Caso Báez Sosa: posibles desenlaces para los acusados del crimen

El abogado penalista Hugo López Carribero analizó en Radio Universidad las distintas condenas que podrían recibir los ocho rugbiers.

Por Hugo López Carribero*

Sin dudas, este es un caso que traspasa todos los límites: hay una situación de interés social muy genuino para saber cómo se resuelve en función de que todos tenemos hijos, sobrinos y nietos que salen a divertirse y están expuestos a los peligros de la noche, algunos por propia voluntad o involuntariamente, con presencia de una violencia patente. Tres años no es mucho tiempo para el Poder Judicial, aunque sí lo es desde el punto de vista social.

No es muy habitual que todos los imputados vayan presos, pero puede suceder. También puede pasar que algunos reciban una pena menor, otros la perpetua o todos condenados con una pena por Homicidio simple. Que alguno de ellos sea absuelto también es una posibilidad, y la sociedad debe estar preparada para cualquier veredicto. Una cosa es lo que es justo y otra es lo que a la sociedad le guste: todos buscamos justicia, condenando y absolviendo siempre y cuando corresponda.

Creo que hay tres escenarios posibles. Uno, donde todos son condenados a prisión perpetua; otro, con muchos de los imputados condenados por Homicidio simple con una pena de ocho a 25 años de prisión; y un tercer escenario con algunos de ellos condenados por el homicidio y otros como partícipes secundarios. En este último caso, se consideraría que prestaron colaboración para que el homicidio se realice, pero no lo cometieron.

La fiscalía tiene un desafío: determinar si los golpes iniciales y finales eran solamente para pelearse o si la intención fue preparar el escenario para que el otro mate. Aquí se deberá probar la intencionalidad y el grado de participación de cada uno de los ocho imputados. Si eventualmente se determina que hubo intención de cometer un delito, la situación se conoce como dolo.

Los ocho acusados son defendidos por un solo abogado y, si bien jurídica y legamente no hay ninguna objeción al respecto, es una situación curiosa. Sin embargo, hay que aclarar que esa situación se pudo mantener en el tiempo porque no se echaron la culpa entre ellos. De haber ocurrido eso, inmediatamente se debía separar a los imputados y asignarle un nuevo abogado a cada uno.

La defensa tiene el reto más importante, porque en este caso hay pluralidad de autores y debe defender a todos sin perjudicar a ninguno, sobre todo, a la hora de los alegatos. Allí, el abogado defensor tendrá que sacar a flote todos sus conocimientos jurídicos y, especialmente, mantener el temperamento de equilibrio.

*Abogado penalista