Payamédicos, la risa que espanta el dolor

El payamédico José Pellucchi habló de las intervenciones que hacen en hospitales de todo el país. Esta actividad artística se propone acompañar al paciente y hacerlo olvidar de sus preocupaciones. “Comprobamos que la risa ayuda a bajar la presión”, dice con una sonrisa, claro.

La sufriente espera de los pacientes internados de los hospitales está llena de preocupaciones, aunque la buena voluntad de familiares y profesionales busque aliviar el clima. Para que esas cabezas dejen de maquinar pensamientos negativos, existen seres humanos solidarios que se ponen el traje de payasos. No van al circo. Se paran frente a la cama de los enfermos para hacer su rutina y robarles una sonrisa.

José Pellucchi es médico psiquiatra y actor. Una vez, mientras recorría las habitaciones de un hospital, improvisó ante los enfermos parte de una obra que representaba en el Teatro San Martín. Y ese momento representó una epifanía, un descubrimiento: las personas postradas en la cama comenzaron a reír, a distraerse del mundo que los rodeaba, lleno de tubos, agujas y monitores. A partir de ese momento, José se convirtió en “payamédico” y en el fundador de una organización nacional que los agrupa.

“Es hermoso ver a una persona que está entubada y, cuando aparece un payamédico, empieza a reír”, contó Pellucchi a Radio Universidad, al tiempo que afirmó que ese juego que propone tiene efectos en el paciente a corto y mediano plazo: “La risa libera endorfinas y baja la presión arterial”.

El mundo está lleno de gente con buenas intenciones, pero ese voluntarismo no alcanza para ejercer como payamédico: “Hay un protocolo y se exige mucha responsabilidad”, aseguró. En ese sentido, los payamédicos son muy cuidadosos con las palabras que usan frente a este público especial. Así, evitan hacer alusiones que puedan despertar sentimientos de tristeza o malestar en la mente del que escucha: “Nada que le despierte un mal pensamiento. Tampoco vamos a hablar de la realidad o del precio del dólar. Lo nuestro es fantasía pura”.

La organización de payamédicos llega a todo el país y también al mundo, sin costo. Hay profesionales que se fueron de Argentina y replican el método en los lugares en que residen, como Chile, la India y el Congo. Además, José cuenta que hay colegas que antes fueron público, es decir, pacientes y que ahora, después de muchos años, se pusieron el traje de payamédicos.

El vínculo con los hospitales se hace de manera formal, aunque el primer contacto de acercamiento para pactar una visita lo haya hecho un médico o un paciente. También se visitan domicilios. Y, durante la pandemia, los payamédicos comenzaron a explorar el mundo virtual por medio de las plataformas. Esta modalidad se mantiene con muy buenos resultados. “Aprendimos mucho sobre cine y, ahora, estamos en condiciones para ir al casting de cualquier película y salir airosos”, bromeó.

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