Vacunación pediátrica anticovid: “La prevención resulta de suma importancia”, destacan

La vacunación pediátrica anticovid para niños de entre seis meses y tres años continúa en el país y, el último jueves inició la campaña en La Matanza. En este contexto, la infectóloga pediatra y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), Elizabeth Bogdanowicz, planteó: “Está comprobado que las vacunas son eficaces”.

En una nota con El1 Digital, la especialista se refirió a la importancia de proteger a los más chicos: “Por lo menos en las primeras dos olas tenemos de un cinco a seis por ciento de chicos que fueron casos graves y un 30 por ciento de chicos que requirieron internación con oxigenoterapia. Todos estos datos son para dejar en claro que, si bien la afectación pediátrica es menos grave que la que puede presentar el adulto, en la pediatría no siempre el covid es una enfermedad benigna y sin mayor tipo de complicaciones. Los chicos, al igual que los adultos, hacen síndromes post covid y, por lo tanto, la prevención resulta de suma importancia”, resaltó.

En este marco, sumó: “Además, si uno quiere tener mayor impacto en lo que es la inmunidad de rebaño y en la limitación de la circulación de la actual cepa Ómicron en la comunidad, es importante que la mayor cantidad de la población esté vacunada en sus distintos grupos etarios”.

“Con la vacunación de las embarazadas, que nosotros también propiciamos, tenemos pasaje traspasivo de anticuerpos, de manera tal que los más chiquitos en los primeros meses de vida tienen los anticuerpos que pasan a través de la placenta de una madre bien vacunada. Ahora empezamos a vacunar a los chicos de entre seis meses y tres años… y está claro que la vacunación efectiva contra la cepa Ómicron requiere por lo menos del esquema primario (dos dosis) más un refuerzo”, marcó la infectóloga pediatra.

La postura de los padres

La vacuna pediátrica contra el coronavirus no está dentro del Calendario Nacional obligatorio, pero si es recomendada por los profesionales de la salud. Por esta razón, los padres suelen tener inquietudes a la hora de llevar a inocular a sus hijos. “Están necesitando que se les ofrezca alguna información más certera e integral para vacunar a los chicos con mayor tranquilidad. O sea que esto significará, a su vez, un esfuerzo adicional para el pediatra, quien tendrá que darle mayor seguridad a los padres para que comiencen a vacunar a sus hijos. Esto pasa porque no se percibe al COVID-19 como una enfermedad grave en los más chicos, no se piensa que el más pequeño también puede contagiar”.

Y cerró: “El COVID-19 nos mostró lo que es un mundo sin vacunas. Todos hemos percibido como el comportamiento de la propia enfermedad cambió desde el inicio de la vacunación, no es que la enfermedad desapareció, pero la vacunación está destinada a las formas graves y a reducir la circulación comunitaria. Es evidente que ya no tenemos las terapias intensivas llenas, que ya no vemos morir a las personas de la tercera edad ni a los adultos con comorbilidades. Por eso, nos parece que los niños no pueden quedar afuera de estas iniciativas, ellos también deben ser beneficiados con lo que las vacunas han logrado y, teniendo datos concretos que muestran su eficacia y su seguridad, no hay ningún motivo para evitar que los chicos puedan tener estos beneficios”.