“Lo mejor que le puede pasar a un bombero es rescatar a una persona”, destacan

Son esos héroes silenciosos que acuden al llamado cada vez que la comunidad los necesita; puede ser para algo sencillo como ayudar a una mascota que se trepó a un árbol y no puede bajar o para una tarea más compleja como socorrer a quienes quedaron atrapados en un incendio. Lo cierto es que se arriesgan, cada día, aun exponiendo su vida con el objetivo de tender una mano a quien los necesite.

Quienes se desempeñan en la noble tarea de ser bombero voluntario aseguran que lo mejor que les puede pasar es rescatar a una persona con vida. Por ese motivo, acuden al llamado de auxilio cada vez que sus servicios son requeridos. El ayudante de primera Claudio Quinteros integra los Bomberos Voluntarios de La Matanza y realiza sus labores en el destacamento N° 5, de Virrey del Pino, tiene 47 años y está celebrando su día. Al igual que muchos de sus compañeros, tiene una vida cargada de experiencias, pero, por encima de todo, cuenta con una marcada vocación por ayudar al prójimo.

“Hace 16 años que estoy dentro de la institución, hace 15 que soy bombero y pertenezco al Cuartel V de Virrey del Pino”, comentó Quinteros en comunicación con El1 Digital. Además, destacó que desde chico tuvo vocación de servicio. “Empecé trabajando en los barrios: primero, quise ser policía y, por distintas circunstancias, no se dio y, después, entré a Bomberos y el primer día me di cuenta de que es lo que quería hacer”, rememoró.

Después de tantos años dentro de la institución, Quinteros pasó por muchas situaciones: “Recuerdo la explosión de la fábrica de aerosoles en 2007 y, también, el incendio de la fábrica de gaseosas... en cada uno de los servicios que te toca participar, siempre, vas a encontrar una historia de vida”. “Hay miles de anécdotas para contar, pero, para mí, lo mejor que le puede pasar a un bombero es cuando rescata a una persona con vida”, indicó. 

“Recuerdo que, una vez, recibí un llamado y percibí en ese momento que la persona me estaba llamando desde adentro del incendio y resultó que era un colaborador de Bomberos que nos hace toda la parte eléctrica; por suerte, pudimos rescatar del fuego a toda su familia y, hoy, todos están con vida, recordó.

Las historias, los relatos y la vida privada y familiar de los bomberos voluntarios, en muchas ocasiones, se ven entrelazadas: “El 18 de noviembre de 2012, falleció mi hijo Jonatan; el 24 de diciembre de ese mismo año, me tocó hacer un parto de un nene que estaba a punto de ahorcarse con el cordón umbilical, y ese bebé, que tiene el mismo nombre que mi hijo fallecido, once años después me ayudó a apagar el incendio de un pastizal... como te darás cuenta, las anécdotas son muchas”.

Por otra parte, Quinteros indicó que, por sus servicios como bombero, no recibe ninguna remuneración económica. Por ese motivo, debe realizar otras tareas para ganarse la vida: “Trabajo para Bomberos, soy lo que se denomina base de cuartelero, una especie de portero de edificio que está cuidando el cuartel y atiendo los teléfonos de emergencia; además, hago remís y changas de pintura y electricidad”.

Al igual que a millones de argentinos, la pandemia del coronavirus alcanzó a Quinteros: todavía sufre las secuelas de haber padecido la enfermedad. “Tuve COVID-19, que se puede dar en tres niveles, o sea leve, moderado y grave, y lo mío fue moderado, por suerte pude salir; si bien todavía sigo sufriendo las consecuencias, por suerte y gracias a Dios, estoy acá”, señaló.

A la hora de hablar de su familia, asegura que saben que su misión es riesgosa: “A veces, podemos salir y no volver, y, más allá de que tendrán ese miedo, saben que, si algún día me pasa algo, será desempeñando un servicio con la satisfacción del deber cumplido”. “Porque, como un compañero suele decir, ‘de donde todos huyen, nosotros entramos”, concluyó.

Quienes precisen comunicarsecon los Bomberos Voluntarios pueden hacerlo al 11-2127-4149, que es el teléfonodel destacamento de Virrey del Pino, y al 11-4658-2222, el número delCuartel Central de La Matanza.