Las relaciones sexoafectivas y las nuevas formas de vincularse a través de las aplicaciones de citas

La psicóloga Viviana Wapñarsky explicó las características y consecuencias de conocer a otra persona a través de las redes sociales, sin importar la edad.

Las tecnologías, de la mano de las redes sociales, han transformado las maneras de vincularse con el otro. La psicóloga Viviana Wapñarsky, especialista en terapia de pareja, analizó al aire de Radio Universidad cómo actúan las aplicaciones de citas en la sociedad contemporánea y explicó que “ayuda a encontrarse y a desencontrarse”. Para Wapñarsky, sexóloga de la Clínica Favaloro, después de la pandemia “todo lo virtual” tuvo un “boom”, pero se debe entender que esa posibilidad “no es la única”.

Según la especialista, es difícil crear un perfil y pensar cómo describirse, “sobre todo las personas más grandes”, porque “no se encuentran con ese medio”. Hay una sensación de acostumbramiento que, de acuerdo a Wapñarsky, desencadena problemas en uno por el desencuentro, el no saber en quién o en qué creer, o en que el otro desaparezca de pronto porque las redes dan esa “posibilidad de anonimato”, un fenómeno de “esta cultura desechable”que generó que muchas personas hayan podido formar vínculos y otras no.

Asimismo, también perjudica la autoestima: la aplicación en un principio muestra en el perfil de uno “muchos clicks y muchos matchs”, pero “de pronto cae al subsuelo” cuando esto no avanza. “Por ahí, los más jóvenes la toman tal vez más naturalmente y a los grandes nos cuesta más”, manifestó Wapñarsky. Sin embargo, también remarcó que se deben tomar estas prácticas como “parte de la cultura” que siempre sucedieron: “Cuando uno se paraba en la barra de la disco también nos vendíamos, nos poníamos la ropa que queríamos mostrar, nos peinábamos... en ese sentido, cómo nos vendemos con los vínculos es parecido, pero hay una ilusión de que en las redes esto es automático”.

La también integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana afirmó que estos métodos funcionan en patologías como las fobias, que permiten animarse por las pantallas “antes del cara a cara”. Pero, de igual manera, generan trastornos de alimentación y ansiedad debido a los filtros que se pueden aplicar y detonan en el momento de “mostrarse de verdad”.

“La tecnología está ya instalada y es una herramienta más; si la sabemos utilizar bien, es muy buena, pero no nos olvidemos de lo personal, del tocarnos, de conocernos presencialmente, que también es fundamental para los vínculos”, planteó Wapñarsky.