. Al repasar los archivos, Abós destaca “la predilección de Borges por el policial”. Además, resalta que Petit de Murat y Borges estaban “urgidos por la hora de cierre”. Debían cumplir con exigencias propias de estilo de medio: títulos gancheros y diagramación atractiva. “Trabajaban por el sueldo y no para hacer historia”. Aunque, sin buscarlo, lo consiguieron.  

En ese vértigo de la redacción, durante más de un año pergeñaron una de las revistas culturales más interesantes de todos los tiempos y acercaron la lectura a cientos de miles de personas de sectores populares. Para muchos lectores, fue un momento iniciático en el mundo de los libros. Pero el material publicado por la revista “es valioso no ya como materia arqueológica cultural, sino como materia viva”, advierte el recopilador. Y agrega: “Fueron cuentos para leer el sábado. Lo siguen siendo. Y, por qué no, para convertir en sábado cada día de la semana”.