Juan Enríquez: “Falta un diez por ciento de urbanización en Villa Palito”

El coordinador general de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios de La Matanza y vecino del barrio Almafuerte destacó el progreso urbanístico en esa barriada de San Justo y reconoció: “Hoy, el problema más grande para las nuevas generaciones es el de la tierra, porque no hay espacio”.

Juan Enríquez, coordinador general de Urbanización de Villas y Asentamientos Precarios de La Matanza y vecino del barrio Almafuerte, en San Justo, dialogó con Radio Universidad en la ex Villa Palito y detalló cuál es el grado de avance de la urbanización de ese histórico barrio popular matancero, una iniciativa que comenzó en 1999 con el respaldo de Alberto Balestrini, por entonces candidato a intendente, así como con la firma de acuerdos para la construcción de 360 viviendas por parte de Néstor Kirchner tras la salida de la crisis 2001-2002.

“Está quedando (pendiente) un diez por ciento (de la urbanización). Estamos viviendo esta última etapa un poco agridulce, porque están quedando los últimos vecinos. Siempre digo que el Estado tiene que ir delante de los problemas. Tiene que ir más rápido, porque nosotros llevamos 23 años comprometidos y ya estamos peleando con la nueva generación que no tiene vivienda. Cuando nosotros arrancamos, pudimos gestionar la vivienda para los abuelos, para los padres y para nosotros. Ahora ya están los hijos y los nietos. Pasaron 23 años... Entonces, hoy nos cuesta resolver el problema habitacional, pero el problema más grave es el de la tierra, porque no hay espacio”, analizó Enríquez en conversación con el equipo del programa Nada es lo que parece, que transmitió desde el barrio.

“De los vecinos originales, te puedo asegurar que ya está (con viviendas urbanizadas) más del 90 por ciento. Y el problema que teníamos con ellos era que no creían (en la urbanización)... es importante que sepamos que cuando vos intervenís en una villa no hace falta que te crea el 50, el 70 o el 80 por ciento de los vecinos. Es al revés: tiene que haber un porcentaje mínimo porque, si no, la ansiedad de la gente hace que no le puedas dar respuesta a todo y no hay Estado que puede responder a eso. Por eso la planificación”, explicó Enríquez.

“Para hacer estas transformaciones tiene que haber, primero y principal, una buena organización comunitaria como tenía Villa Palito. En segundo lugar, tiene que haber una decisión política, tanto municipal como provincial y nacional, y un equipo interdisciplinario que pueda hacer el anteproyecto”, marcó.

Urbanización y recuperación identitaria

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También, Enríquez recordó parte de su historia de toda una vida como vecino y, luego, como referente comunitario del barrio. “Se llamaba Palito porque la gente empezaba a marcar los terrenos con palitos, hacían caminitos con palitos; era una de las teorías, la que me cuenta mi vieja... nosotros éramos antipartidarios. Te hablo en primera persona, y muchos jóvenes que me acompañaron pensaban igual. Alberto Balestrini, que fue el primer político que conocimos, era una persona común y corriente. Siempre cuento que Balestrini me hizo escuchar la Marcha Peronista. Así que no es que soy peronista hace muchos años. Después de él, automáticamente lo trajo a Néstor Kirchner. Cuando plantean el tema de la urbanización, Villa Palito tenía un estigma donde vos, si eras de Villa Palito, o eras chorro, o vago, o no querías crecer, o decían (quienes no son del barrio) ‘tené cuidado”.

En este sentido, junto a la mejora radical en la calidad de vida de los vecinos que trajo la urbanización, Enríquez también destacó que se empezó a resquebrajar el estigma social impuesto sobre los habitantes del barrio. “Nosotros, hoy, nos sentimos identificados con Villa Palito, estamos orgullosos, es nuestra identidad. Antes, muchos bajaban de los colectivos en calles linderas a Palito... ahora, por ejemplo, la idea es que, con la integración de las trazas urbanas, puedan pasar dos o tres autos que pueden ser de Palito o no. Eso, para nosotros, es muy importante: recuperar la identidad. Almafuerte es el nombre que el Estado le puso al barrio. Villa Palito lo puso la gente”, diferenció.