¿Hay solución a la problemática planteada por la edad de imputabilidad?

El abogado penalista y ex juez Eduardo Geromé habló en Radio Universidad sobre la edad en la que los menores son y deberían ser juzgados y comparó el sistema penal del país con el del resto del mundo.

Por Eduardo Gerome*

El sistema penal vigente en Argentina dictamina que los menores son imputables, es decir, pueden ser juzgados, recién a partir de los 16 años. Esta responsabilidad tiene características como que solo pueden ser juzgados por delitos de cierta gravedad y, en el caso de que se los juzgue, el procedimiento es el mismo que se le hace a una persona mayor de edad, donde se determina si el menor es o no responsable.

Argentina es un país que está fuera de todas las normas o de los cánones de lo que pasa en todo el mundo con respecto a la edad de imputabilidad. Por eso debemos analizar por qué nosotros nos distinguimos, ya sea para bien o para mal. Cuando analizamos las tablas de los regímenes de menoridad en el resto de los países de América, vemos que algunos países tienen pena para los menores a partir de los 14, trece o incluso doce años. Argentina, junto con Cuba, son los únicos que la mantienen a partir de los 16.

Estos países que juzgan a los jóvenes desde tan pequeños tienen regímenes especiales para la minoridad donde se los trata de una manera determinada, como tenerlos bajo un instituto, pero lo importante es que tienen responsabilidad penal desde los 14. Aquí debería ser similar, donde el menor sea responsable penalmente y, después, se analiza lo que se hace con él.

Hoy en día, pareciera que lo que se quiere es dejar que los menores hagan lo que quieran y mañana, cuando sean mayores, se intensifique su raíz delictiva porque estaban parados en la oscuridad. Pero ese no es el objetivo: a partir de cierta edad, los niños conocen lo que es el bien y el mal, y por eso no podemos esperar y dejar pasar los años con la esperanza de que el menor cambie repentinamente.

Debemos analizarlo desde una perspectiva amplia en que el juez que tome un caso similar analice lo que le sucede a ese chico y el Estado tenga las instituciones adecuadas para que los niños, y también los mayores, tengan un lugar donde pagar sus delitos; una sociedad debe tener premios y castigos. La Justicia, por su parte, tiene que demostrar que es independiente y rápida, que no es lenta.

Los jueces deben tener en cuenta esto para que la mirada de la gente cambie respecto de ellos. Y eso, aunque parezca difícil, es posible, pero no va a cambiar de la noche a la mañana: es un trabajo largo y con gente apta para eso.

*Abogado penalista, exjuez