Vocación de servicio a la comunidad: los Bomberos Voluntarios matanceros celebraron su día

Laura Farías, Marcelo Boreika, Aníbal Becerra y Grisel Ramírez recordaron las razones que los motivaron a unirse al cuartel de Isidro Casanova y los sacrificios que les demanda esta profesión.

Como cada 2 de junio desde 1984, en Argentina, se celebra el Día Nacional del Bombero Voluntario en honor a la fundación del primer cuerpo de bomberos del país, en el barrio porteño de La Boca. En el marco de esta fecha, El1 Digital se acercó al cuartel de Isidro Casanova, ubicado en Islas Malvinas al 2.850, para conmemorar la vocación de servicio de cada uno de ellos.

Laura Farías, Marcelo Boreika, Aníbal Becerra y Grisel Ramírez son solo algunos de los bomberos que se desempeñan en el cuartel de dicha localidad, quienes recordaron sus orígenes, sus motivaciones para unirse al cuerpo local y los primeros pasos en este noble oficio.

“Recuerdo que era muy chiquita, tenía aproximadamente nueve años, y la casa de mis padres se había inundado. Los bomberos vinieron a sacarnos y todo eso llamó la atención”, comentó Farías. Años después, decidió anotarse, pero, en aquel momento, no recibían mujeres porque el espacio “no estaba preparado para el personal femenino”.

“Esperé un tiempo y en 2011 me anoté. Para mí, aquel que quiere ser bombero requiere de mucha fuerza de voluntad porque esta actividad es muy sacrificada: nosotros de repente dejamos cumpleaños, aniversarios y a la familia, que si bien a veces se enoja, siempre nos apoya porque, sin su contención, no estaríamos acá”, destacó.

Por su parte, el ayudante Aníbal Becerra le comentó a este medio que su camino con los Bomberos Voluntarios comenzó a partir de unos compañeros que ya se desempeñaban en el cuartel. “Un día pasé, me puse a hablar con ellos y empecé. Ya pasaron 21 años y siempre estuve en el mismo destacamento: esto es como un vicio, y es entendible porque, a veces, llegás a tu casa, suena la sirena y te tenés que ir”, indicó.

La historia de Grisel Ramírez también comenzó a través de un conocido, en este caso, su hermano, quien se desempeñaba como cadete: “Me contaba todo lo que hacían y a mí me llamaba la atención. Quise venir a intentar ser bombera; ya hace ocho años que presto servicio aquí en Isidro Casanova. Considero que, para ser bombero, se necesita del apoyo incondicional de la familia y las ganas de ayudar al prójimo sin ningún tipo de interés”, recordó.

Una labor sacrificada

Si bien cada uno de los bomberos llega a los cuarteles de diferentes formas, Farías destacó que, una vez que comienzan el trabajo, “nadie se quiere ir más”. “Desde el momento en el que suena la alarma, nuestro cuerpo se activa y sabemos que iremos a un lugar en el que vamos a correr peligro, porque el fuego es algo a lo que le debemos tener respeto y aprender mucho de él para poder atacarlo”, manifestó.

A pesar de las lastimaduras, golpes, situaciones delicadas y enojos, todos ellos eligen esta labor una y otra vez. Afortunadamente, todo ese trabajo es agradecido por la comunidad. “Hoy tuvimos la visita de un señor que fue víctima de un incendio en su casa y los compañeros lo rescataron. En el Día Nacional del Bombero Voluntario, decidió saludarnos y agradecernos: esas cosas nos llenan de alegría”, celebró el ayudante Marcelo Boreika, quien se unió al cuartel hace 14 años.

Nuevas adquisiciones

Este viernes por la tarde, en el Cuartel Central en Ramos Mejía, se convocó a toda la comunidad para presentar cuatro nuevas unidades. “Tenemos equipos nuevos y más material. Estamos mejorando como cuerpo de bomberos voluntarios para prestar servicio a los matanceros”, destacó Farías.