Guido Botto Fiora: "Este tipo de teatro es muy necesario por su profundidad y sensibilidad"

El actor protagoniza el espectáculo "Huesito Caracú", en el Teatro Picadero. Habló sobre el valor de protagonizar una obra de Hugo Midón, el interés del público en la puesta escénica y su participación en la serie "El Marginal".

El público apaga sus celulares y se prepara para emprender un viaje al campo desprovisto de dispositivos tecnológicos y alejado del caos urbano. La vegetación crece en el escenario del Teatro Picadero, enmarcado por el cielo azul y el brillo del Sol. Un grupo de personajes y músicos lleva adelante la nueva versión de la comedia musical gauchesca Huesito Caracú, el remolino de Las Pampas, surgida de la pluma de Hugo Midón y las melodías de Carlos Gianni.

El actor Guido Botto Fiora aparece en escena junto a su guitarra para dar vida a un joven gaucho que, por su ternura interior y su rudeza exterior, se ganó el apodo de "Huesito Caracú". El muchacho lucha contra el poderoso "Cocorito", quien imposibilita que la luz eléctrica llegue a su hogar y, por otro lado, encuentra el amor en la joven Flor Silvestre. A través de zambas, chacareras y baladas, los espectadores son partícipes de una travesía hacia el corazón de la cultura argentina.

¿Cómo fue tu acercamiento con "Huesito"?

Para empezar, trabajé en cómo él conecta con la fragilidad, la humanidad, qué lo enamora, qué le da miedo, qué lo estimula y de qué tiene ganas."Huesito" quiere tocar la guitarra para la gente de su pueblo y desarrollarse con ese instrumento, busca justicia para que su gente tenga luz eléctrica y, a su vez, quiere compartir su amor con Flor. Después, vino la preparación física en torno a cómo mira y camina, cómo va detrás de las cosas, sumado al vestuario y peinado; todo ayuda a recrear el personaje.

¿Qué valor encontrás al protagonizar un clásico de Hugo Midón?

Es un sueño cumplido porque, cuando era chico, mi mamá me llevaba a ver las obras de Midón y Gianni y tengo registrada la emoción sensorialmente; me daba escalofríos por la hermosura de lo que estaba mirando, cómo ellos supieron sintetizar las cosas importantes de la vida, como el amor, la curiosidad, el juego y la búsqueda de justicia en una obra representada sobre el escenario.

Niños y adultos pueden interpretar diferentes niveles de la historia...

¡Totalmente! Es un teatro muy necesario por su profundidad y sensibilidad, tiene muchas capas y colores, no deja afuera a nadie. Cuando sos chico, tenés una mirada más fresca y te llegan ciertas cuestiones de lo que propone una obra de arte, pero, cuando vas creciendo y la retomás, pensás 'Ah, esto era así por esta razón' y, quizás, comprendés algo nuevo o te cae la ficha de otra cosa.

El espectáculo despega al público de los celulares en un contexto de hiperconectividad...

Para mí, esa es una de las grandes virtudes de la obra. Hay familias que estimulan a sus niños a estar en otras cosas que no sean solamente el celular, como ir al cine, a un parque, al teatro o a un museo, y hay otras que no. A casi todas las personas nos está pasando la adicción a los celulares y a la hiperconexión, por eso, me parece bueno que justamente la obra muestre que hay otras cosas; fomenta la conexión con la naturaleza, con la contemplación y con nosotros mismos. Hay que recordar que somos humanos y el celular no es una extensión de nuestra mano, sino que es una herramienta para comunicar y comunicarnos y hay que usarla con equilibrio para que no nos domine.

En lo personal, ¿en qué te interpela y en qué te lleva a reflexionar esta obra?

Me emociona mucho poder hacerlo y haber sido seleccionado después de una audición, porque estoy de acuerdo con lo que la obra dice y hacia donde propone que vayamos como personas, como familias y como comunidad. Hago con muchas ganas cada función, los espectadores están muy presentes en la historia y, además, por momentos, tenemos cierto permiso para conectar con ellos, como si la cuarta pared se rompiera y, después, se volviera a construir. Me interpela en el tema de la confianza, como cuando era chico y tenía ganas de empezar a desarrollarme en el mundo de la actuación, de decirme 'Confiá que podés', pero no como algo mágico, sino con trabajo, constancia, paciencia a uno mismo y a todo lo que hay a tu alrededor, así las cosas se pueden concretar. Cuando llegó la posibilidad de formar parte de una historia de estos maestros, que nos dejaron como legado muchas obras maravillosas, me interpeló en tratar de encararla con la mayor responsabilidad y entrega posible.

Pasando del teatro a la televisión, participaste de todas las temporadas de El Marginal, ¿cómo vivís el éxito de la serie?

Me parece maravilloso que, en nuestro país, una serie pueda tener desarrollo en el tiempo, con personajes nuevos y que haya trabajo para todos los roles que requiere la producción, eso lo celebro y estaría buenísimo que cada vez haya más producción local. Además, es alucinante porque se ve en todo el mundo. Me gusta que haya saltos en el tiempo entre las temporadas y en cada una se afila el trabajo, uno va teniendo más noción de los personajes y sus maneras de accionar. Todas las temporadas tienen su cuota de sangre y también de fuerza y sensibilidad, es muy atractivo ver hasta dónde pueden llegar los personajes en su búsqueda de liderazgo dentro de ese ambiente tan hostil para sobrevivir. A diferencia de quienes estuvieron ahí cumpliendo una pena, que debe haber sido un horror, a la hora de actuar el espacio te coloca al segundo, porque es una escenografía real.

Experiencia campestre

El espectáculo Huesito Caracú cuenta con dirección general de Emiliano Dionisi y dirección musical de Julian Midón. El elenco está integrado por Botto Fiora, Vanesa Butera, Laura Oliva, Patricio Witis y Roberto Peloni, entre otros artistas. En vacaciones de invierno, se presenta de martes a domingo y, luego, sábados y domingos, en el Teatro Picadero, ubicado en Pasaje Santos Discepolo 1.857, Capital Federal.

Agenda teatral

Además de su actuación en Huesito Caracú, Guido integra otros cuatro proyectos en el escenario: Como si pasara un tren, en Timbre 4; Todo lo posible, en El Camarín de las Musas; Ataque de nervios, en Microteatro y Aquí cantó Gardel en el Centro Cultural 25 de Mayo.