La ludopatía y su evolución social a través de las distintas épocas

El psicólogo Giancarlo Quadrizzi se refirió a los problemas que acarrea la ludopatía tanto para quien la padece directamente como para su entorno.

Por Giancarlo Quadrizzi*

Es necesario el reconocimiento del juego como una parte muy importante de la vida: se lo entiende como una manera de aprender porque cuando lo hacemos es divertido y, por un momento, se transforma la realidad. Sin embargo, es importante analizar qué pasa cuando el juego deja de ser algo divertido y pasa a ser algo que uno no puede controlar y que destruye la propia subjetividad, además del daño que se le hace al entorno en un contexto de ludopatía.

Respecto a esto, solamente quienes lo viven pueden dar cuenta de esto: cuando deja de ser un juego es cuando la persona no tiene mejores herramientas para enfrentar sus problemas que jugar a algo. Cuando se piensa en los juegos de azar, se puede ver que tienen una presencia muy importante en la historia de la humanidad. Históricamente, fueron uno de los métodos de adivinación, por ejemplo, porque uno podía ir al templo de Delfos a consultar con el oráculo. En todo hay algo del azar, incluso en la Biblia.

Otra cosa muy distinta a todo esto es que pongan bingos en todos los barrios, como pasó en la década de los ´90s. Lo que en algún momento era un ordenador social, que podía tener su excepción a la regla de lo cotidiano, en un momento explotó y ahí es donde tenemos un problema porque gente que nunca habría tenido una ludopatía empieza a tener los bingos en el barrio, al alcance de la mano. Después se empezaron a infiltrar los problemas del juego, incluso, a través de los teléfonos celulares. Esto lleva a pensar en qué medida es controlable. Y si no estamos haciendo entrar un Caballo de Troya que está explotando la forma más patológica de la subjetividad que genera el sistema.

Hay personalidades a las que jamás les va a entrar una bala por el lado del juego y hay temperamentos que van a caer rápidamente: el asunto es la disponibilidad. Incluso, hay algo en la esencia del juego que tiene que ver con lo humano y lo que se juega con el destino de preguntarle si una persona es afortunada o no. Las personas que tienen consumos problemáticos no plantean que tienen un problema, sino una solución. Esto, a veces, no se puede controlar; pero sí se pueden controlar las políticas públicas.

*Licenciado en Psicología