La muerte del Papa Francisco y la ausencia del principal constructor de discursos de amor
El psicólogo Giancarlo Quadrizzi reflexionó al aire de Radio Universidad sobre la muerte del Sumo Pontífice Argentino.
Por Giancarlo Quadrizzi*
Cada presencia deja una ausencia que no es igual. Supongo que a mucha gente le debe estar pasando lo mismo con esta ausencia del Papa Francisco que nos deja huérfanos de discursos de amor.
En este contexto, surgen dos ideas fuertes: una es la del discurso de amor. Siempre estamos hablando del discurso de odio y sus consecuencias. En ese punto recuerdo a Freud diciendo: “El día que alguien tiró una piedra y la otra parte respondió con un insulto, hubo un gran avance en la humanidad”. O sea, que pudimos dejar de tirarnos con piedras y flechas y pasamos a la palabra.
Pero ese camino que va de la flecha a la palabra también tiene su vuelta atrás, que va de la palabra a la flecha. Si no le damos su dignidad a las palabras las mismas se transforman en golpes y esto Francisco lo señaló muy bien cuando dijo: “Recordemos que antes de pasar a la violencia física, siempre hubo violencia verbal”.
En este sentido hay que pensar al Papa Francisco como un constructor de discursos de amor. Es decir, discursos que permiten reconocernos como partes de una humanidad, que permiten revertir en cierto sentido aquello que hizo Isabel La Católica cuando echó a los musulmanes y a los judíos de España que, por cierto, habían hecho un gran aporte y de alguna manera empieza a construir este mundo globalizado y sectorizado que tenemos ahora.
El Papa Francisco siempre nos recordó que somos todos humanos, que probablemente Jesús sea un niño palestino, que establece vínculos con otras religiones. Un Papa que claramente construyó su obra poniendo en el centro a los marginales que el capitalismo expulsó.
*Licenciado en Psicología (MP 81.769).